
En el fin de semana, Nicolás se reunió con el conocido de él con el que quizá se asocie. Hablamos mil horas en casa. Yo me llevé a los chicos a un pic nic en una plaza de Palermo con una amiga y sus chicos.
Cuando volví, con los niños filtradísimos, hice algo de comer, los bañamos y se durmieron a las 8 de la noche.
Nos sentamos a hablar y me contó cómo viene el panorama.
Para asociarse con este hombre, hay que poner cierta cantidad de plata (que no tenemos). No lo tiene que hacer antes, pero sí dentro del primer año.
Estuvimos pensando opciones.
De mis "ahorros" queda poco, pero igual sirve, no como para este fin, pero para algo sirve.
Se me ocurrió pedirle prestado a mi hermana (hay una que puede prestarme con tranquilidad) y que luego se la devolvamos de alguna manera. Pero ese es otro tema.
Las ganancias no van a ser tan buenas como ahora, con lo que tenemos varias opciones, y una de ellas, a la que abordamos el sábado, es vender la casa. Achicarnos por ahí.
Me da una dolorcito acá, porque esta casa es lindísima y fue un logro muy grande, pero es un sacrificio enorme poder mantenerla.
Esta semana se define todo y tenemos que armar un plan, una estrategia segura. Yo me reúno hoy con mi jefe, para ver la posibilidad de sumar horas de consultorio, pero igual, con Nicolás decidimos que por ahora el ajuste más fuerte no pase por ahí. Por Luján, más que nada.
Se avecinan tiempos difíciles.
Menos mal que no estoy sola.
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