Las charlas con Rossana se han vuelto de lo más interesantes.
Hablamos mucho de arte, de teatro, de realidades diversas del mundo (ella es nicaragüense, hija de intelectuales sociólogos que participaron del proceso revolucionario de ese país, hoy día involucrados en ONGs de derechos humanos, ya les contaré)...
Pero también, como típicas amigas, tocamos el tema "muchachos".
Y hete aquí que el otro día, toda entusiasmada, me confiesa que por la noche tenía una cita amorosa con un hombre con quien -cada tanto- se encuentra para charlar, comer algo rico, brindar e intimar desde lo físico.
"¡¿Pero la pasás bien?!" le pregunto, como no entendiendo bien de qué la va, en el fondo, el vínculo con su amigo. Y basta que ella me haga un gesto con su rostro para darme cuenta de que sí, de que efectivamente Rossana la pasa bomba. Y en ese mismo instante, o segundos luego, le salgo con una confesión inédita, que me da pudor hacerla pero ¡qué va! (papá, por favor, tapate los ojos): "¿vos sabés que yo casi nunca tuve un orgasmo con alguien que no fuera mi novio o pareja?"
"¿No?! ¡No te puedo creer!", me responde. "Sí, creeme", le digo "no es que sólo me acosté con novios, pero con otros tipos nunca me pude relajar demasiado. Tampoco fingía, ojo, simplemente no podía llegar al orgasmo. Y no digo que ese momento sea lo único ni lo más protagonista en un encuentro íntimo, pero es bastante significativo, ¿no te parece?"
"Sí, obvio. Pero bueno, es cuestión de pedir lo que uno necesita, Ine", me contesta Rossana con una naturalidad y sensatez casi obscenas. Y qué fácil que resulta decirlo, pero qué complejo fue para mí practicarlo en los hechos. Apropiarse del propio cuerpo, conectada ni más ni menos que a las sensaciones y actuar en consecuencia.
De verdad el encuentro sexual, sólo por el goce, sin mediar los sentimientos (o la confianza que me dio abrirme en ese terreno)... es algo que me ha costado permitirme.
La misma Rossana acepta que cuando "todo eso" está en juego, la comunicación es mil veces más intensa y más honda... pero por también advierte que aún no estando emocionalmente entregadas (o lo que sea que sucede cuando uno está "en pareja"), se pueden tener experiencias sumamente positivas y liberadoras.
¡¿Qué piensan?!
En esta nota: