Newsletter
Newsletter

Revalidar un clásico




Enfrentarse con hijas a un clásico de mi infancia parecía todo un desafío.
"¿Resistirá el paso del tiempo?"
"¿Tendrá en ellas el mismo efecto que tuvo la primera proyección de esa película a mis 6 o 7 años?"
Me recuerdo en un club de rugby, un club de Martínez, un club ajeno, me recuerdo allí de visitante, probablemente estuviera acompañando a madre que a su vez acompañaba a hermano (que de chico, muy chico, jugaba al rugby).
Me recuerdo en un comedor-restaurante atestado de gente... y en una esquina de aquel espacio, en un televisor que nada tenía que ver con esos plasmas de hiper-definición que hoy cuelgan de las paredes... en una tevé pequeña, discreta, allá arriba... estaba froilan María... los hijos del Capitán... y ella enseñándoles.
Ah, sí, creo haber caído en una de las escenas que más enganchan (a los niños).
Ella, guitarra en mano:
-Let's see if I can make it easier.
Do, a deer, a female deer
Y ellos sumándose al canto gritando con fervor –in crescendo- cada una de las nota musicales.

La novicia Rebelde. De la Novicia Rebelde estoy hablando. Por ahí debería haber empezado.
Mi hija quiso. O no, no, me corrijo... Ella no fue. Yo fui. Yo quise que mi hija, que mis hijas, ambas, se sentaran a conocer, a descubrir (a re-descubrir, China ya la había visto a sus 2 o 3 años, pero no la recordaba) La novicia rebelde. Sí, quise comprárselas.
Les hice la propuesta sintiendo como si fuera el momento de legar un objeto atesorado a sus herederos. Un momento de traspaso de información importante.
Y cuando empezó la película (en los primeros minutos me tocó estar en la cocina resolviendo la cena) escuchaba a Lupe, a hija menor, quejarse… No sé si incluso China llegó a verbalizar el adjetivo "aburrida"…
Y temí que se aburrieran.
Qué frustrante podía ser volver a un mito de infancia... a través de sus ojos... y que de golpe hubiera perdido toda la gracia.
Pero insistí: "tengan paciencia".
Recordé, además: los primeros 20 minutos de la película son aburridos... para un niño.
Son lentos. Hay mucho paisaje, dinámica de un convento, música a tono, monjas sacándole el cuero a la protagonista.
Recién cuando llega el detonante, el momento en que la Madre Superiora le encomienda a María una tarea distinta a la de monja (ser institutriz de los hijos del Capitán von Trapp), recién entonces se pone en movimiento la cosa.
De hecho, mis hijas mismas adelantan el DVD a ese minuto en el que ella, con sombrero y guitarra en mano, inicia su "carrera".
I have confidence in sunshine... I have confidence in rain...

Y no saben ahora cómo piden... verla, volver a verla.
Volver a mirarla.
Ah, sí, tuvieron paciencia y volvió a suceder... ese extraño encantamiento que ejercen sobre nosotros determinados cuentos, determinados mitos, determinadas historias.
Contado/as no de cualquier forma.
Contadas con excelencia, con talento, con elegancia.
Para algunos será un pelotazo de película. Algunos la verán cursi, edulcorada, impostada. Para mí es un peliculón de los 60´s.
Y hoy puedo volver a tener la certeza, no ya desde la mirada niña, sino desde la adulta que se pasó las últimas dos semanas repasándola.
Y es que China se agarró tal metejón que no hay otra manera de irse a dormir que con ella.
Por un momento temí que le agarrara algo así como un empacho. Pero a la postre (nunca uso esta expresión, siempre hay una primera vez) terminé sintiendo que nada malo podía haber en que disfrute de esos paisajes, de esos pasajes de música, de niños cantando y bailando, de un viudo que vuelve a sentirse vivo... a partir de enamorarse de una mujer... de una mujer que no se destaca por sus formas voluptuosas, ni por ser canchera ni por ser irónica... ni chistosa... sino por ser apasionada del canto y por ser bondadosa.
Por otro lado, ¿cuánto mal podía hacerle apreciar una película bien hecha? Que se toma su tiempo para narrar(se) y dura más de 2 horas.
Les digo más: China no sólo se aprendió letras de canciones y textos de diálogos, sino que, además, sintió tal curiosidad por el hecho artístico que terminó haciéndome preguntas tales como: "¿todos son actores? ¿Cómo se llama ella en la realidad? ¿Los soldados también son actores? ¿Y no se conocían antes? ¿Cómo saben lo que tienen que hacer? ¿Qué es un guión? ¡Yo quiero estar ahí! ¿Puedo hacer un día una película?"
¿Conclusión?
Volver a un clásico a través de los ojos de mis hijas fue reivindicar el título, revalidar el carnet que dice "clásico". Léase, hubo un grupo de gente que logró hacer un hecho audiovisual que, a pesar del tiempo, sigue significando, sigue diciendo, sigue hechizando.
¿Qué piensan?
¿Qué clásico de sus infancias les gustaría volver a ver con sus hijos?
Increìbles paisajes

Increìbles paisajes

María llega a la casa

María llega a la casa

Pobre baronesa. Ver video abajo.

Pobre baronesa. Ver video abajo.

Edelweiss

Edelweiss

Una de las escenas románticas que más me gustaron:
PD: Muy buen fin de semana. Como siempre, para contactarse por privado o por taller, me encuentran en FB

¡Compartilo!

En esta nota:

SEGUIR LEYENDO

“Muchacha, hacete el Papanicolaou”

“Muchacha, hacete el Papanicolaou”

Tapa de revista impresa OHLALÁ! de julio con Celeste Cid

 RSS

NOSOTROS

DESCUBRÍ

Términos y Condiciones


¿Cómo anunciar?


Preguntas frecuentes

Copyright 2025 SA LA NACION


Todos los derechos reservados.

QR de AFIP