Por Denise Tempone
A veces las chicas sólo queremos divertirnos, ¿cierto? Nos pasa en la soledad de nuestra habitación cuando nos probamos una nueva tanga y se disparan nuestras fantasías, o en plena jornada laboral cuando el jean roza de más, o en la facultad (previas miradas con un compañero intrigante). Y a esa energía podemos darle cauce. Afortunadamente, los ardores teen y la urgencia de encontrar un hombre que sepa "qué hacer con eso" son algo superado. Hoy, masturbarse es un regalo, un mimo, que bien lo tenemos merecido. Olvídense de los diamantes; las mejores amigas de una chica son sus manos. Te explicamos por qué masturbarte te convierte en una mujer feliz, ¡y poderosa!
Te da poder
Volverte consciente del poder que tienen tus manos (o tu almohada, o tu juguete favorito, o la ducha o ese peluche que guardás desde la infancia) es darte cuenta de que tu placer depende exclusivamente de vos. Y eso, aunque no lo sepas, cambia tu manera de encarar tu vida sentimental. Una mujer que sabe satisfacerse es una mujer que no se va a conformar con el primer "bondi" que se le cruce. No es lo mismo llevar a comer afuera a un desnutrido voraz que a un gourmet.
Previene enfermedades ¡y cura!
"Si decimos que tocarse mejora los niveles de insulina, estabiliza la glucosa, libera endorfinas, mejora los parámetros hormonales, produce analgesia (sustancia que bloquea dolores), mejora la circulación y reduce la presión arterial, no mentimos", explica la psiquiatra y sexóloga Silvia Valente. "Es fácil imaginar lo bien que esto le hace a nuestro sistema inmune", remarca.
Embellece
No es mito, es pura lógica. Autocomplacerse activa los mecanismos corporales que combaten el estrés: las hormonas que se liberan, como las endorfinas y oxitocina, y el estado de relax que se produce contrarrestan el daño que causan las tensiones diarias. Por eso, no es exagerado decir que mejora la vista, el pelo, la piel y la tonificación muscular. Tal vez no es tan importante como respirar, pero tiene todos los beneficios de una actividad vital. Y como si fuera poco, al equilibrar el metabolismo, tiene influencia en la disminución de la grasa corporal.
Mueve toda tu estantería
No lo sabés, pero cuando llega "ese" momento y tu cabeza empieza a disparar imágenes mientras tu cuerpo busca los movimientos exactos, estás movilizando mucho más que tus caderas. Cada vez que te tocás, activás todas las estructuras relacionadas con la sexualidad, que van más allá de la genitalidad y las hormonas: las fantasías, las emociones y hasta sentimientos reprimidos. Es por eso que masturbarte enriquece tu vida interior.
Potencia tu disfrute
Ahora que sabés qué funciona para vos, vas a poder enseñarle a él el camino hacia tu propio paraíso. Pero no se trata sólo de eso. La manera en que te zambullís en su cama es completamente diferente, desprejuiciada y libre. Si en solitario te das el permiso de explorar y divertirte (sin culpas, ni moralinas), acompañada por un buen amante que sepa potenciarte, no vas a conocer los límites.
No exige cumplir requisitos
Existe un momento ideal en la vida de una mujer, cuando no tiene que preocuparse por estar estrictamente depilada, con lencería erótica y alerta a los métodos anticonceptivos y las enfermedades sexuales, y es cuando se masturba. No importa si la dieta dio resultado, si el personal trainer es tan efectivo como prometía y si la luz está prendida o apagada. Mientras en el resto de tu vida todas las banalidades deben ser atendidas, acá la única por complacer sos vos. ¡Disfrútalo!
¿Cómo lo hacés?
Muchas mujeres preparan "ese" momento como si se tratara de una cita romántica, con baño de inmersión incluido, velas, una copa de vino y buena música, pero no son la mayoría. Muchas se masturban para arrancar el día (en la ducha, por ejemplo), mirando la tele después de trabajar o en la cama antes de ir a dormir. Lo llamativo es que no todas disfrutan de prolongar el momento el máximo tiempo posible; la mayoría de las chicas va directo al grano. Entonces, el orgasmo, como modo de relajación antes de dormir, puede tomarle cinco minutos. Otras a veces, el tocarse basta, sin ninguna meta de clímax, y con eso alcanza para sentirse bien.
Generar el clima
Para qué se usa la masturbación es otro tema. Algunas simplemente no pueden encenderse en situaciones estresantes; otras, en cambio, disparan su propio placer justo en los peores momentos de tensión, para aliviarla. Algunas aumentan la frecuencia de autosatisfacción cuando están enamoradas, a pesar de estar teniendo mucho sexo; otras la consideran la mejor aliada para atravesar períodos de soledad. Aunque hayas encontrado lo que funciona para vos, el menú de técnicas es amplio. ¡Servite!
Vestida o desnuda: la exposición intensifica las sensaciones y puede hacerte fantasear de otra manera. Pero muchas veces las prendas sugerentes y su roce también ratonean.
Show o exprés: podés probar si la intensidad del orgasmo responde al tiempo de estímulo. Vos elegís si resolverlo rápido o tomarte todo el tiempo del mundo.
Boca arriba o boca abajo: la presión ejercida sobre zonas clave es diferente; además, cada posición permite liberar diversos ratones.
Con presión asimétrica: tal vez no lo sepas, pero si sos diestra, seguramente despegues al placer más rápidamente si estimulás tus labios inferiores derechos y esa parte de tu clítoris. Si sos zurda, al revés.
Con estimulación acuática: según los expertos, la ducha (por la suavidad) y el bidé (por la presión) son los aliados más comunes de las chicas que prefieren dejar esas cosas en la privacidad del baño.
Con frotes de elementos: muchas mujeres sostienen algo entre las piernas y buscan el roce externo perfecto, ya sea vestidas o desnudas.
Con consoladores: se trata de elementos rígidos con los que jugás como si fuera un pene siempre listo.
Con vibradores: según los expertos, es "la perfecta estimulación". Muchas mujeres aseguran que "del vibrador no se vuelve". ¿La razón? Las vibraciones se dan a una velocidad óptima, de 0,8 segundos. Esa es exactamente la frecuencia en que se producen las contracciones cuando tenés un orgasmo.
Modo kinky: ni te imaginás la cantidad de accesorios extraños que hay. Perlas de placer (parecidos a los collares de tu abuela, para introducir en tu cuerpo y sacar con delicadeza, ¡o no!), vibradores dobles (para estimulación vaginal y anal simultánea) y hasta pincitas para ejercer presión. Si sos de las morbosas, ponete a investigar ya.
Experto consultado: Enrique De Rosa, médico psiquiatra y sexólogo.
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