No se trata de reivindicar el egoísmo más niño, del "yo quiero" y "lo que al otro le pase me ne frega". Es un movimiento en el que -paradójicamente- cuanto más a gusto me siento conmigo misma, viviendo la vida, haciendo lo que me gusta, lo que quiero, pero también queriendo lo que hago (incluso lo que debo)... mejor me abro a los otros.
Cuanto más a fondo y presente estoy en mi esqueleto, en mis músculos, en mis órganos, en la totalidad de mi cuerpo, más disponible estoy para responder una pregunta, para dar un abrazo, para proponer un juego o para acompañar/te en silencio.
...
En fin.
Fue una semana donde quizás debería haber dicho "no" y no pude. Y fue esa impotencia la que me trajo el memorándum.
Ahora estoy en el café, después de una mañana en la que me desperté temprano y aproveché el tiempo para echarme en el sillón y dejar que hijas me aplasten, me salten y me revuelvan el pelo. Y ya después cuando estaba vistiéndome: "mami, ponete zapatos, el flequillo al costado, así estás más linda", me indicó China. "Sí, mi vida".
No sé si estoy más linda, pero me siento... Iba a escribir "contenta". "A ver, decime, Mosca Muerta, ¿cómo me siento?"
-Te sentís querida.
Eso, eso.
Les dejo un abrazo y un deseo de descanso reparador para los próximos días.
Bienvenidos los libres pensamientos.
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