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¿Qué es el sexo con apego?

Ese sentimiento tan potente que se extiende hacia cualquier persona que nos despierte seguridad, pertenencia y afecto, también se genera en las relaciones sexuales; puede cultivarse con pequeños detalles, como caricias y besos




No es casual que después de tener sexo una sienta una conexión con el otro

No es casual que después de tener sexo una sienta una conexión con el otro - Créditos: Corbis

Por Marta Rajtman
Los comienzos de cualquier relación de pareja en general se recuerdan por la pasión de los primeros encuentros sexuales. Se despierta la curiosidad no solo por el cuerpo y sus sensaciones, sino también por la personalidad del otro. Esto genera una fascinación única, por eso el enamoramiento es, sin lugar a dudas, el mejor afrodisíaco. ¿Qué lo provoca? No simplemente la pasión sexual, sino lo novedoso e incierto de esta nueva etapa. La meta es conquistar a esa persona que excita, se desea y entusiasma.
Ahora, como todas sabemos, si bien la etapa inicial se caracteriza por una frecuente actividad sexual, a todos nos pasa que, con el tiempo, la fogosidad va disminuyendo y es reemplazada por una relación más tranquila, que tiene que ver con otra etapa, en la que reinan el vínculo de apego y la permanencia. Recién entonces reina la calidad sobre la cantidad.

¿Cómo funciona el apego?

Originalmente, el apego se estudió en la relación entre un recién nacido y sus padres, en ese vínculo tan primario en el que el cuidado es fundamental. Pero este sentimiento tan potente se extiende hacia cualquier persona que nos despierte seguridad, pertenencia y afecto, y también se genera en las relaciones sexuales. En el organismo de los varones y de las mujeres existen diferentes hormonas "del apego", que son segregadas con mayor intensidad durante el acto sexual. Estas hormonas producen una sensación de vinculación especial con el otro. No se puede hablar de un apego imposible de romper, pero sí de que es una fuerza real que compromete a la pareja. Por eso, no es casual que incluso después de tener sexo ocasional una sienta una conexión con el otro, que quieras que te haga cucharita ese "extraño" o que te sientas triste si no tenés la respuesta esperada después del encuentro.
El principal efecto del apego es unir a las personas, que una necesite estar con el otro y viceversa. Se trata de un efecto muy positivo dentro del vínculo, independientemente de la frecuencia de encuentros sexuales, que no necesariamente tiene que ser constante. El apego es eso que nos salva de las crisis, las tensiones, el cansancio, las preocupaciones por trabajo, dinero, enfermedades y miles de perturbaciones externas.

¿Cómo despertarlo?

Cuando una está en pareja, debe saber que habrá momentos en los que el interés e incluso la capacidad de respuesta sexual decaerán, y otros en que la pasión se volverá a encender y arderá intensamente antes de apagarse una vez más... y así cíclicamente. Pero cultivar el apego con pequeños detalles, como los besos y las caricias físicas o verbales fuera de la cama, en cualquier momento, es el abono que alimenta esa "planta" que somos con el otro.
Sin lugar a dudas, la perdurabilidad de una pareja es directamente dependiente de los "buenos momentos", y la mejor manera de tenerlos es producirlos. Tal vez la clave sea dejar pasar las cosas que molestan, plantearlas claramente y contribuir a buscar soluciones. Alguna vez alguien dijo que el amor existe cuando la seguridad, los intereses y la satisfacción de la otra persona son tan importantes para uno como la seguridad, los intereses y la satisfacción propios.
Entonces, con una buena cuota de apego, la sexualidad no tiene por qué deteriorarse con el paso del tiempo y la convivencia. Incluso aunque caiga la frecuencia, si la relación es satisfactoria, la sexualidad adulta logra sabores mucho más profundos y duraderos.
¿Cómo mantenés el apego con tu pareja? Contanos tu experiencia.
Minibio de la autora: se recibió de médica en la UBA, se especialiazó como sexóloga y profundizó sus conocimientos estudiando sexología clínica. Además, es vicepresidenta de la Sociedad Argentina de Sexualidad Humana y participa activamente en congresos y conferencias alrededor del mundo. Romper mitos y dar permiso, asegura, son las principales funciones de un sexólogo.

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