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Reconectar




"Necesito reconectar con mis hijas".
Hoy me levanté repitiendo estas palabras.
Probablemente esta necesidad sea la raíz del deseo expresado: mantenerme pura, mantenerme fresca, no perder la conexión con ellas, con su propuesta.
Encontrar el bendito equilibrio entre el mundo blando y niño y este otro, adulto, más rígido, a tope de responsabilidades, pero también lúdico, jugoso, vivo.
Aprender de uno y de otro.
"¿Pura en qué sentido?", me seguía preguntando al mediodía mientras las iba leyendo.
"Qué sé yo qué escribo..." y en eso, no, no puedo seguir escribiendo con tanto ruido. Pura en el sentido del silencio.
Y entonces me levanté del café, saludé... y volví a casa (vacía).
Ahora estoy recostada panza arriba en el piso living, con las rodillas flexionadas, los pies cruzados, las manos apenas apoyadas un centímetro debajo del plexo... dejando sólo esta postura para volver panza abajo, codos sobre el piso y dedos sobre el teclado... escribiendo, apuntándome este micro-movimiento del cuerpo.
Desde este lugar pude idear un ejercicio para las clases de expresión escrita (que jamás me hubiera salido en medio del caos sonoro y del sobre-estímulo).
Pude escuchar un par de temas que hace tiempo no escuchaba.
Pude comerme una palta con la mano, como se come una manzana cuando el estómago tiene hambre...
Y recién, hace minutos pude reencontrarme con estas imágenes (ver video abajo).
Y de nuevo, aquellas palabras que me despertaran por la mañana, "reconectar con mis nenas", reconectar con la madre, sí, y reconectar con la niña que todavía soy, sin juzgarla, sin juzgarme.
Pregunta que siempre repito: ¿Cuán conectados/desconectados se están sintiendo últimamente en relación a sus hijos?

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