


En un mundo en el que el deber se prioriza sobre el placer, cualquier asunto llega a ser más importante que conectarte con el hombre que elegiste
Por Denise Tempone
Si pensabas que la pasión no tenía calendario, que se burlaba de la planificación y que lograría siempre abrirse paso en tu congestionada agenda, a esta altura ya debés haber sufrido algunas decepciones y seguramente estés replanteándote la idea. La prensa de la pasión tiene ciertas fórmulas que nos llegan a través de novelas, películas y revistas y que se petrifican en nuestra mente a modo de verdad. Una de esas claves infalibles asegura que un encuentro íntimo siempre llega de la mano de la espontaneidad, el arrebato y cierto rapto de inconciencia. Es muy romántico, pero también cómodo, creer eso. Sucede que la vida corre y un buen día caés en la cuenta de que, ¡uffff!, si no te hacés el tiempo para ciertas cosas, ¡esas cosas no suceden! Porque estamos muy pendientes de lo urgente y obligatorio y el sexo no es urgente ni obligatorio.
En un mundo en el que el deber se prioriza sobre el placer, cualquier asunto llega a ser más importante que conectarte con el hombre que elegiste. Por eso, si vivís esperando el momento ideal para el romance pero este nunca llega, es hora de que te enteres: ¡no existe el momento ideal! Lo que sí existe es la voluntad de crearlo. Y eso puede ser aun más mágico que cualquier rapto de pasión. Abrí tu agenda y anotá.
Cita hot
El sexo requiere atención. El compañerismo y la complicidad son elementos demasiado valiosos e importantes como para dejarlos librados al destino. Esperar hasta la hora de irnos a dormir para reencontrarnos con nuestra pareja es destinarle las sobras de energía (en el caso de que queden) a nuestro compañero de vida. Ninguna relación que valga la pena merece eso. ¿De qué se trata, entonces, una date sexual? Se trata de fijar un día (o dos, ponele) y un horario para enredarte entre las sábanas con él. Sí, así como lo estás leyendo. No es reservar un turno para algo ocasional, es sumarlo a tu lista de actividades programadas y mantenerlo a lo largo del tiempo, con cierta frecuencia y duración. Antes de que se te escape una sonrisa burlona o que te sientas una loser total con solo pensarlo, permitite conocer por qué muchos sexólogos recomiendan esta técnica para parejas estables, a las que la urgencia de las primeras épocas se les esfumó del cuerpo.
El deseo atrae el deseo
El deseo es como un músculo, hay que ejercitarlo para que no se atrofie con el tiempo. Como un idioma que aprendiste a hablar, hay que ponerlo en práctica, mantenerlo presente y divertirte con él. No se trata de "podar" las ganas, sino de encausarlas, de estructurarlas, para desatarlas en un momento oportuno. Tal vez te suene demasiado racional, robótico y hasta embolante, pero no prejuzgues. ¿Acaso no es más deprimente seguir de largo con la rutina ad infinitum? Estipular una cita sexual semanal (o de la frecuencia que vos decidas, puede ser diaria, ¡cada pareja elige!) te permite transitar esa tormenta de obligaciones con la perspectiva de saber que hay un oasis, un remanso, un patio de juegos, esperándote con complicidad. La sola idea ya comienza a funcionar.
Liberá espacio
Si estás considerando la propuesta, empezá por mirar tu cronograma de actividades. ¿Qué cosas se pueden mover para que, justo cuando los chicos entran a inglés, ustedes entren a la carga? ¿No querían tus hijos ir los sábados a la pileta? ¿Podrías robarle un día a yoga? Romper el estado de las cosas es lo que más cuesta, así que seguramente encuentres resistencia, tuya o de tu pareja, ante este planteo. Tal vez la necesidad de llevar una vida "eficiente" te lleve a considerarlo, incluso, un uso ocioso del tiempo. Tal vez, en el fondo, te asuste volver a encontrarte a solas con él. Superen los "pero" y avancen. Al menos dense un plazo de dos meses para probarlo en serio.
Seteá detalles
Pueden empezar con todo e inaugurar esta etapa con un primer encuentro en un lindo hotel. Pueden también arrancar a solas (¡por fin!) en su propia casa, buen vinito de por medio, o partir desde un barcito y decidir juntos cómo seguir. La idea es que vuelvan a invitarse, a noviar, aun cuando no tengan toda la noche por delante y los recursos sean limitados. Todo esto significa buscar estímulos, recuperar el placer, abrir el diálogo y volver a mirarse. Gran parte de la atracción está en la mirada, en la escucha atenta y en hacerle saber al otro que es valioso y especial. No importa tanto el formato de la cita y ni siquiera importa que el sexo sea feroz, sino que se logre esa conexión que trasciende lo meramente corporal.
Jugátela
Si vas a hacerlo, hacelo. Que no lleguen las 12 p. m. de ese día y se te haya pasado el tren. Venga lo que venga, no lo postergues, aunque sea un "rapidito". Y que sea divertido. Entrá por fin a dar vuelta esos locales de lencería que ves mientras corrés a buscar a los chicos al colegio, estrená ese perfume que aún guardás cerrado en la cajita y –¿por qué no?– investigá sobre las novedades en cosmética sexual en internet. No hace falta que la sorpresa sea súper sexy, tal vez solo se trata de comprar la comida favorita de ambos y armar la mesa con velitas en el balcón o comenzar a besarlo y no parar. Recordá que es el mimo lo que importa y no el desplazamiento. Pequeños gestos pueden traer grandes cambios.
Movete
Preparate para descubrir cosas de vos misma y de tu compañero. Cuando la rutina se depositó como el polvo sobre los muebles, cualquier movimiento puede levantar ciertas suciedades que parecían invisibles. Podrías darte cuenta de que en realidad lo evitabas porque no te sentías nada sexy por una autoestima hecha polvo o que, en realidad, no te interesa intimar con él porque no te sentís deseada. Lo que sea que esté saliendo a la superficie, dejalo correr. Lo ideal es que puedas tratar estos sentimientos con tu terapeuta o que hagas un hondo trabajo sobre vos misma. Incluso él también podría llegar a salir con issues (esto también es parte de intimar), pero en la date sexual accioná, a veces esa conexión que les estaba faltando se sacia con el contacto, sentirse, besarse, un orgasmo (¡o varios!). En fin, reencontrarse con él y con vos misma.
Claves para que funcione
-Que la cita sea práctica: si tenés que manejar una hora para concretar el encuentro o correr desaforada para llegar, no lo vas a poder sostener.
-Que no se interrumpa: nada de smartphones en la cama, ¡por favor!
-Que no sea obligatoria: claro que se puede correr o suspender alguna vez. No sean rígidos, pero tampoco tan flexibles, una cita es una cita.
- Que empiece mucho antes: con mensajitos, con mails, con indirectas durante los días y horas previas.
-Que se anticipe: andá buscando detallecitos para agregar en el encuentro. Un perfume, un nuevo peinado...
-Que dure mucho después: mantené los guiños, los chistes, la complicidad.
-Que no se interrumpa: nada de smartphones en la cama, ¡por favor!
-Que no sea obligatoria: claro que se puede correr o suspender alguna vez. No sean rígidos, pero tampoco tan flexibles, una cita es una cita.
- Que empiece mucho antes: con mensajitos, con mails, con indirectas durante los días y horas previas.
-Que se anticipe: andá buscando detallecitos para agregar en el encuentro. Un perfume, un nuevo peinado...
-Que dure mucho después: mantené los guiños, los chistes, la complicidad.
Experta consultada:Dra. Marta Rajtman, Nuestra sexóloga.
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