Tuvimos un finde raro, con algunos malestares físicos que alteraron los planes, pero nada grave.
Mi cuerpo me está pidiendo más mimos. Que elongue más seguido, que respire a conciencia, que llore si algo se me anuda en el cuore.
A veces tengo miedo de decepcionarlos, ¿saben? Eso hablaba ayer con Ali en relación a determinados vínculos, y ahora lo extiendo a ustedes (ya que estamos).
No recuerdo si ya se los dije, lo cierto es que en muchas ocasiones vengo, me siento frente a la compu y "¿qué les digo?! ¿Cómo puedo saber si esta boludez de turno mía va a interesarles? ¿No se cansarán de leer mis preguntas (existenciales)? ¿Mi vida no será demasiado común y corriente para generar un atractivo?"
¿Pero qué vida no es común y corriente si uno la mira de cerca, Inés? Ninguna. Y tampoco es que yo deba hablarles de mi vida, así, de manera explícita.
Por otro lado está bueno animarse a mostrarse frágil. En este mundo de tanta armaduras, sonrisas dibujadas y outfits. No digo que vivamos en la fragilidad constante, que siempre nos paremos ahí. Pero sí que, cada tanto, la abramos, la veamos, la asumamos y nos hagamos FUERTES en ese acto.
¿Qué piensan? Ya hicimos un post asumiéndonos quesos, hoy los invito a que soltemos algunos de estos miedos: ¿Miedo al fracaso? ¿Miedo al ridículo? ¿Miedo al rechazo? ¡Qué manera de empezar la semana! ¡Vamos!
PD: ¡Muy buen comienzo de clases para los tiranos!
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