
Veganismo. Una palabra que despierta diferentes sensaciones, que interpela y que a veces incomoda, porque obliga a tomar una postura. Por lo general, los que deciden cambiar su alimentación, lo hacen por una razón puntual: un documental, o un hecho trágico, un shock de realidad. Hace poco una amiga me dijo que dejó de comer carne porque miró a los ojos a una vaca. Por eso me interesó el perfil de Melisa Rosato, una chef vegana que vive en Dinamarca y que contestó a mis preguntas a miles de kilómetros.
-¿Por qué decidiste cambiar tu alimentación al veganismo?
-Para mí fue una decisión que tenía que ver con que me estaba haciendo demasiado ruido, esto de “amo a los animales y los como”, porque para mí era, y es, muy importante, que lo que digo y lo que pienso, vaya de la mano con lo que hago. Suele pasar que no nos detenemos a pensar en esta gran contradicción en la que vivimos todos, yo la he vivido durante treinta años. No soy quien para juzgar a otros, pero creo que se trata de detenerse a pensar, ¿esto está bien? ¿Yo quiero contribuir a esto? Y bueno, mi respuesta fue no, no participo más de esto. Al hacerme vegana, tomé la decisión y me di cuenta de que no sabía nada sobre veganismo, no conocía a nadie que fuera vegano. Aunque ya era profesional, y había hecho una carrera, tuve que empezar desde cero con la alimentación. Este año van a ser cuatro años y también cuatro de mi página.
-¿Hubo un hecho puntual que influyera en este cambio?
-Estaba en la casa de mis papás comiendo cerdo y de la nada me vinieron imágenes de cómo mataban a los cerdos, como un flash, una película que se me vino a la cabeza, y lo más loco es que yo jamás había visto imágenes así. Cuando me hice vegana sí las vi, pero nunca había visto cómo mataban a un animal, nadie me había contado nada sobre veganismo, era algo que tenía que ser, una decisión que venía muy de adentro, de conectarse con algo un poco más profundo, de vivir la vida haciéndose más preguntas, para ser más libre para elegir. Así que la siguiente vez que hubo cerdo ya no pude comerlo y al otrodía dije: si no es cerdo, no es ninguno. A la semana me enteré sobre la industria de los lácteos y nunca más tomé leche. No tuve demasiada indecisión, fue concreta mi decisión.

Melisa elige incorporar platos sanos y coloridos a su alimentación. - Créditos: Melisa Rosato
-Estás viviendo en otro país, cómo es la cultura alimenticia allá?
-Yo veo dos corrientes, una es una costumbre bastante americana de comer mucho hot dog, panceta, fiambre, tomar leche con la cena. Y por otro veo mucho más la dieta paleo, que no toman lácteos pero comen mucha carne y verduras. No consideraría este país, un país saludable. La idea que yo veo sobre lo saludable sigue siendo muy antigua, se queda un poco en el pasado de creer que hay que comer todos los días carne para ser sanos. Si bien son adelantados en otros aspectos, en la alimentación están bastante atrasados.
- ¿Es fácil encontrar productos veganos?
-Cuando llegué, hace tres años, prácticamente no había productos veganos y hoy es impresionante el auge, uno de los mayores productores es Suecia, llegan muchísimo productos, hoy es normal encontrar en el supermercado más de diez marcas de leches vegetales, hay quesos vegetales, untables, mayonesas, salchichas, hamburguesas, albóndigas. Pizzas veganas frizzadas, lasagna congelada, ya hecha. Yo veo como aumentó, hay tiendas que son 100% veganas y gente interesada. Pero la mayoría de productos suelen ser alemanes o suecos. Hay más productos industriales veganos en Dinamarca que en Argentina.
-Tenés un emprendimiento de cocina, ¿Cómo aprendiste? ¿Hiciste talleres, fue de autodidacta?
-Estudié gastronomía en el Instituto Argentino de Gastronomía, uno de los mejores, siempre trabajé en hoteles cinco estrellas, hice una carrera súper linda, era chica y fue una gran aventura trabajar en los mejores hoteles de Buenos Aires. No era vegana y la diferencia quizás con un blogger a un chef es mucha. Aunque yo aprendí en la escuela de cocina, técnicamente la enseñanza, como la de trabajar a alto nivel no la vas a aprender en tu casa. La diferencia también es a la hora de degustar, a mí me dio un paladar más exigente. Fui autodidacta, sigo utilizando cosas que aprendí, las veganizo.

Hace cuatro años que Melisa disfruta de este estilo de vida que no incluye productos animales. - Créditos: Melisa Rosato
-¿Qué ofreces? ¿Cocinás vos?
