Relajarse en el agua: termas imperdibles

Budapest es famosa por la cultura de los baños, es más, la llamaban la ciudad de los spas. Este abrió en 1919 y es de los más populares. El estilo del edificio es art nouveau, lleno de esculturas y ventanas ornamentadas. Tiene más de 13 secciones, entre ellas: dos piletas al aire libre, ocho termas, dos tipos de baño efervescentes.

Según dicen, el agua de la laguna tiene efectos sobre la piel, especialmente para gente con soriasis. Por ser un lugar privilegiado y que atrae mucho turismo, construyeron ahí un spa al borde de las aguas calientes de la laguna. El lugar es impresionante: está rodeado de montañas y el vapor de las aguas crea un ambiente mágico.

El Salar ya es de por sí un lugar único en el mundo. Además, hay también unas termas calientes a las que se recomienda ir durante la mañana, cuando todavía hace mucho frío en el desierto. El paisaje es alucinante, con las montañas de fondo y las aguas termales apenas inundando el terreno.

A 4500 metros sobre el nivel del mar, es el spa de aguas termales más alto del mundo. El agua es muy caliente, incluso tiene que ser enfriada porque está a 70º C. A lo lejos, se puede ver la cordillera Nyainqen Tanggula. Tienen dos piletas dentro y una fuera que proteje a los visitantes del frío.

En la isla Kyushu, están las aguas termales más grandes del mundo. Hay muchas leyendas sobre los poderes curativos de sus aguas. Dicen que son ideales para problemas como la soriasis, daño muscular, problemas del sistema nervioso. Por su alto nivel de minerales y sodio, sus aguas son muy buenas para curar cortes y quemaduras. Además, hacen otro tratamiento conocido que es enterrarse en arena caliente por 15 minutos.