Vamos que llegamos

Siempre detesté a la gente que se queja del exceso de laburo, en algún lugar (será esta cosa de inmigrante que bajó por línea directa desde mis abuelos) me parece un privilegio hacer lo que te gusta y cobrar por eso. Después, la veo a mi amiga Lucre (obstetra, ginecóloga) haciendo guardias 6 días a la semana por dos pesos con cincuenta y durmiendo en una cama que comparte de a turnos con otros residentes y me quedo callada. Hay días que está tan cansada que se queda dormida en un sillón mientras nosotras seguimos hablando.

Sin embargo, me pasa, últimamente, que cuanto más cansada estoy, más me cuesta dormirme a la noche. Doy vueltas y vueltas en la cama y casi siempre con algún pensamiento medio atormentante dando vueltas. Evidentemente, debo ser medio obsesiva porque a la mañana cuando me despierto y vuelvo a pensar en lo mismo, ya perdió todo su poder y parece algo insignificante. Otras veces, creo que por las noches resuelvo todos los conflictos del día pero a la mañana, sin embargo, ni puedo recordar las soluciones brillantes a las que llegué.

Ni rastros de mi affaire, tengo un presentimiento que se está apagando lentamente ( o no tan lentamente) y no tengo ni tiempo de detenerme a pensar. "Good while it lasted" dicen los ingleses. Ya veremos. Juro que ni fantasear con llamar puedo. Mientras tanto, pensar en los planes de escapada es como un descanso por adelantado...