¡Buenas! Espero que tengan muchas razones para disfrutar este día. Después de un fin de semana movido, les cuento que, entre otras cosas, empecé un instructorado de Yoga que hace tiempo quería hacer, y el domingo fui a la Feria Masticar. Al igual que el año pasado, los cocineros más importantes del país presentaron sus propuestas para que la gente pudiera elegir su propio menú entre cientos de opciones, además hubo productores de varias provincias que ofrecían sus alimentos frescos, charlas y degustaciones. Se podría decir que fue otro éxito, pero esta vez la convocatoria fue tan impresionante que el Espacio Dorrego desbordó, y varios puestos se fueron antes porque habían vendido todo.
Mientras que en el barrio de Chacarita se desarrollaba esta mega feria, en Palermo, frente al Zoológico, un grupo de activistas se manifestaba por su cierre definitivo. Y de eso quiero hablar hoy, porque creo que es un debate necesario.
No voy a ser hipócrita, tengo recuerdos hermosos de mi visita al zoológico cuando era chica, fue la primera vez que vi algunos animales en vivo, como tigres y monos que jugaban entre ellos o se acercaban a los barrotes para pedir pedían comida. En ese momento no pensé, ni me cuestioné, por qué estaban enjaulados. Supongo que fue suficiente la explicación, me dijeron que los cuidaban, que a veces estaban enfermos y ahí recibían la atención necesaria. El tiempo pasó y no volví a ir pero supe por las noticias acerca de las distintas gestiones, del vaciamiento que hicieron ciertas gestiones, de la falta de presupuesto, y de las malas condiciones en las que vivían los animales. Hoy me niego a visitarlos.
Es evidente que los zoológicos hace tiempo dejaron de tener sentido. Para aprender sobre el comportamiento de los leones, basta con buscar información en internet, ver documentales, o en el mejor de los casos, viajar hasta un lugar en donde estén libres. Que ellos vivan enjaulados para que nosotros podamos verlos de cerca, es un motivo demasiado egoísta y absurdo. Por eso es que en muchas ciudades del mundo se alzan las voces de los que piden su liberación.
En Argentina existe un proyecto de ley sobre el que están juntando firmas para que se presente en la Legislatura Porteña, la idea es que el Zoológico sea reconvertido en un Jardín Ecológico, en donde se enseñe sobre los derechos de los animales y la promoción de temáticas ambientales. Ya no se recibirían animales de otros países, sino que serviría para que la fauna silvestre autóctona (abandonada o maltratada) se rehabilite, sin estar en exhibición al público, como un lugar de paso en el que los animales reciban la atención necesaria y después sean liberados o trasladados a reservas o santuarios.
No es nada fácil que los animales nacidos en cautiverio puedan sobrevivir en su hábitat natural, se requiere de una adaptación que requiere tiempo y dinero. Hoy, a pesar de las protestas, el oso polar Arturo sufre el calor agobiante de Mendoza, pero en la provincia se niegan a trasladarlo. En Santiago de Chile acaba de morir Taco, otro oso polar que era objeto de polémica ya que más de 55 mil firmas pedían su traslado a Canadá.
Nosotros, seres humanos, somos responsables de su encierro, entonces también nos tendremos que hacer cargo de que nos equivocamos, y ayudarlos para que vivan en las mejores condiciones. Por eso es importante que el tema se trate y se difunda.
El domingo 19, la movida #SinZooArgentina convocaba a personas que en bicicletas, rollers o a pie llevaban el mensaje de liberación. A su vez, apoyaban otras causas, como el fin de las corridas de toros. La movida se repetía en otras ciudades del mundo. No fue la primera vez, ni será la última en que se llame la atención de una forma pacífica. No dejarán de hacerlo hasta que se cumpla su sueño y los animales abandonen sus jaulas.

Contra la tauromaquia, desde Argentina. Foto: Redes sociales Sin Zoo.

Caminata por Palermo. Foto: Redes sociales Sin Zoo.
Pueden leer el proyecto completo
También pueden firmar la petición que lleva más de 11 mil firmas en Change.org
Me pueden escribir a kariuenverde@gmail.com
¡Hasta el jueves!
Kariu
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