Prender Tinder, o cualquier app de citas, lejos de tu tierra natal es aprender a descifrar los mil y un códigos culturales que no conocías - Créditos: Pixabay
Tinder, Happn y Bumble, las principales redes de citas, parecen tener un lenguaje universal. Todos entendemos más o menos cómo usarlas y cuáles son los pasos posteriores al match.
Pero hasta ahí llega la universalidad del asunto. Activar las apps de encuentros en ciudades que no conocés, cuyos idiomas no hablás y códigos no manejás, puede ser una aventura desconcertante. Desde cómo se lee tu perfil, hasta qué clase de candidatos encontrás, todo cambia de acuerdo a tu geolocalización.
Esto es lo que mis matchs con extranjeros me revelaron a mí:
Alemania: los tiempos, toda una cosmovisión
Mi primer "choque" cultural fue con un match alemán, en la ciudad Koln. Después de algunas tardes chateando, finalmente quedamos en vernos. Me dio una fecha: para dentro de quince días. Pensé que era un chiste pero esa clase de chistes no son muy frecuentes en Alemania. Cuando vi que lo decía en serio me ofendí, me pareció más bien, una forma indirecta de decirme que no quería encontrarse conmigo. Cuando le dije que en quince días tal vez ya no estaría en su ciudad su respuesta fue "Bueno, los domingos limpio mi casa, si querés podés pasar". Eso me pareció aún peor. Cuando, indignada, le mostré el chat a mis amigos argentinos que viven allá hace más de una década, se rieron y me explicaron que eso era completamente natural. "Acá nadie deja su rutina por una persona que no conoce", me revelaron. Luego me aseguraron que para conocer a alguien en Alemania, uno tiene que integrarse a alguna de las actividades que el otro tiene previamente programadas (todo se programa previamente por allá). En la cultura germana, no existen "cheques en blanco" en las relaciones. Si alguien te dedica tiempo, es porque considera que te lo ganaste. Finalmente negociamos y nos vimos: en el cumpleaños de uno de sus amigos. Fue una manera más glamorosa que verlo limpiar su casa.
Europa del norte: los 2 x 1 son posibles
En algunos países, las apps de citas te permiten buscar no solo una persona sino a dos o más para una aventura sexual. Si vos no habilitas esa opción, no aparecen propuestas de pareja pero aún así, tu match podría presentarse a la cita con un amigo o amiga dispuesta a unirse al plan. Sí, algunos países pueden ser así de abiertos. Una vez más, Europa del Norte lleva la delantera en eso. Cuando venís de lugares como Sudamérica, con niveles de violencia callejeros elevados y entornos completamente inseguros, la primera reacción es sospechar que van a robarte, que quieren abusar de vos en alguna forma o algo por el estilo. Pero por esos lados, usualmente alcanza con decir que no te va (si no te va) y que ese no era el plan original, para que lo entiendan. Probablemente te pidan disculpas y te inviten una cerveza como si nada. En momentos como esos, uno puede claramente entender que las citas no son solo con las personas, las citas son con las culturas.
España: a todo motor
Hay culturas, como la española, que aman los encuentros cara a cara. Contrario a lo que pasa con Alemania y sus agendas complicadas, los españoles siempre están dispuestos a tomarse una caña con vos. Tal vez ni siquiera necesites Tinder para eso, puede que te inviten directamente desde Instagram y sin revelar demasiado, vayan al grano. Te dicen que quieren conocerte porque "les gusta tu rollo" y te invitan a poner día y hora. Si le explicás al festejante que no te convence porque no sabés quién es, la respuesta será "¿Y cómo piensas conocerme si no quieres salir?". En España, las cosas, cara a cara. "La vida sucede en los bares, la vida sucede en las calles", me dice una amiga madrileña. No tuve la gracia de experimentar en Italia, pero otros viajeros me aseguran que es aún más intenso: puede que termines cenando con la madre de tu candidato el primer día.
