Créditos: Corbis
Por Juan Yesnik
Especial para RevistaOhlala.com
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Ser "swinger" implica practicar el "intercambio de parejas". Muchos hombres y mujeres suelen encontrarse a puertas cerradas o en sitios y clubes especializados para compartir a sus compañeros.
Se estima que, en la ciudad de Buenos Aires, cada sábado hay más de 15 reuniones privadas. Al menos esos son los grupos o clubes que se conocen vía revistas o Internet. Para tomar conciencia del alcance de esta práctica, otro dato: en Buenos Aires funciona el único complejo swinger de Sudamérica.
Si bien un hombre o mujer puede ofrecerse para tener sexo con algún miembro de la dupla, o con ambos, generalmente, los "swingers" prefieren entrar en juego con quienes van en pareja. Hay parejas que no aceptan involucrar solteros de cualquier género por temor a que, como un tercero en discordia, pueda poner en peligro la relación; la fidelidad es una regla en la pareja que acuerda esta práctica o estilo de vida sexual.
Los swingers prefieren entrar en contacto con jugadores que estén en las mismas condiciones. Si bien "la onda" es interactuar entre parejas heterosexuales comprometidas, algunos confiesan que, para tener más posibilidades, suelen convencer a algún amigo o amiga para que los acompañen y la jueguen de "consorte". El acceso o el éxito del intercambio puede dificultarse para quienes llegan solos. La entrada es más cara para los que se presentan sin pareja.
Lo cierto es que, en "singles" o "dobles", entre las prácticas que se acostumbran a la hora del "intercambio de parejas" se puede: observar mientras tu pareja tiene sexo con otro; tener sexo con tu pareja mientras los observan; tener roces y sexo oral con otros ( soft swing ) o avanzar en algo más profundo ( full swap ).
La información proveniente de los boliches es que el público es cada día más joven y desinhibido. Según las costumbres del local, se suele tener sexo en espacios reservados o abiertos al común de los participantes o curiosos. Los de más de 40 se inclinan más por las fiestas en domicilios particulares, que se promocionan de "boca o en boca" o en publicaciones especializadas.
En unos y otros suele haber un organizador o quien colabora en las presentaciones y encuentros. Sin embargo, con la práctica, se aprenden rápido los códigos. Hay encuentros que se repiten y gestos que lo dicen todo.
Con el tiempo no hay mucho más que preguntar. Entre los miembros o participantes hay reglas claras. En los sitios "responsables", el respeto y la seguridad están por encima de todo. La higiene y la prevención son un mandamiento y obviamente, se promueve el uso de profilácticos para evitar enfermedades de transmisión sexual.
La "movida swinger", que se cree comenzó durante la Segunda Guerra Mundial, entre los pilotos de las fuerzas aéreas y sus mujeres, y se propagó luego por toda Europa y Estados Unidos, está cada día más organizada. No sólo hay grupos, clubes, spa y centros nudistas, sino que proliferan las asociaciones en todo el mundo que promueven, incluso, el turismo de intercambio.
¿Qué opinás de la movida swinger? ¿Te animarías a participar o participaste alguna vez? Dejá tu comentario.
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