-Cocino todo yo, al estar en Dinamarca no tengo un local, por ahora, ofrezco coaching online para una alimentación saludable, y para hacer una transición al veganismo y sostenerla. Esto implica muchas cosas, la ideología, el día a día, cómo manejarla socialmente. A mucha gente le cuesta lo de afuera, la familia que no está de acuerdo, por eso es importante tener un discurso claro con respecto al porqué. Observo que hay mucha gente vegana por los animales y el medioambiente, pero hay muchas dudas detrás de la alimentación, es importante estar seguro. Cuando quedé embarazada, yo estaba segura de que era la mejor alimentación que le podía dar a mi hijo y la basé en mucho tiempo de haber investigado, de leer, aprender, escribir a médicos, preguntar, y cada día estoy más convencida de la decisión. Mi trabajo es coaching también lo que es para mí importante, que es lo emocional. Una idea integral de cuando necesitás a alguien que te dé ese empujón final que no tiene que ver con la alimentación solamente sino con cómo te sentís, podés tomar muchos jugos verdes, pero qué es lo que pensás todos los días, que es lo que sentís, ¿sos celoso, envidioso? ¿sos feliz? ¿no te gusta tu trabajo? ¿sos inseguro? Por más alimentación buenísima que tengas, por más que quieras a los animales, muchas veces no es suficiente, primero es importante cómo te sentís vos, con tu vida con tus decisiones, porque yo creo que para hacerle bien a otros, tenés que estar bien, y eso es una inversión, una decisión de todos los días, y muchas veces necesitamos a alguien que nos dé ese empujón, ese es mi trabajo, al estar lejos puedo hacer online, la gente me consulta, y tengo conversaciones por skype, creo que es buenísimo trabajar en algo que te gusta y que deja algo más que hacer dinero, trabajar con algo que te apasione y que deje una huella positiva en el otro, es el negocio perfecto.
-¿Qué es lo mejor y lo peor de vivir en Dinamarca?
-Los Latinoamericanos idealizamos mucho el primer mundo, siempre veo que se pone como ejemplo los países escandinavos. Sin duda hay muchas cosas positivas pero el país perfecto no existe. Uno idealiza mucho cuando lo ve de afuera, yo también lo idealizaba. Si hay algo que puedo decir, es que tenemos que estar muy orgullosos de nuestra cultura. Quizás no tendremos los países súper prósperos económicamente, o la seguridad social, pero tenemos muchas otras, la idea de familia, de amistad, la diferencia más grande es que los escandinavos tienen la idea de vivir individualmente. Eso ha dañado muchísimo a esta sociedad porque no se puede construir nada si pensamos solo en nosotros mismos. Los latinoamericanos vivimos más en comunidad, tenemos un concepto de familia con lazos más fuertes, emocionales, somos más incondicionales. Otra en cuanto a la comida, es que acá es muy fácil encontrar orgánico, cualquier supermercado tiene vegetales, frutas, cereales, las leches son orgánicas. Eso no lo veo en Argentina, pero si bien hay más productos industriales veganos, en Argentina hay mucha más gente emprendedora: hacen milanesas de soja, pastelería vegana, lo artesanal, de autoemprendimiento, acá no existe. Si querés una torta vegana tenés que ir a un local. El hambre de salir adelante, de generar nuestro proyecto es porque si no hay trabajo, hay que generarlo, eso me encanta, y claramente tengo.

Su desafio es mostrar que la comida vegana es absolutamente fabulosa."La paz empieza en nuestros platos". - Créditos: Melisa Rosato
-¿Siempre te gustó cocinar?
-Empecé a cocinar a los quince, dieciséis años, era lo único que lograba entretenerme, era muy hiperkinética y me aburría fácilmente, me di cuenta de que podía pasar horas cocinando y nunca me aburría. Está bueno decir que se me quemaban todas las tortas o me quedaban crudas, o sin gusto a nada. Me gusta contar estas cosas porque nadie nace sabiendo, los mejores chef, lo he visto, cometen errores muy básicos a veces. Está bueno motivar a la gente a que no tenga miedo de que le salga mal. Mañana te sale bien y pasado muy bien. No pasa nada, es probar, todo el mundo puede cocinar, todos son creativos, es una decisión, una vez que empezás a cocinar empieza la magia, no hay límites.
-¿Cómo era tu alimentación? ¿Tuviste que restringir mucho tu dieta? ¿Lo sufriste en algún momento o te adaptaste fácil?
