La noticia sobre la que escribí en el anterior post me abrió varios interrogantes. Entre ellos, y ya que había traído la información a este espacio, ¿qué hacer? ¿Qué decir al respecto? ¿Puedo yo, desde mi pequeñísimo lugar en el mundo, aportar un granito de arena para la prevención de estos hechos?
Está claro que no estamos frente a un caso aislado.
Se me ocurrió, pues, en principio, convocar a una psicóloga amiga que trabaja específicamente con mujeres víctimas de violencia de género. No sólo para tomar consciencia de lo que está sucediendo, sino sobre todo para brindar datos y pensamientos útiles. "Pensamientos útiles", me gustó esta expresión. Pensamientos que estimulen el auto-cuidado. Que nos lleven a acciones concretas de cuidado. En relación a nosotras mismas, y a nuestros hijos. Me refiero a aquellos casos donde pueda ser necesario protegernos y proteger a los más chicos de un potencial peligro.
La entrevista-charla tendrá lugar en los próximos días, por ende, estaré publicándola en el blog entre el miércoles y viernes de la semana que viene.
¿Cómo cerrar, pues, esta semana? Por hippie y repetitivo que suene, yo hoy necesito volver a traer al blog dos palabras, dos palabras que solemos usar en ocasiones especiales, sobre todo a fin de año. Dos significantes que, como alguna vez dije, se han vuelto slogan, pero no terminan de hacerse carne. Amor y paz. Algunas noches en la que mi disco mental se raya, no hago sino repetirme esas palabras, con sentido, significándolas. No me crean loca. Y si por esto me creyeran loca, bienvenida la locura. Bienvenida cualquiera acción, cualquier movimiento, por mínimo que sea, que ayude a sintonizar una frecuencia pacífica (que promueve la apertura con los otros) y en una frecuencia amorosa (que nos pacifica).
Confieso más. Todas las noches, religiosamente, antes de dormirnos, les pregunto a mis hijas: "¿Qué van a pedirle hoy a Dios?"
Y ellas siempre responden: "amor y paz". Sí, repiten. Repiten porque alguna vez me escucharon pidiendo "amor y paz", pero también me escucharon enunciando otros conceptos emparentados y sin embargo, se quedaron con aquéllos.
Una noche Lupe, fiel a su estilo, llegó a preguntarme: "¿Qué es AMOR y PAZ?" ("¿Por qué AMOR y PAZ es lindo y PELOTUDO es feo?"). No recuerdo qué le contesté, pero la pregunta quedó abierta (¿qué sería un buen ejemplo?). Y hace unos días, mientras respiraba hondo y pausadamente en una clase, sintiendo algo así como una garrapata gigante agarrada a mi pecho... se me apareció una imagen. Una imagen que tenía completamente olvidada. Acaso mi ejemplo.
Recordé a China, de 2 kilos, el primer día que llegó a mi casa. Venía de un mes de internación en la Neo y aquel día pude por primera vez, en la intimidad de mi cuarto, darle la teta tranquila. Y luego, sin miradas intrusas ni relojes apurándome, pude ponerla justo ahí, sobre mi pecho, piel sobre piel, justo en el centro cardíaco, sin corpiño, ella hecha un ovillo (un ovillo de 2 kilos, 2 puños de la mano).
Y quedarme en la cama durmiéndonos.
Amor y paz. Niña en casa. Sana, sana.
No es la respuesta más exacta a la pregunta de mi hija, pero sí es una imagen que a mí me hizo sentir en carne propia aquellas palabras.
Y no sé cómo llegué a esto. En breve hacemos la entrevista. De momento caigo en una propuesta que ya hice en algún momento: ¿qué imagen, qué momentos, qué fotos son un buen ejemplo de amor y paz en sus vidas?
Y dejo un par de fotitos de hijas con su prima en casa de mi madre. Jugando a disfrazarse:
PD: Sigue abierto taller presencial de expresión escrita. Para más info, contacto acá www.ablandandolamano.blogspot.com o vía FB: Inés Sainz ¡Muy buen fin de semana!
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