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Relaciones: "Besé a 80 hombres en un año y estas son mis conclusiones"


Créditos: @flori.rodri



Las charlas entre amigas siempre son "jugosas". Y esta resultó ser especialmente interesante. Conversando sobre hombres, una amiga -que prefiere permanecer en el anonimato- me contó esta experiencia que empezó como un juego pero que, con el tiempo, fue adquiriendo un tinte más serio. En busca del mejor beso, mi amiga besó a 80 hombres y llegó a algunas conclusiones. Les comparto lo que resultó de su "experimento". Seguramente se sientan identificadas en más de un caso.
"Empezó como un juego. Como estaba aburrida de que en mi vida amorosa no pasara nada, me propuse algo distinto, un poco adolescente, lo sé. Iba a besar a 50 hombres en un año. Anotaría sus datos y detalles y finalmente elegiría en secreto quién me había besado mejor y qué lo había hecho tan especial. Encontré mis primeros 50 besos en bares, en Tinder, por geolocalización en Instagram (si, para eso sirve la selfie con ubicación). Uní labios con las bocas de amigos de amigos, y con amigos directos también. Volví a besar a algún ex y avancé muchos casilleros cuando, en algún que otro boliche, algunos besos me fueron robados. Luego de 10 o 15 besos, establecí algunas condiciones. Nada de besos al azar. Todos mis besadores debían gustarme, al menos atraerme y sus sonrisas debían transmitirme frescura y limpieza. La búsqueda tenía que ser sincera. Al final, no fue tan difícil. Cuando cumplí mi objetivo me di cuenta de que aún me quedaban meses por delante y algunas cosas por chequear, así que seguí de largo. En el camino a los 80 besos, número en el que finalmente me planté, había arribado a algunas conclusiones.
El beso está un poco subestimado. Una vez que somos adultas y pasamos a "ligas mayores", hablamos mucho más sobre cómo es la gente en la cama que sobre cómo besa.
El beso está un poco subestimado. Una vez que somos adultas y pasamos a "ligas mayores", hablamos mucho más sobre cómo es la gente en la cama que sobre cómo besa. Mi colección de besadores volvió a traer el tema a las conversaciones con mis amigas. Como quinceañeras, comenzamos a reparar y compartir detalles. Así descubrimos que los tipos de besadores eran ciertamente universales. Todas habíamos encontrado determinados patrones en nuestro camino. Confío en que quienes leen esta nota sabrán de qué hablamos. Voy a empezar por los malos".

El que te moja (y no para bien)

No había nada de malo en la baba de Manuel. Su aliento era fresco y su baba liviana (no de esas pegajosas que también encontré). El problema es que ¡era demasiada! Como él, algunos hombres abren demasiado la boca, calculan mal la superficie. Son los que, en vez de besarte los labios, te besan el mentón, los cachetes ¡la nariz! Después de cada beso, no te queda otra que arrastrar tu manga sobre tu cara ¡para secarla!

El que te hace vallet parking de lengua

Bastante difícil es saber qué hacer con la lengua propia durante un beso ¡como para saber qué hacer con una ajena! ¿Qué les pasa a esos hombres que sacan su lengua, la estacionan sobre la tuya y creen que eso es besarte? He comprobado que esta actitud de "con mi sola presencia basta" ¡encierra toda una cosmovisión!

El sobreeducado

Este es un problema de la nueva generación. En la era del #Metoo, algunos hombres jóvenes, sumamente gentiles y educados, se han tomado la cuestión del consentimiento demasiado literalmente. Un tal Matías me preguntó "¿puedo besarte?" y "¿me dejás darte un beso?", una y otra vez antes de cada aproximación. Al final le dije que no.

El precipitado

Algunos besadores tienen sus brazos misteriosamente conectados a sus labios y ya en su primer beso tiran no solo su boca sobre la tuya, sino también sus manos a tus pechos, tu cola, tu entrepierna. Actúan como si un misteriosa bomba de tiempo estuviera por detonar entre sus pantalones. Personalmente comprobé que demasiados estímulos a la vez terminan por anularse entre todos.

El acaparador

Hay hombres que se apropian de la situación. La situación, en este caso, es tu boca. Son esos hombres que te meten la lengua hasta el fondo, la mueven por todos lados, la empujan, la pasean y no relajan jamás. Sin darse cuenta, anulan cualquier maniobra bucal que quieras emprender. Con ellos nunca podés besar, solo podés ser besada.
Algunos besadores, sin embargo, fueron deslumbrantes. Ellos establecieron un parámetro difícil de igualar para todos los siguientes. Hoy no es raro para mí extrañarlos un poco en cada boca nueva.

El que te hace querer besos ¡pero en otro lado!

Los besos de Julio me mareaban. Cuando me besaba no podía pensar en él, en nosotros ni en mí. Solo quería que baje. Con tanto ritmo, peripecia y suavidad, sólo podía preguntarme una cosa "¿Cómo se sentirá esto ahí abajo?". Hay tipos que saben no solamente besar, sino comenzar a hacerte el amor mucho antes, en cualquier parte del cuerpo.

El performer

Martín no me besó, Martín me hizo un show. Me tomó la mano, me miró a los ojos. Creo que olió mi perfume y miró mi boca unos diez segundos antes de acariciar mi cara y posar sus labios en los míos. Luego, volvió a alejarse, a mirarme, a sonreír. Me corrió el pelo y en un punto, se decidió. Yo lo estaba mirando a él pero en realidad lo recuerdo como si hubiera estado mirando una película.

El que te hace desearlo a morir

Mi cuello, los lóbulos de mis orejas, mis comisuras y hasta mis hombros. Juan ya había besado en mí todo lo que es lícito de besar en público. Aún no había llegado a mi boca y yo ya quería casarme. Para ser honesta, no recuerdo tanto sus besos y puede incluso que, como besador, no haya sido tan bueno. El camino a descubrirlo, sin embargo, fue delicioso.

El desinhibido

¿Están tus viejos? Te besa apasionadamente. ¿Están los suyos? Te besa igual. Frente a tus amigos, en una clase, en el bar y en el medio de la calle. El secreto de estos besadores es que no solo besan tus labios, besan tu ego. Te hacen sentir encantadoramente irresistible. Puede que haya en ellos algo de exhibicionismo, lo sé, pero ¿a quien no le gusta de vez en cuando sumarse a la exhibición?
Cuando me preguntan qué logré con todo esto oficialmente digo "divertirme". Secretamente, pienso otra cosa. Creo que, con toda esta experiencia, al final el mejor beso es el que ahora doy yo.

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