Este sábado tengo una fiesta, pero fiesta así loca. Onda, FIESTÓN DE AQUELLOS.
Se lo conté a mamá y me dijo que ella se queda en su casa con los tres chicos. Que vaya.
Nicolás muere de ganas.
Yo también.
Hace AÑOS que no voy a una fiesta y que me importe todo un pito.
No tengo ropa. Estoy horrible, blanca verde, demacrada, con el pelo desastroso.
No tengo nada más o menos contemporáneo que vestir. Vivo hecha un escracho. No me compro, no reciclo, no intervengo prendas.
No quiero gastar un centavo en un outfit para UNA ocasión.
No tengo zapatos, además.
Estoy más adolescente que a los 16.
Será la vejez?
Vieron que los viejitos son, en mucho puntos, como niños?
Será que antes de la vejez-niñez viene la adultez-adolescencia?
Le pido ropa de Sofía, claro.
Seguro que voy a querer lo que se tenga que poner ella ese mismo día.
Y seguro, me lo va a terminar dando.
Voy de perra infernal?
De virgen malvada?
De careta insalvable?
En esta nota:
SEGUIR LEYENDO
Qué es la cultura de la cancelación y qué significa estar “cancelado”
por Ludmila Moscato
Estrés. El costo que pagan los líderes por ocuparse de su equipo
Podcast. Una oportunidad de engagement para los emprendedores
por Milagros Conzi
ESI para padres. Todo lo que tenés que saber para poder hablar de sexualidad con tus hijos
por Denise Tempone
