Newsletter
Newsletter

Ya casi




Antes que nada, y para que entiendan mejor de dónde vienen muchas mis palabras, quisiera contarles que en este momento estoy en lo que he dado por llamar "mis vacaciones mentales".
Después de un muy agitado 2010 y comienzo de 2011 (con trabajo nuevo, mudanza de barrio, jardín y casa, cambio de chica que cuida a mis hijas, etc.) y no haber parado un maldito día laboral, ni los días domingos, se me presenta un tiempo en el que, si bien debo mantenerme activa, puedo aflojar un poco el nivel de exigencia.
Terminé con trabajo de guión arduo y estoy a la expectativa de "lo nuevo", pero mientras tanto, hasta que el próximo desafío se presente, me tendrán que bancar (casi) insoportablemente positiva/relajada, jaja. Siempre apunto a eso, lo sé, pero estos días estoy como potenciada. ¡Soy un pececito suelto en el océano, dándome una panzada de recreo!
Estoy aprovechando, además, para hacer lo que nunca puedo por falta de tiempo. Encuentros con amigos y terminar el libro. ¡¿Oh, qué?! Oh, sí, para sorpresa de la mayoría, todavía no terminé de leer el libro que hace dos meses marido me había regalado. Y no me avergüenzo. Voy lento, lentísimo (¿puede haber algo más pavo que jactarse de leer rápido?), pero lo disfruto. Lo saboreo. Incluso muchas veces me veo escribiendo palabras o frases en el cuaderno, chequeando términos en el diccionario, o en ocasiones, releyendo párrafos que por algún motivo oculto me habían cautivado.
Tal vez parezca una tonta contentándome por estar terminando algo tan sencillo... a mi ritmo. Pero créanme que en los últimos casi 4 años estuve tan tomada por las necesidades ajenas, de mis hijas, que casi no había podido quitar mi atención de sus problemas o temas. Leer este libro, para mí, en este momento de mi vida, significa mucho más que estar leyendo... Sí, significa estar conectándome conmigo misma y que nadie me rompa los huevos, jaja. Y también significa volver a hacerme ciertos interrogantes existenciales, o del tipo que fueren, que generalmente, a fuerza de ajetreo e inercia, no me hago.
Por otro lado, ¡qué lindo es terminar un proceso! ¿Será que dejé tanto a mitad de camino o inconcluso que cuando logro ponerle un cierre a las cosas, lo vivo como un logro extraño? ¡No sé! No es que me esté felicitando, ni que me enorgullezca de eso, sino que simplemente disfruto, DISFRUTO MUCHO de estar haciéndolo.
¿Cómo leen ustedes? ¿Les lleva mucho o poco tiempo? ¿A qué mundos las estuvo transportando la lectura últimamente? ¿Siempre terminan el libro o a veces lo abandonan antes de tiempo? Y en general, ya que estamos, ¿les cuesta cerrar algunos procesos? ¿De cuáles hablamos?
PD: ¡BIENVENIDO Agus!

¡Compartilo!

En esta nota:

SEGUIR LEYENDO

“Muchacha, hacete el Papanicolaou”

“Muchacha, hacete el Papanicolaou”

Flor Jazmín Peña mirando hacia arriba y posando para la tapa de OHLALÁ! con una porción de la sandía entre las manos

 RSS

NOSOTROS

DESCUBRÍ

Términos y Condiciones


¿Cómo anunciar?


Preguntas frecuentes

Copyright 2022 SA LA NACION


Todos los derechos reservados.

QR de AFIP