Y me gustó cómo funcionó la consigna de la semana pasada, así que voy a repetirla.
URGENCIA.
Empiezo por la palabra. La palabra que escogería si tuviera que elegir una que me represente, que le explique al mundo en qué situación, en qué estado me estoy hallando en este momento.
Se me vienen a la memoria (del cuerpo) las clases de clown (hablando de clases de payaso...)
La urgencia de tener que resolver en escena algo rápidamente... el abismo, el vértigo, el puro presente.
La imposibilidad de dilatarnos, de distraernos, de mirar a un costado, de irnos por las ramas, de lo que fuere que implique tiempo... y no vaya al grano.
El grano en el payaso sería... ¿la risa-orgasmo? Esa sacudida que los espectadores están queriendo ejercitar para sentirse más livianos. Y de vuelta: el alivio.
El alivio indicándome el camino (a mí, que no soy payaso, pero también estoy en escena padeciendo la urgencia en similar sentido).
URGENCIA y ALIVIO, voilà, estos son los 2 términos que hoy me pintan de pies a cabeza.
A resolver, a hacer, a expresar, a decir... pero en la medida en que ese movimiento de la voluntad también coincida con el deseo profundo del espíritu.
Oh, no sé si estoy siendo clara, si me estoy enredando... Quiero decir, no, quiero decir no, digo.
Ok, digo: digo que si hay que hacer, y hacer urgentemente que se haga, pero sin sumar peso a la carga.
Que se libere, que se grite, que se mande, que se tire... ya, ahora, no pierdas tiempo, pero hacelo convencida, gozándolo... o al menos acompañando la acción con una sonrisa.
¿Qué de todo lo que hoy escribí entendieron?
Y bueno, basta con que hayan comprendido la consigna.
¿Qué palabra elijen ustedes en este momento? Y sólo si tienen ganas, justifíquenla.
¡La/os quiero!
PD: ¡Mañana visitamos el barrio de Villa Celina! Por cualquier cosa en twitter: @Ine_blog
Esta foto ya la conocían, pero no podía no repetirla
En esta nota: