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 • HISTORICO

Terapia de pareja: ¿estamos mimetizados?

Algunos compañeros de vida son tan igualitos entre sí que parecen clonados. ¿Es casualidad, excesiva simbiosis o pérdida de la personalidad?


Los expertos aseguran que la frase "vivimos el uno para el otro", lejos de ser romántica, esconde una amenaza para el vínculo porque dejan de respetarse las diferencias.

Los expertos aseguran que la frase "vivimos el uno para el otro", lejos de ser romántica, esconde una amenaza para el vínculo porque dejan de respetarse las diferencias. - Créditos: Corbis



El afán por parecerse, o la simbiosis inconsciente, existió en todas las épocas y puede reflejarse en varios aspectos de la pareja: algunos se visten en composé, otros tienen la costumbre de anteponer el "nosotros" a cualquier afirmación que hacen y usan frases como "Nos gustó mucho la película" o "Nosotros no tomamos alcohol"... ¿Un poco border? Depende de dónde esté el límite. Algo de "contagio" está bien y es hasta casi lógico y esperable que suceda. Es parte de la construcción de la vida compartida, porque para convivir hay que tener ciertos acuerdos, y eso implica ceder preferencias personales. Quizá te resuene: cuando se conocieron, hace algunos años, tenían opiniones políticas opuestas, estilos de vida diferentes, su look no te gustaba y que jugara al básquet te parecía de loser, pero lo amaste igual. Ahora, en cambio, te da la sensación de que se igualaron en todo y ya les pasa lo que a tus viejos: ¡sabés lo que él está pensando! Sin embargo, cuando se resigna demasiado, se pierde identidad, y eso es lo que puede volverse conflictivo.

El otro como espejo

Platón decía que el amor empieza por una parte que se ve capturada y trata de conquistar a la otra. El "seducido" da una respuesta al "seductor" que, si es positiva, genera una retroalimentación. En esa lógica de feedback es que ocurre la mimetización, que es un ensamble necesario para que una pareja funcione. Pero ¿por qué necesitamos armonizar con el ser que amamos? Es simple: encontrar reconocimiento en el otro es uno de los condimentos básicos del amor. Todos queremos la aprobación de la persona amada y también queremos complacerla, y en ese plan tendemos a espejarnos con ella. Incluso, hay estudios científicos que sostienen que –de manera inconsciente– nos vemos atraídos por potenciales parejas que tienen una estructura similar a la nuestra en su material genético. ¡Todo sea por espejarnos! Al parecer, eso de que "los polos opuestos se atraen" es un mito porque, a la hora de comprometernos, buscamos personas similares a nosotras.

¿Cuándo es un problema?

Cuando cambiás conscientemente tus ideas por las del otro: vos sos de las que siempre soñaron con el vestido blanco y hasta hace un tiempo tenías una carpeta en Pinterest que usabas como archivo de ideas para el casamiento, pero ahora lo que quedó en el archivo fue tu sueño romántico. Él te dejó en claro que no quiere pasar por el altar y que –a lo sumo– accedería a un civil con poca gente, y vos de repente estás pensando en el jardín de la casa de tus viejos para el festejo. ¿Vos lo aceptaste o en el fondo te frustra? La realidad es que muchas maduramos la idea con el tiempo y también elegimos una fiesta chiquita, con los íntimos y sin tanto flash alrededor. Pero hay que analizar cuál es tu deseo real y, si sigue siendo el altar a lo grande, intentar llegar a un punto medio.

Cuando el otro no respeta que puedan tener gustos o costumbres diferentes: él fue bastante disimulado cuando te acompañaba al cine a ver la última de Ashton Kutcher sin decir ni "mu". A vos te copaban las películas románticas y él te bancaba como vos lo hacías con sus películas de acción, aunque te embolara fumarte 185 tiros en dos horas. Pero con el tiempo, tus gustos le empezaron a parecer un torre, y hoy van al cine para ver películas "posta", como dice él. El tema es que vos disfrutabas un montón de todo eso, entonces, ¿vale la pena ceder ante algo tan subjetivo? La realidad es que no hay verdades sobre gustos, así que ¡defendé tus pelis de amor!

Vivir mimetizados

Con tu pareja, de golpe, te ves TAN parecida que un poco te asusta... Te resulta medio embole, sentís que no hay nada nuevo por conocer y que parecen hermanos...

Con tu pareja, de golpe, te ves TAN parecida que un poco te asusta... Te resulta medio embole, sentís que no hay nada nuevo por conocer y que parecen hermanos...

Te pasa casi siempre con tus hermanos o amigas: la clave de haberse llevado siempre tan bien radica en que son bien distintos. Porque eso elimina la competencia y fomenta la atracción por lo diferente. Con tu pareja, de golpe, te ves TAN parecida que un poco te asusta... Te resulta medio embole, sentís que no hay nada nuevo por conocer y que parecen hermanos... ¡Stop!

El riesgo de la mimetización es la caída en el exceso, porque empiezan a aparecer ruidos disfuncionales que producen conflicto y "facturas" tales como "yo te complazco en esto, esto y esto, y vos, ¿qué cedés por mí?". Los expertos aseguran que la frase "vivimos el uno para el otro", lejos de ser romántica, esconde una amenaza para el vínculo porque dejan de respetarse las diferencias. El concepto que cada uno tiene de la sexualidad, del manejo de la economía, de los criterios de educación –en caso de tener hijos– y de la diversión se pierde en el deseo del otro.

Los psicólogos desmienten la creencia de que una pareja pueda "completarnos" y llaman "vínculo narcisístico" a esa ilusión –que, obviamente, prevalece al principio de cualquier relación– de haber encontrado el complemento que faltaba para ser perfectos. La riqueza de un vínculo, en cambio, radica en la diferencia, es decir, en reconocer al otro y a uno mismo como seres singulares con deseos y fuerza propia. 

Expertos consultados: Adriana Guraieb, Any Krieger, psicoanalistas; Juan Eduardo Tessone, psiquiatra de la Universidad Paris XII; Laura Orsi , médica psicoanalista.

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