
El escrito del lunes es el que más me cuesta, saben? Como si el motor se enfriara o el músculo se encogiera. No sé si la metáfora es tan exacta, pero ustedes me entienden... Hay que vencer la fiaca y volver a conectar con esa interioridad elocuente, atenta, que me tira letra, y volver a conectar con ustedes.
Y dicho esto, pasemos al tema.
El viernes a China le tocó hacerse cargo de la mascota de su sala, la pata Cata. Sí, exacto, el peluche que están viendo. Ya cuando llegué a casa ella estaba de lo más risueña, casi tan feliz como días atrás con las zapas faroleras. "Uy, Chi, qué bueno, te tocó la pata", le dije. Y después de un rato de insistirle, logré que me la prestara. "Pobrecita", pensé por dentro... ¡es que no se imaginan la grela que tenía, chicas!
Y digo "tenía" porque sí, sin dudarlo, al día siguiente, decidimos darle un baño (en el lavarropas de la terraza); y como era tarde y el clima era una incógnita, incluimos secado.
Temí por la pata en un momento. El lavarropas de mi edificio es muy potente, y encima, hay momentos en los que se tilda -o se re-programa- y en lugar de 4 horas puede pasarse 6 dando vueltas, sin pausa. De hecho, la había dejado tipo 8 de la noche y a las 2 de la mañana (sí, me levanté a esa hora especialmente para ello), viendo que seguía "atrapada" adentro, la saqué de prepo.
¡Por suerte estaba entera!
Cuestión que compartimos todo el finde con la pata Cata. La peinamos, le acunamos, le vestimos, le dedicamos temas improvisados "soy la pata Cata y vuelo, vuelo..." y sobre todo, dormimos con ella.
Hoy China tiene que devolverla y me da cosita porque la veo tan encariñada, pobre. Aunque, en realidad, pensándolo mejor (y esta es la razón por la que yo le dí tanta bola a esa pata mugrienta), el metejón que China tiene con la pata, es el metejón que tiene con sus compañeros y seños. Enhorabuena, no?
¿Qué otros muñecos cobraron vida en esta casa, además de Gualy y la pata Cata?! Teníamos a las bebés, las muñecas, cada una con un nombre bien identificable (Patri, Sofi, etc.) pero desde la mudanza que el vínculo está distante. Y no recuerdo ningún otro muñeco significativo en este momento, pero seguro de alguno me olvido. ¿Sus hijos, ustedes mismos?
¿Hay algún peluche, bebé, muñequito del que sus tiranos nunca se desprendan? ¿Recuerdan algún muñeco en particular de su infancia que todavía hoy recuerdan con nostalgia?
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