"Respirá serenamente, no pierdas consciencia del centro, que la emoción no te tense". Algo así le aconsejé a Guada (Lupita) un rato antes de que su texto se publicase.
Y en el mismo instante en el que escribía mis consejos técnicos, me recordé: "Vos también hacelo. Ningún festejo ni acontecimiento en tu vida puede ser más valioso que tu propia calma. No transes. No la entregues por nada".
Por suerte, esto de festejar el cumple con amiga de mi hija me hizo sentir más acompañada que nunca. Y Paulina, la mamá de Clara, tiene el equilibrio justo: se involucra, se mueve ("¿cuándo elegimos salón?", "te paso a buscar con el auto para ir a comprar souvenirs al Once", "definamos la comida"), pero va tranquila. Es pancha. Es de las que chistan cuando algo no se puede, "y bueh... todo bien, jaja, la van a pasar bárbaro igual..." y se ríe. ¡Ay, qué placer!
Ya le dije: ojalá este cumpleaños nos salga bien y las niñas continúen siendo amigas, así repetimos el año que viene.
¿Qué más contarles? Hoy me tengo que cortar el pelo. Voy a volver a meterle los cuernos a mi peluquero de cabecera con otro que me queda a muy pocas cuadras de mi departamento. Estoy muy pragmática. Y sí. Este nuevo peluquero corta muy bien, así que, Santiago, teneme paciencia, ya volveré por Belgrano.
¿Qué más? Ah, sí, estoy haciendo un menjunje, ¿o cómo se llamaría esto? ¡Un popurrí! Un salteado de temas varios porque... porque sí. Porque así lo siento.
Tengo un regalo en proceso. Me regalaron un voucher para ir a conocida librería y comprarme 1 o 2 libros, según el precio que tengan. Termino de escribir este texto y salgo. ¡Después les cuento!
Ah, otra cosa. En breve en el jardín de mis hijas se está festejando la fiesta del jardín, una fiesta de fin de año en la que se ofrece un taller por aula y hay espectáculos artísticos y kermeses y juegos. No, no las estoy invitando, no podría. Sí quería contarles que este año voy a dar un taller de pintura para los chicos. Estoy chocha. Es una manera de reconectar con aquellos talleres que hacíamos en La Matanza. Vamos a trabajar con témperas y crayones, con papel en blanco, para que pinten libremente, y también quiero darles mandalas. ¿Qué les parece?
(Dios quiera, más adelante, pueda hacer algo con ustedes y sus hijos).
Resumiendo: estoy contentísima. Por todo. Desde hace un mes o un poco más entré como en una avenida de bienestar. No quiero mandarme la parte ni cantar victoria, pero es que yo soy la primera sorprendida conmigo misma. Como nunca y pase lo que pase, me siento disfrutando la vida. O mejor todavía, como hace un tiempo decíamos, me siento honrándola.
¡GRACIAS por estar!
¿Ustedes cómo se sienten? ¿Cómo terminan la semana? ¿Planes o deseos? ¡Bienvenidos todos los pensamientos sueltos!

Por Lula Ruiz
En esta nota: