Tranqui, nena. Como dice el refrán, "siempre que Dios cierra una puerta, somewhere he opens a window". ¿Recordás a froilan María diciéndoselo a sí misma a la salida de la Abadía?
Confiá en el movimiento, mujer. La vida es una coreografía y no hay otro mapa que el que nace de las tripas (en armonía con el contexto, es cierto). A vos no te va un trayecto programado, no a vos que elegís vivir "a tu manera". Aunque te dé fiaca de a ratos, aunque cueste volver a cero, la improvisación es siempre tu mejor herramienta.
Sabés que improvisar no se trata de hacer cualquiera, sino de hacer eso y sólo eso (dar ése paso, pronunciar ésa palabra, mover ésa ficha) que todo hacia allí "indica".
Estate atenta a las señales. Si en esta calle justo bajan la barrera, o el tráfico se congestiona de manera caótica, sólo es cuestión de detenerse, de parar la pelota. Y seguir, seguir por otra parte.
No te peles el coco pensando cómo, ni esperes revelaciones extrañas de ningún tipo, es fácil, hay que simplemente seguir caminando pero por otro camino. La vida te da revancha a cada momento, según con lo que te enganches. Si te quedás dando vueltas en la decepción (sufriéndola), pronto tendrás tu propia oportunidad de "decepcionar" algo o a alguien. Si te enganchás con tu entusiasmo, con tus ganas de bailar, de correr, de volar un rato, entonces preparate.
Y nunca olvides, no no: hoy la única responsable de tu viaje sos vos.
PD: ¿Cuánto improvisan Uds. en sus propias vidas? ¿Cómo reaccionan cuando por hache o por be se frustran los planes? ¿Cuán atentos están a las señales de su propio laberinto? ¿Qué cosas toman por tales?
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