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Recolecta basura plástica del río y con eso fabrica y vende anteojos


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Malcolm Rendle creó un negocio cuya materia prima son botellas de plástico recicladas. Su marca Bond Eyewear fabrica y comercializa gafas a partir de la recolección de basura a orillas del Río de la Plata. Acá te compartimos su historia en la que Malcolm encontró un problema medioambiental y, en su negocio, una forma de contribuir con el planeta.

Un problema global

El plástico se inventó en los años 50. Antes, las personas vivían sin bolsas de supermercado, botellas de agua ni todo lo que conocemos como "descartable". Lo que comenzó como una transformación en pos de un beneficio, hoy es uno de los principales contaminantes del planeta; pero no hay que confundir uso con abuso. Se compran 20.000 botellas de plástico por segundo y solo el 7% se recicla. Hay suficientes restos de plástico en el mundo para cubrir un país entero del tamaño de Argentina (2,78 millones de kilómetros cuadrados). Pero el problema no es el plástico sino nosotros, que consumimos y descartamos una y otra vez este material sin pensar en cómo afectamos el ecosistema.
Malcolm Rendle: "El problema no es el plástico, sino nosotros".
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Plástico acumulado

La historia de Bond ("vínculo", en inglés) Eyewear empezó hace dos años, frente a la basura del Río de la Plata. La oficina de Malcolm quedaba a dos cuadras del río y todos los días, cuando terminaba la jornada laboral, salía a correr por el vial costero para despejar la cabeza. "A veces, después de una reunión, me sentaba a respirar un poco de aire para recargar energías y volver. El problema es que volvía más pensativo que cuando arrancaba porque esas botellas en la orilla me causaban ruido. Lunes, martes, miércoles..., todos los días lo mismo, cada vez más plástico acumulándose", cuenta.

Una idea sustentable

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Malcolm empezó a preguntarse: "¿Cómo les abro los ojos a las personas sobre lo que está pasando acá?". Entonces, se le ocurrió hacer gafas, con el sueño de que todos pudieran ver un mundo más sustentable a través de ellas. Le tomó dos años desarrollar el proyecto, leyó mucho, investigó, miró videos, analizó costos y factibilidad. Al principio, todo fueron trabas. Compró su primera impresora 3D y durante dos semanas fue chino básico, hasta que empezó a entender su funcionamiento y las variables de temperatura, velocidad y capas.
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"Empecé juntando las botellas plásticas de mi familia para convertirlas en el filamento que necesitaba para la impresión, pero descubrí que el plástico va perdiendo propiedades químicas cada vez que se recicla. Con un amigo diseñamos los primeros cinco modelos vectorizados y, en promedio, cada uno tardaba cuarenta minutos en imprimirse. El pico de la impresora se tapaba, la cama de la impresora no estaba lo suficientemente caliente, era una frustración tras otra, pero para despejarme seguía yendo a levantar plásticos al río." Luego de varios meses de prueba y error, logró tener listo un stock de gafas y, en diciembre de 2018, surgió la posibilidad de inaugurar el primer pop up store en la zona de Nordelta. Lo que pensó que se iba a vender en seis meses, se vendió en cuarenta días. Se rearmó, habilitó la tienda online y para marzo se había quedado nuevamente sin stock, por lo que decidió industrializar el proceso agregando un nuevo método de producción: inyección. Consiguió inversores y se embarcaron en una nueva etapa, en la que comenzaron a realizar limpiezas más masivas del río de forma mensual. Lamentablemente, hay plástico hasta en el rincón más inhóspito de nuestro planeta, en especial botellas, por lo cual sobra materia prima. Desde que levantan las botellas que flotan en el río hasta que se convierten en gafas, el material pasa por una serie de procesos: separación, compactación, trituración, fundición e inyección. Y finalmente llega a los clientes, que, por lo general, eligen la historia y la filosofía que hay detrás, cómo están fabricadas las gafas, el proceso y los valores de marca. "Nuestra comunicación no es 'comprá nuestras gafas' , sino que el foco está en dar a conocer hechos e incluir a las personas en actividades de la marca" finaliza Malcolm, con la seguridad que solo da un trabajo bien hecho.

EN NÚMEROS

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- Producen 10.000 gafas por mes.
- $4100 sale cada par de anteojos.
- La inversión acumulada hasta la fecha fue de USD 100.000.
- De la facturación, el 65% corresponde a retail (consumidores finales), el 30% a wholesale (ópticas) y el 5% es de venta online.
- Toda la utilidad del 2019 la van a reinvertir con miras al 2020.
- Tienen 10 empleados contratados y otros 10 por fuera (de empresas contratadas), y este año piensan agrandar el equipo.
- Ante cualquier inconveniente, en 48 hs tenés un par nuevo. No obstante, hasta ahora solo tuvieron que hacer 1 cambio.

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