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Que me toque




Caprichosa, emocional y atravesada por la nostalgia, así es mi relación con la música.
No me considero melómana ni musicalmente correcta, pero adhiero de pies a cabeza, y cuando digo "de pies a cabeza" lo significo literalmente, adhiero de pies a cabeza a aquella frase de Nietzsche: "sin música la vida sería un error".
En un concierto de jazz en París (había anulado ese recuerdo) lejos de entrar en trance como los que saben, como los entendidos, yo me quedo observando, curiosa, asombrada casi, los milimétricos movimientos de sus cuerpos. Reconozco el poder encantador de la música pero en ciertas escenas me siento inmune a ella.
Recién cuando, tiempo después, vuelva a escuchar esa pieza (en el caso del jazz es tanto lo improvisado in situ que pareciera difícil reproducirla de manera fidedigna), cuando esa música no sea sólo música, sino también signifique aquel viaje, aquel concierto, aquel espectáculo de entendidos de jazz en trance... recién entonces esa música pondrá en juego (conmigo) su encantamiento.
No sé si traje el mejor ejemplo.
Sí, soy de las que escucha cortinas de telenovela de infancia y adolescencia. Solía tener una carpeta, dentro de "Mi música", sólo con temas retro. Cursis, empalagosos, exagerados y sin embargo, para mí eran/son joyas, hallazgos. Como "la madgalena de Proust", una serie de estímulos que activan una oleada de sensaciones-recuerdos, y la certeza, inquietante, de que pasa -y cómo- el tiempo. De que ya no soy una niña ni una adolescente, ni ya la tele es lo que era... Certeza de cambio, de movimiento.
Ojo, también tengo amores a primera escucha. Volviendo a mi ejemplo del concierto de jazz, si en lugar de aquellos músicos supuestamente exquisitos, hubiera habido un cantautor, que a la par de la música mechara alguna palabra o frase, algún sentido clave o significativo (para mí), quizás aquello sí habría sido un caso de amor a primera escucha.
No digo que la música para tocarme deba estar atravesada por palabras...
¿O sí?
Estoy tratando, como verán, entender mi relación caprichosa-emocional con la música.
Como querer explicar por qué una se enamora de ciertas personas y no de otras. Y cuando te ponés a comparar las "enamorables" son tan distintas. Difícil entender el patrón detrás de lo inexplicable.
Lo cierto es que con la música tengo metejones muy extraños.
Al punto que, en determinadas etapas de mi vida, me daba vergüenza que me pregunten: "¿qué escuchás, qué te gusta?" ¿Cómo explicarle a mis compañeros de Filosofía que para cortar con tanta aspereza intelectual, yo bailaba La felicidad de Palito Ortega?
Hablar de mi gusto por Goyeneche, Julio Sosa y Piazzolla era musicalmente más correcto. Silvio Rodríguez y Serrat también dejaron huella en aquellos años. Primeros cantautores que filosofaban barato, pero de modo simple, directo.
Tuve tantos metejones que si me pusiera a armar listado, me olvidaría de varios. Los metejones pueden ser con un tema en particular o con un disco entero (éste es un lindo metejón) y básicamente significan que voy a pasarme varios días, varias semanas, escuchando HASTA EL HARTAZGO, y bailándolo, en el mejor de los casos, el tema o el CD en cuestión.
Y cuando digo "hasta el hartazgo" también lo significo literalmente.
Como si mi única manera de salir de aquel encantamiento fuera hartándome de él.
Bueno, vale, arriesgo algunos nombres. Me encandilé con un compilado con lo mejor de Lennon, con unos CDs de McCartney, con un doble de Pink Floyd, con un par de Goyeneche, como ya les conté, con el primero de Entre Ríos (con Isol), con el primero de Bebe, con varios temas de Jack Johnson, Carla Bruni, Jacques Brel, con los primeros de Drexler y Kevin, con algunas canciones de Caetano, con el último de Vitor Ramil, con un par de Tiê, con algunas temas sueltos de Venegas, de Akira Kosemura, con un par de piezas de música clásica, y así, y así.
Cito los primeros que vinieron en mente.
Ah, sí. Y ahora, desde el sábado, con un CD de Vecina. Y con el tema Qué será de La Calesita.
Así como no suelto y ensancho el pasado, tengo algo así como un vicio, una sed insoportable de escuchar MÚSICA NUEVA. Descubrir voces nuevas. Sonoridades distintas. Universos musicales inéditos.
Soy una curiosa infatigable que hurga páginas de Bandcamp, que siempre que le recomiendan un tema se toma el tiempo de cliquear el link y escucharlo... pero son pocas, poquísimas las veces que esa música prende.
Como, de hecho, sucedió el sábado.
¿Podía acaso tener mejor regalo del Día del amigo que salir con amiga a una Casa de Arte y ver un espectáculo simple de 2 jóvenes tocando acordeón, guitarra, ukeleles y cantando canciones?
¿Será que me enamoré de sus canciones por haberlas escuchado en un ambiente tan propicio y un día tan relajado? ¿Acaso las canciones no son ya recuerdo de ese sábado, de un sábado en el que me sentía particularmente liviana y porosa... sentada en el piso, con amiga, habiendo cenado un guiso de lentejas, con un brownie entre mis manos... abierta?
No lo sé.
Es una relación, como ya les dije, emocional, caprichosa, teñida por la nostalgia... y por la apertura, ahora que lo pienso.
Y mejor no saber tanto.
Sólo agradezco seguir teniendo esos metejones.
Que el encantamiento me toque... cuando sea, pero que me toque.
Que me siga tocando.
¿Y ustedes? ¿Qué metejones musicales recuerdan? ¿Hay algún CD o tema que últimamente necesiten escuchar seguido? Si tuvieran que recomendar un tema para escuchar en este día, ¿cuál recomendarían?
Dejo link del álbum de Vecina: Foto de un buen día
Y acá un tema y video de La Calesita que me divierte mucho:
PD: Como siempre, para contactarse por privado, me encuentran en FB¡Que tengan un lindo miércoles!

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