Se acerca San Valentín y es un buen momento para hablar y reflexionar sobre el amor. Ayer, mientras leía el post de Leo Ferri, el Corresponsal Urbano, pensé en la cantidad de veces que esa fecha significó algo para mí, y recordé una situación en particular:
Festejaba el 14 de febrero en un pub del Paseo La Plaza. Estaba enamorada, mi novio era todo lo que yo quería: mi amigo y compañero de ruta. Después de la cena un mago se acercó a nuestra mesa y nos hizo un par de trucos. Quedamos impactados. No solo adivinó la carta en la que yo había pensado sin sacarla del mazo, (era un 10 de corazones), sino que después de ponerlas a todas en un sobre, las atravesó con un cuchillo y esa carta fue la primera que saltó. Todavía no me explico cómo lo hizo. En ese momento me detengo cuando pienso en todo lo que vino después. Hay relaciones que nos dejan una huella enorme, y las decisiones que tomamos nunca se borran. Con la experiencia, yo aprendí a hacerme cargo de las consecuencias de esas decisiones y estoy segura de que hoy tomaría otras. Pero aun en los instantes más dolorosos, me queda en la memoria ese 10 de corazones que tuvo algo que ver, como tantas otras cosas, en la persona que soy en el presente.
Hace un tiempo le daba más importancia a las fechas. Después de la muerte de mi papá, las Navidades fueron más tristes, pero también noté su ausencia el resto del año. Por eso creo que no tiene tanto sentido la nostalgia pautada en días determinados. Prefiero recordarlo con cariño en Navidad y Año Nuevo, y aprovechar el tiempo que paso con mi familia para brindar por los que estamos vivos, más grandes y golpeados pero vivos. Algo parecido me pasa con San Valentín. Más allá de ser una costumbre tan heredada de otra cultura, no tengo ningún problema con su festejo, ni siquiera con la convención de los regalos, cada uno lo sentirá a su manera. A mí no me interesa el consumismo porque hace tiempo cambié el chip (salvo con los recitales y los libros). Obvio que es lindo que alguien se acuerde de mí, pero no es lo que más me interesa, hay otros detalles que aprecio más, como una buena charla o que me haga reír. Es válido festejarlo pero cualquier día puede ser una ocasión especial para generar un encuentro.
Creo en el amor en toda su diversidad y sus variantes. Creo que el amor es la fuerza más poderosa que existe, capaz de conectarnos con la naturaleza, sanarnos y hacernos mejores personas. Alguna vez me dijeron que el amor es inagotable porque la fuente la tenemos dentro nuestro. Desde entonces siento un cambio en mí porque soy consciente de eso cuando la busco afuera. Es lógico que todos deseamos que nos quieran, pero mi objetivo es que no me condicione la respuesta de las personas a las que entrego mi amor. Eso es un regalo, igual que el tiempo compartido. Algo muy similar dice este artículo de un terapeuta gestáltico de Madrid.
Por eso espero que aprovechen ese y otros días para recordar que el amor es la respuesta. Y si tienen ganas de preparar algo rico, les recomiendo que pasen por el blog de La Cocina del Círculo, de Jésica Estrada, ya que hizo su versión adaptada de unos deliciosos bocaditos de chocolate, de distinguida marca. Yo los probé y doy fe de que son una delicia.
Bocaditos de chocolate, por Jésica Estrada.
Antes de despedirme quiero avisarles que llega la primera función del año de"El viaje de la Kundalini", el 20 de febrero en el Auditorio de la Fundación San Rafael (Ramallo 2606) para quienes no conocen en qué consiste, pueden leer mi post "Todo vibra" o mirar el video que muestra algo del viaje, aunque lo mejor, como siempre, es vivenciarlo.
Y por último le mando un beso enorme a mi ahijada Sofi, de Puerto Madryn, ¡que ya cumple cinco años! No lo puedo creer. Comparto algo que escribí hace cuatro, cuando fue su bautismo y yo pasé por una pesadilla para llegar a tiempo a la ceremonia.
Me pueden escribir a kariuenverde@gmail.com
Abrazo grande.
Kariu
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