Mi alimentación siempre fue muy mala. Cuando vivía sola podía desayunar fideos con manteca y queso, y si bien siempre fui delgada, claramente no era muy saludable, así que una de las miles de beneficios del veganismo, está bueno aclarar que es una idea ética, de que todas las vidas valen. Esa es la idea básica. Una vez que tomás esa decisión, hace que tu estilo de vida cambie. Es una forma de pensar, una decisión. Descubrí los beneficios de esta alimentación, empecé a comer legumbres, un montón de cosas, mi visión sobre cocinar se amplió muchísimo. Yo siendo chef profesional, tenía una idea de cocina, era muy acotada. Si ves realities de cocina, siempre basan los platos en proteína animal, esa es una idea antigua. Es limitarse a un espacio muy corto. Primero para nuestro ambiente, después para nuestra salud. Es un círculo perfecto, no hay contras, son todas pro.
-¿Tuviste que restringir mucho tu dieta? ¿Lo sufriste en algún momento o te adaptaste fácil?
No restringí mi dieta, al contrario, es lo que le pasa a la mayoría de la gente. Hace poco escribí sobre cómo intentar una alimentación vegana y continuarla, una de las cosas que decía es que nosotros tenemos idea de un plato occidental, en que pensamos qué carne vas a comer y después pensamos con qué la vamos a acompañar. Ese es un concepto cultural, es simplemente empezar a ver los alimentos, cocinar, abrir la ventana. Ver más allá. Con una legumbre podés hacer hamburguesa, harina, es infinito los usos que le podés dar, los colores, las texturas, es una fiesta un plato vegano. Para mí fue súper placentero, al día de hoy, después de cuatro años, cada día me apasiona más, eso es lo que quiero transmitir a la gente con mis recetas.
¡Muchas gracias Melisa Rosato por tu buena onda!
Recomiendo mucho su blog que tiene información importante para la transición al veganismo, recetas de platos deliciosos y fáciles, con fotos coloridas de todo lo que podemos obtener de la naturaleza, sin sufrimiento animal, y con las ideas más geniales para cuidar el ambiente, nuestra salud, y ayudar a cambiar el mundo.
Una de las recetas de Melisa:
Pico de Gallo Tropical
Este pico de gallo tropical puede agregarse arriba de de una bruschetta, tacos, ensaladas, aderezos.
(En México reciben el nombre de pico de gallo una variedad de ensaladas regionales, que siempre incluyen verduras o frutas frescas cortadas en cuadritos).
Si nos recomiendan comer el arco iris vegetal, ¡entonces acá lo tenemos, todo cortado en cuadraditos!
Ingredientes
Pimiento rojo: 1 unidad, Pimiento amarillo: 1 unidad, Pimiento verde: 1 unidad.
Tomate perita sin semillas: 1 unidad
1/2 piña pequeña
Cebolla colorada: 1 unidad
Un puñado de cilantro/menta/albahaca/perejil (elegí una o más)
Jugo de un limón
Una cucharada de aceite (opcional)
Preparación:
1- Cortar los pimientos, el tomate, la cebolla y la piña en cubitos pequeños y agregarlos a un recipiente.
2- Mezclarlos bien y agregarles el jugo del limón. Y el aceite, en caso que elijas usarla.
3- Por último y en lo posible antes de consumirlo, agregale las hierbas picadas bien finitas.Si las agregas con mucha anticipación van a comenzar a oxidarse y le dará un aspecto no muy agradable a la preparación. El resto de los ingredientes, pueden estar preparados anteriormente.
Para hacer este pico de gallo tropical no necesitás tener todos los ingredientes para hacer esta receta. ¡Utilizá los que tengas!
Podrías cambiar la piña por mango, papaya o melón. O agregar más de una fruta a la vez, por qué no?
Si querés sabores más intensos algunas opciones pueden ser: ajo, jengibre, chile. Todos cortados súper chiquitos ya que puede ser bastante invasivos.
Reemplazá a la cebolla colorada, por cebolla blanca, cebolla de verdeo o ciboulette (cebollín).
Otra opción sería cuando agregás el limón, podés mezclarlo con una cucharada sopera de caldo vegano deshidratado hecho en casa.
Probá cambiar el jugo del limón, por jugo de naranja o hacé un mix con ambos.
Se puede conservar hasta una semana en la heladera (sin las hierbas) en un recipiente hermético y de ser posible, de vidrio. Este material es mucho más conveniente que el plástico por ejemplo. El vidrio posee características que hacen que no interfiera con las propiedades de los productos que contiene.

Pico de Gallo Tropical para cualquier momento del día. - Créditos: Melisa Rosato
Melisa nos propone que le enviemos recetas de platos "tradicionales" y ella se encargará de veganizarlos, ¿se animan a probar?
Pueden seguirla en http://melisarosato.com/
En Instagram https://www.instagram.com/melisa.rosato/
Y en Facebook, Comida Rebelde
A mí, como siempre, me encuentran en kariuenverde@gmail.com y en Kariu en Verde
Abrazo de martes.
Kariu
En esta nota: