Sobreviví a mi primera jornada de seminario, chicos. Por un momento estuve A PUNTO de desistir (creo lety, para cuando pasaste por ahí!!!). Me salía humo de la cabeza, no podía asimilar ningún dato más, y me estaba costando disimularlo. Y encima, para colmo, me empecé a tentar. Cuánto más me reprimía la risa, con más fuerza salía (o empujaba para hacerlo). "Pensá en algo serio, Inés, en un cementerio, en algo triste, lo que sea, no te rías, porfi, no hagas papelones". ¡Mamita!
Pero zafé. Sí, en mi primera jornada de seminario finalmente la pasamos bien. Vamos a ver cómo sigue la cosa hoy. Las estuve leyendo muy por arriba (prometo continuar haciéndolo luego). ¡¡¡Me llenaron de flores!!! Gracias, muchísimas, muchísimas gracias, sobre todo por la fuerza que me mandaron para superar esta prueba.
Hoy le llevo varias OHLALÁ! a Patricia (para que no se embole taaaanto, pobre) y a la noche me quedo a dormir en lo de Lidia, mi abuela.
Cuenten sus PAPELONES. Las situaciones más bizarras, insólitas, descabelladas de sus vidas. ¡¡¡¡LA/OS QUIERO!!!!
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