En casa de herrero, cuchillo de palo. Ah, sí, ya lo confesé en otras oportunidades. No soy una buena lectora de cuentos. No, no. Me corrijo. Soy una buena lectora de cuentos (y muy histriónica) sólo cuando quiero. Hace un par de meses coordiné un taller en el jardín de mi hija y me sorprendí de lo muy envalentonada que estaba cuando leía.
El caso es que llega la noche y a mis hijas les charlo, les hago preguntas, las interrogo (puedo ser pesadísima con mis interrogatorios), les canto... pero leer no. No les leo.
Me aburre un poco, o me canso, no sé... Supongo que a nivel inconsciente una lectura para mí es sinónimo de trabajo, y lo último que quiero, estando en la cama, es sentir que sigo trabajando.
Aun así, no me rindo tan fácil. Sigo insistiendo.
Esta vez no les leí de noche, sino de tarde. Y con amiga Ámbar. Y les tiré: "voy a leerles un cuento y después quiero que dibujen lo que les nazca".
Más todavía: "con imaginación y libertad". Usé estos dos conceptos no porque sí, ni porque me hubiera puesto en Maestrita Teórica, sino porque tenían que ver con la historia. Ya viene.
Ya viene la historia, sí. Hoy inauguramos sección (proyecto de sección).
Y agregué, con mucha naturalidad: "Voy a subir sus dibujos al blog".
No me pregunten cómo ni por qué Ámbar, amiga de mi hija, tiene más en claro lo que significa un blog que mis dos retoñas (que lo viven en carne propia hace casi 5 años).
-Lupe, lo van a ver todas las personas en el blog. Van a ver una fotito de nuestros dibujos. ¿Querés que vean ese dibujo?
Ah, sí. Lupe mamarracheaba su papel con absoluta LIBERTAD (no tanta imaginación) y yo me derretí escuchándola a Ámbar, que seguía diciéndole:
-Lo van a ver algunas personas que vos no conocés. Imaginate cuántas personas lo van a ver a ese dibujo, 10, 14, 15... 80... No sé cuántas. Lo van a poner en la compu, ¿entendés? Lupe, ¿me estás escuchando? Muchas personas van a ver ese dibujo. ¿Lupe?
Lupe estaba en la suya, con un puchero actuado, muy cabeza dura, terminando su garabato y trayéndomelo.
-¿Este es tu dibujo?
-Sí
-Bueno, ok. Gracias
(Casi le doy la lata con aquello de "dibujar con amor" pero me supe callar la boca.)
¡En fin! Hoy inauguramos una sección que ¿cómo podríamos llamar? Un cuento para ellos. Para niños y padres. Un cuento simple para niños chiquitos. En esta oportunidad escrito por Taio Piuma, lectora del blog. Lo escribió el año pasado en el marco de mi taller y desde entonces me quedé con ganas de compartirlo. Para que ustedes lean... y si llegara a gustarles, para que impriman o copien y les lean a sus hijo/as. ¿Qué les parece?
¿Nos recomendamos buenos cuentos para niños? ¿Tienen alguna recomendación para hacerme?
Dibujo de Lupe
Catalina, según Ámbar
Catalina y las llaves mágicas (por Taio)
Catalina quería volar. Y quería ser un caballo, y un león. No, mejor un caballo que vuele y ruja como un león.
O mejor una princesa que sea guerrera y pirata, pero eso sí, que ande a caballo.
Que galope, galope tan fuerte que le despeine el pelo, que sienta el viento en la cara y que llegue bien lejos.
¡Ah! Y que sea doctora de animales. Y de a ratos capitana de un barco.
Es que Catalina quería ser de todo, en su cuerpo de 5 años habitaban todas las ganas, todas las historias posibles e imposibles. Bastaba mirar una película, escuchar un cuento, ver un animal para que todas esas ganas se despierten y la lleven a lugares impensados y nuevos.
Un día Catalina estaba algo ofuscada y confundida. Resulta que la panadera de la esquina, mientras le daba un kilo de pan a su mamá, le preguntó:
-Y vos, nena ¿qué vas a ser cuando seas grande?
Cata se quedó callada, no pensaba responder una pregunta tan importante a la ligera. La señora impaciente repreguntó y nuestra heroína contestó:
-Y... no sé...
-Y bueno -arremetió la señora- alguna cosa tenés que elegir. Podés ser doctora, o maestra o mamá.
-O una policía que salve animales y los cure...
-Ah, no. Podés ser policía o veterinaria.
-O policía curadora de animales y que les diseñe ropa y casas...-explicó Cata
-Pero no, no, no. Tenés que elegir UNA cosa -dijo con tono solemne la señora.
¿Una sola cosa? ¿Sólo una cosa tengo que elegir? ¿Cómo voy a quedarme con una sola cosa habiendo tantas lindas? Se quedó reflexionando.
Cata caminó a su casa en silencio, tan silenciosa estaba que la mamá le preguntó:
-¿Qué pasa, Cata?
-...
-¡Cata, Cata! -la llamaba la mamá, pero Cata nada, estaba tan concentrada en sus pensamientos que no escuchaba.
En eso mamá detuvo la marcha para atarle los cordones a su hermanita y entre el pasto crecido del vecino apareció una pequeña hadita. Sí, leyeron bien: un hada. Tendría el tamaño de una mano y le dijo:
-¡Chisss! ¡Cata! ¡Catalina! Acá, entre el pasto.
La sorpresa la sacó de su ensimismamiento y cuando volvió la mirada al pasto descubrió a la minúscula hada, de vestido verde brillante y la cabeza llena de rizos pelirrojos.
-¡Hola!-dijo entre asombrada y entusiasmada.
-¡Hola! -dijo el hada con simpatía- tenemos poco tiempo y yo tengo una misión. Tengo que entregarte dos llaves muuuuuuy importantes -mientras decía esto sacaba del morral una llave dorada más grande que ella misma- esta es 'Imaginación' y ésta -dijo sacando otra igual- es 'Libertad'. Con estas llaves todos tus problemas están resueltos.
-¿Todos?
-Todos -contestó el hada con seguridad- ahora me tengo que ir, tomá tus llaves y nos vemos en cualquier momento -dijo mientras desaparecía entre los yuyos.
Cata empezó a tironear de la mano de la mamá para volver a la panadería.
-Ey, no, Cata ¿qué hacés?
-Pará mamá, tengo algo que resolver.
La mamá no entendió mucho pero recordó que no había comprado nada para la hora del té y no le pareció tan descabellado volver.
Al entrar a la panadería, Cata se soltó de la mano de la mamá y, con determinación y mirándola a los ojos, le dijo a la panadera:
-Ya sé lo que voy a ser cuando sea grande. Voy a ser lo que yo quiera.
PD: Y colorín colorado... ¡Que tengan un excelente fin de semana! Como siempre, me encuentran en inessainz@msn.com o a través de FB.
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