Por estos días, del 7 al 11 de diciembre, se está celebrando la vigésimo segunda edición del VegFest en Argentina, un evento en el que confluye gente que promueve el veganismo con otra que está en un proceso de transición hacia nuevos hábitos, con otra que está interesada en hacerlo, y con otra que simplemente tiene curiosidad y ganas de probar recetas ricas.
Tuve la oportunidad de presenciar algunas de las charlas, encontrar amigos y reflexionar sobre este movimiento que pareciera crecer en el país de la carne. Pareciera que todos sabemos de qué hablamos, cuando hablamos del veganismo, pero no está de más recordar su definición. Según la Asociación Vegana Española,“es una alternativa ética y sana al consumo y dependencia de los productos -no adaptados a nuestras necesidades físicas y espirituales- como la carne, el pescado, los lácteos, los huevos, la miel, los productos derivados de los animales, y otros artículos de origen animal como el cuero y las pieles. Se puede afirmar que es el estilo de vida más sano y respetuoso con los animales y la Naturaleza”.

Empatía por los animales. - Créditos: Latin Stock
Es el tercer año consecutivo que voy, y siento que desde aquel primer acercamiento, mi mirada se modificó y,en algún punto, aprendí a mirar las diferencias con mayor aceptación. Hoy elijo no inscribirme en ningún “ismo” pero abrazo a quienes se identifican con determinadas causas porque comprenden que se puede vivir sin provocar sufrimiento ajeno. Y de eso se trata el VegFest. Aun dentro de los diferentes de estilos de vida, hay una mirada más compasiva y empática hacia los animales y nuestro entorno.
Desde la ciencia, el médico Ezequiel Arrieta, al que entrevisté hace un tiempo, plantea en su libro “Vegetarianismo en el debate político”, que la producción de alimentos de origen animal genera consecuencias ambientales graves, y propone una restricción en el consumo. Consultado desde la radio Ensalada Verde, él dice que dos de los impactos más grandes que tiene el sistema de alimentos en la biodiversidad sobre los bosques o el clima, son los gases de efecto invernadero -a lo largo de toda la cadena de producción-, y el uso de la tierra. “La frontera agropecuaria avanza y provoca la deforestación, cada vez más tierras se usan para el pastoreo, en Argentina cerca del 80% que corresponden a 110 millones de hectáreas”.
Las creencias no están dentro de las causas fundamentales para cambiarse a una dieta vegetariana, él se base en el conocimiento científico y las pruebas del daño al ecosistema, para los datos objetivos y a la evidencia: nuestro sistema de producción de carne es insostenible. Al mismo tiempo, un dato relevante que comparte es que la FAO estima que un tercio de los alimentos se tira: cerca de mil trescientos millones de toneladas por año. En ese desequilibrio, entre el hambre y la obesidad, surge una necesidad de cambio urgente.
Es por eso que es importante escuchar a personas que se enfocan en lo macro, pero que también apuntan a lo micro, que es lo que podemos modificar a través de nuestra conciencia y nuestras decisiones. Ser vegetariano, vegano, macrobiótico, o lo que quieras, es una elección personal, pero entender cómo esa decisión modifica nuestro entorno es una cuestión colectiva y política. Por eso la alimentación consciente es un concepto que prefiero utilizar para definir esa capacidad que tenemos para pensarnos en relación a lo que comemos, y también a nuestro estilo de vida.
A eso se refirió, entre otras cosas, el doctor Diego Puebla, en su charla:
“El desafío que tenemos hoy es unirnos, saber que necesitamos trabajar en equipo. Saber que yo hasta acá llego, este es mi límite, es lo que yo puedo ofrecer. Y trabajar en una red. Durante muchos años yo había creído que iba por el camino correcto, y hacía alarde de mi camino correcto, y la verdad es que hoy en día, hay algo que me lleva a este lugar, por eso es que he venido desde Mendoza a compartir esto con ustedes, hay algo que me guía y me acompaña y me dice que se puede. A todos les quiero dejar ese mensaje, por más Monsanto que haya, si cerramos los ojos y no comemos, desaparece. Si todos obramos de la misma manera, puede que las leyes universales cambien. Leamos las etiquetas de los alimentos, es fundamental saber qué es lo que estamos comiendo. No es necesario comer animales para vivir”.
Es interesante cómo se plantea desde el campo de la medicina, la filosofía, y también la espiritualidad, la necesidad de pensarnos y trabajar en red. También en este tipo de eventos se habla de evitar el sufrimiento animal y se demuestra que existen varias maneras de comer y adquirir todos los nutrientes que el cuerpo requiere, sin tener que recurrir a productos animales. En ese sentido, Diego Castro es un pionero de la alimentación viva en nuestro país, y sugiere alternativas sanas y ricas, como los deshidratados, los fermentos, los brotes, las algas, y el cacao puro, además de todos los vegetales disponibles en temporada, para conservar el organismo sano a cualquier edad, y él es una gran prueba de que eso funciona.

Diego Puebla y su charla sobre el rol del acompañamiento del médico en la autogestión de la salud.

Diego Castro y la alimentación viva.
Tal vez hablar de este tema en este blog sirva para ayudar a la reflexión y ser un canal para llegar a otras personas. Agradezco a quienes me ayudan a conocer y comprender sobre la problemática desde distintas áreas. Comer bien es el primer paso para poder pensar con claridad y sabiduría. Siempre la decisión está de nuestro lado.
Muchas gracias a todos los que colaboran para hacer un mundo más consciente. Gracias al doctor Toto Viviani Rossi, y a Laura Buss, del CENI (Centro Educativo de Nutrición Integral) y a las personas que vibran en amor.

La opción está en nuestras manos.
Más información en www.vegfestargentina.org
Me encuentran en kariuenverde@gmail.com o Kariu en Verde
Les dejo un abrazo enorme.
Kariu
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