Mis años de hipocondríaca me dejaron muchas enseñanzas.
Que si te duele algo y vas a la guardia, no termina ahí la cosa, por ejemplo. Vas, te ve un clínico y te manda a hacer mil estudios, pedís turnos para todo eso y antes de que llegue el día del primer análisis, ya no te duele más. Otra de las cosas que me dejó esa etapa de mi vida fue leer mensajes ocultos en el discurso de los doctores. Cuando te dicen: "Tomate una de estas después de la cena durante seis días", están queriendo decir: "Te estoy dando un voltea caballos y para el estómago es una molotov, fijáte".
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