Mi cumple fue intensísimo y feliz, pero terminé con la lengua afuera. ¡Esta tarde me toca siesta, sí o sí!
Me levanté con la música del teléfono y la voz de mi vieja. "¡Feliz cumple, gordita, ya estoy saliendo!". Las 2 alarmas habían pasado de largo, así que salté de la cama y empecé la maratón (de esta época). Cafecito, remera, "Chini, levantate, mi amor", uy, la otra ya quiere teta, me siento a escribir el post. Suena el teléfono de nuevo, mi suegra. Y en eso, el timbre de la puerta. Casi no me asomo pensando el mozo (de la esquina), ya vino a reclamar la vajilla, qué plomo. Cuestión que detrás del vidrio de la puerta visualizo una melena que no identifico y cuando me acerco unos pasos más, uf, descubro un ramote de flores bellísimo. Abro, "¡¿quién mando esto?!", "no sé", "¿tengo que firmar algo?", "no, no hace falta". ¡¡¡Guauuu!!! Me tiro encima de la tarjeta y para mi sorpresa, las locas de Ohlalá! Además de las flores, una bandeja de brownies caseros -que sigo comiendo en este momento- y un cheque de x pesos para comprarme libros, qué más!!!
Llegamos al jardín tardísimo, todo bien, ningún problema, la adaptación va lenta pero progresa. Después mi vieja me regaló una cartera, un cinturón (¡ambos los elegí yo!) y nos fuimos a comer algo rico. Casa Mua (¿conocen ese lugar?). El plan era irme de ahí a lo de Yanet, pero con el calor y el sueño cambié de idea, me vuelvo a dormir la siesta. Cuando llegué a casa pensé "las saludo rápido y me tiro" y cuando abrí este espacio: ¡sorpresa! ¡mi marido! Tardé en reaccionar (gracias, mi amor, ME ENCANTÓ) y no pude evitar quedarme leyéndolas y agradeciéndoles en general (y en particular, el regalo que había recibido). Al rato vuelve a sonar el teléfono y era Yanet, que necesitaba charlar, "dormite mejor", me dijo, "no, todo bien, charlemos un ratito".
Esta semana fue especial. Empezó con mucha ansiedad y terminó plena. Tengo buenas noticias de Patri, la chica nueva, ya les voy a contar. Y una cartera, una sesión de reiki (¡a concretar cuando vuelvas, marido!) y un cheque para comprarme libros. Y ante todo una familia divina, un jardín nuevo que me parece estupendo (no idealizar, nena), un montón de amigas y mucho mucho mucho por seguir viviendo.
¿Les gustan las sorpresas? Cuenten las sorpresas más lindas que han tenido (y las que hicieron). Y de lectura, porfi, ¡¡¡¿qué más me recomiendan?!!! ¡¡¡Las quiero!!!
En esta nota: