Me salgo un rato de la observación minuciosa del aquí y ahora, para contarles que:
Esta noche será la asamblea de la Cooperadora, a partir de la cual se supone pasaré a ser parte en términos oficiales. Siento miedo de sobrecargarme con responsabilidades, pero habiendo advertido a un par de padres-miembros: "ando con mucho", ellos me dijeron: "cada uno hace lo que puede... y como va pudiendo."
Mi destino laboral sigue siendo una incógnita. Algo está por darse, lo siento, aunque no sé a ciencia cierta de qué se trata. Riego la paciencia, sí, pero también le pido a Dios que acelere el proceso.
Semana que viene arranco finalmente el taller. A último momento cambié la sala porque la estaba sintiendo chica. Opté por otra más amplia, con ventanas, en otro barrio... y el cambio me re-conectó con la danza contemporánea. Con la Inés que lucía sus lastimaduras en los pies casi jactándose, con las clases de Sofi Mazza en el Portón de Sánchez, con las de Rhea, todas a oscuras en las que corríamos como condenadas, con las de Melanie, tan etéreas, etcétera.
¿Quién les dice con todo esto... termine activando en mí a la-que-baila?
¿Hijas? Demandándome un poco más que de costumbre. Muy pillas. ¿Será que les quité un poco de atención y me lo reclaman? Se suben una y mil veces a la cómoda, se trepan a la biblioteca, abren a piacere la heladera y así, otras cuantas delicias.
Y por último, mañana por la tarde viene mi abuela a tomar la merienda. Y a traerles una ropa-regalo a las nietas.
Y ya.
Estoy en un lindo momento, descongestionando el pecho, abriéndome a lo nuevo... y dejando colar la magia por las rendijas (de la vida).
¡¿Y ustedes?! Nuevas, pensamientos al paso, expresiones de deseo, observaciones, lo que quieran.
PD: Y si quieren escribirme por otro medio, @Ine_blog en Twitter o inetaller@gmail.com
Compañeras y pillas
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