En toda Europa: el romance vale siempre
Aunque sea solo un touch and go, el romance está siempre a la orden del día, no hace falta aclarar el consabido "no te enamores de mí" - Créditos: Pixabay
Muchas mujeres argentinas bromeamos con la epidemia del "no te enamores de mi" que escuchamos en nuestro país cada vez que un match comienza a tratarnos bien. En Argentina, un gesto cariñoso, una noche durmiendo en su casa puede ser el preludio para la advertencia masculina por excelencia: "no quiero una relación". Cada "progreso" en el trato es seguido por un acto de defensa: como si las mujeres fuéramos a enamorarnos de cualquiera que nos haga cucharita. En Europa, la cosa es diferente. No hay advertencias, no hay proyecciones y ser amable con un "touch and go", mientras dura, es regla. Caminar de la mano, pasear el domingo por el parque y no verse nunca, pero nunca más, es bastante frecuente. Ninguna palabra de amor garantiza nada y no hace falta ni aclararlo. Sólo el tiempo define hacia dónde va algo, si es que va para algún lado.
Otras tendencias
Podés arreglar un encuentro antes de llegar a una ciudad, esos servicios son pagos o requieren que aprendas unos truquitos de geolocalización - Créditos: Pixabay
Se puede matchear en una ciudad antes de conocerla
Hasta hace no tanto, para conocer hombres en un nuevo lugar, había que irse de fiesta, tener amigos locales o al menos ¡estar ahí! Hoy, ni siquiera hace falta haber llegado a una ciudad para empezar a conocer potenciales conquistas. Los servicios pagos de Tinder y Happn (o algunos truquitos para cambiar la geolocalización gratis) permiten anticiparse al aterrizaje y "reservar" una aventura por adelantado con hombres y mujeres ubicados en tu destino. Una francesa viajera que conocí en un hostel me lo explicó así: "cuando ya te están esperando, las citas, más que citas, parecen reencuentros".
Ojo. Tal vez no es amor, tal vez sos un sex-bnb
En el universo del amor 3.0, hay una nueva forma de desilusión, una forma más sofisticada de romper el corazón (y de que te lo rompan, claro). Es la que ejercen aquellas personas que usan Tinder a modo de Airbnb. Lo he visto con mis propios ojos: he presenciado el duro momento en que una room mate se daba cuenta que su match estaba más interesado en ahorrarse un par de noches de Airbnb o hostel, que en ella. Muchos hombres y mujeres hacen uso de sus encantos para conseguir un "bed and revolcón" en vez de un "bed and breakfast". Especialmente en verano, cuando todo Europa se mueve de aquí para allá, uno puede ahorrar mucho buscando camas y duchas gratis en Tinder. Y eso explica por qué por esta época hay tantos desayunos compartidos y amantes que no se piden un taxi ni bien termina el asunto.
Safe Tinder: las cosas que no te conviene descuidar en ningún lugar del mundo
Las primeras citas siempre en un lugar público son una práctica segura, ¿para qué arriesgarte a ir a la casa de alguien que no conocés? - Créditos: Pixabay
Aunque hay contextos menos agresivos que otros, recordá que la violencia contra la mujer es universal y que es muy importante que tomes recaudos para exponerte lo menos posible.
Las primeras citas en casas son una mala idea, en Argentina, en Inglaterra o en Finlandia. Estar sola con alguien que no conocés es asumir un riesgo innecesario.
Siempre que puedas, antes de una cita, compartí tu ubicación o habilitá alguna función de geolocalización a un amigo que esté al tanto de tu encuentro.
Aunque cada cultura es un mundo, tu percepción es la mejor guía. Si te sentís incómoda con ciertas miradas o presionada para hacer algo, andate. En estas situaciones, siempre es mejor pecar de miedosa que de audaz.
No aceptes encuentros muy tarde de noche o en zona que no conocés.
Siempre pero siempre que vayas a tener un encuentro fugaz con un hombre que no conocés demasiado, usá preservativo.