*BYTLOVE es comentarista del blog y fue votada por el resto, entre otras, para escribir su post.
Pasaba mis días siendo ama de casa. Había trabajado antes, pero con mi segundo embarazo en reposo, había tomado la decisión, de ahí en adelante, de quedarme en casa y criar a mis enanos.
¡Todo era genial! Hasta que enano más chico cumplió dos años. Empecé a estar inquieta. Sabía que algo me estaba faltando. Pasaba el tiempo y me iba angustiando. Mi marido no entendía. Yo necesitaba volver al ruedo. Salir a trabajar, ver gente, sentirme útil y ganar mi propio dinero (cosa que nos hacía bastante falta).
Me decidí, busqué, conseguí. ¡Uh! ¡Fui feliz! Pero mi marido no.
Salí al mundo. Amé mi trabajo (humilde pero lindo trabajo). Estaba contenta, pero mi marido no.
Comenzaron los roces. Los controles de horarios. Si perdía un tren y llegaba 10 minutos más tarde a casa, tenía que dar explicaciones y convencerlo de que tan sólo había perdido mi tren.
Al principio me parecía graciosa y adorable su actitud. Me decía a mí misma: "está celoso". Pero la situación persistió y empeoró.
Llegó a vigilarme en mis horarios de almuerzo en el trabajo para ver qué hacía. ¡Una locura! Yo ya no sabía cómo hacerle entender que no tenía de qué preocuparse. Que no había nadie más para mí que él. Que mis compañeros de trabajo sólo eran eso.
Llegué a sentirme mal por llegar 10 minutos tarde. A sentirme en falta. Él me había convencido de que si llegaba minutos tarde, algo mal estaba haciendo.
Pero empecé a enfurecerme internamente. Y un día me dijo de mala manera: "¡TE ENVIDIO! Vos tenés un trabajo que te hace feliz y yo odio el mío". Y sus palabras, junto a la expresión de odio en su cara, me mataron.
¿Cómo podía envidiar a la persona que amaba?
¿Cómo podía maltratarme verbalmente, tan sólo por querer a mi trabajo?
Y me dije: "Esto no es amor. Esto es capricho, por que sea suya y sólo suya. En casa y en pantuflas".
Y mi amor por él fue desapareciendo. Se esfumó. Ya no pude mirarlo de la manera que solía hacerlo.
Con el tiempo entendí que la responsabilidad de la separación era de los dos. Él no supo acompañarme, entenderme, verme. Y yo quizás desde el día que quise volver al ruedo, ya estaba buscando mi cambio sin saberlo.
Fue la decisión más dolorosa que tomé en mi vida. Me había casado para toda la vida. Creía en ese cliché. Pero aun así, puse punto final.
Fueron meses, años, de implorar que la otra persona entendiera que era el fin. Que no había vuelta atrás. Que ya no tenía derecho a perseguirme y acecharme.
No fue fácil. Ni para él, ni para mis hijos, ni para mí. Pero sí lo más sano para todos.
Todos necesitábamos un amor sano. Y éste no era el caso.
Me perdí en el camino. Pero hoy... estoy empezando a reencontrarme conmigo misma.
¿Quién dijo que sería fácil la vida de separada? (Definitivamente es más difícil de lo que imaginé).
Pero de algo estoy segura. Que encontré el camino. Ahora sólo queda sortear los obstáculos.
¿Qué piensan? ¿Alguna vivió algo parecido? ¿Cómo fue su experiencia?
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