Un jardín encantador en Florencia

Esa posibilidad me la dio María, la prima italiana de mi abuelo Hugo, cuyo esposo trabajaba como uno de los encargados de seguridad de este palacio renacentista. María vive en una amplia casa dentro de los Jardines de Bóboli, en la que históricamente han vivido personas a cargo de labores en el palacio.

El Palacio Pitti y los Jardines de Bóboli son, sin duda, de las principales atracciones de esta ciudad toscana. El monumental palazzo fue iniciado en 1458 por encargo del banquero florentino Luca Pitti. Sin embargo, debido a problemas financieros, no pudo terminar las obras y lo vendió inconcluso a los Médici, una de las familias más influyentes en la política y en las artes de esta ciudad. Los Médici utilizaron este palacio como residencia hasta 1737. De hecho, los Jardines de Bóboli fueron encargados por la esposa de Cosme de Médici, que fue duque de Florencia y primer gran duque de Toscana en los últimos años del Renacimiento.

El palacio también fue utilizado durante 1865 y 1871 como residencia de los reyes ya que Florencia era en esos años la capital italiana. Más tarde, el Pitti se transformó en uno de los principales museos de Florencia, donde pueden encontrarse obras de artistas como Rafael, Tiziano, Corregio y Rubens, entre otros. También es interesante recalcar que ahí nace un corredor que, adosado al Ponte Vecchio, cruza el río Arno y luego de atravesar la Galería de los Oficios llega a las entrañas del Palacio Viejo, sede del gobierno de la ciudad. Este corredor, llamado Corredor de Vasari, permitía a los duques ir desde su residencia privada hasta la sede gubernamental sin ser estorbados por el pueblo.