“Como el ave fénix renazco, una y otra vez”
5 de junio de 2017 • 10:12
La primera vez que leí Anne la de los Tejados Verdes tenía 11 años. Me acuerdo como si fuera ayer la cara de felicidad de mi mamá mientras yo sacaba el libro del papel que lo envolvía. “Lo leí a tu edad”, me dijo convencida de que me iba a maravillar. Y tenía razón. Hasta hoy, es el libro que más atesoro en mi corazón. Me cambió la vida como ningún otro. Gracias a Anne, dejé de sentirme rara por soñar despierta y descubrí que estaba bien que un simple lago pudiera convertirse en “El lago de las aguas refulgentes” y que una avenida de árboles de cerezos pasara a llamarse “El camino blanco de las delicias”.
Con ella descubrí que el alma necesita de paisajes llanos que se pierdan en el horizonte, sin edificios y bullicio que bloqueen “el campo para la imaginación”. Aprendí acerca de enfrentar los retos diarios con valentía en un mundo tantas veces hostil; en la importancia de defender lo que creo correcto y justo, y a caminar siempre pero siempre con la frente en alto, sin importar la mirada ajena.
Anne
Pero, por sobre todo, aprendí a que cuando uno está abatido en el suelo, aparentemente vencido al extremo, los únicos caminos posibles son rendirse o levantarse y desafiar a la vida; resurgir de las cenizas. Si Anne, una niña huérfana que desde tan chica había sufrido horribles tormentos podía, yo también tenía que poder. Ninguna burla de mis compañeros de colegio y ningún “no hay lugar para vos en este grupo”, me iba afectar jamás. Yo tenía mi mundo imaginario y nada ni nadie me iban a impedir que le encuentre a cada día un motivo para ser feliz. Sí, es increíble como un simple ser ficticio de un libro, puede convertirse en tu mejor aliado y amigo.
Hace unos días, Diego vio cómo me brillaban los ojos cuando vi que habían hecho una serie de mi Anne en Netflix y me dijo “veamos el primer capítulo juntos”. Sé que lo dijo porque sabía que moría de ganas de verlo y me iba a ser feliz. Y sé que para mí tiene un sentido diferente del que jamás podría tener para él porque ella, Anne, formó parte de mi adolescencia. Igual sospecho que lo disfrutó, simplemente porque quería mimarme y porque a través de ese gesto de acompañarme, pudo descubrir una pequeña parte más de mí. A eso, lo llamo amor.
Hoy, no puedo creer que el libro que cambió mi espíritu haya sido publicado en el año 1908. Una obra que habla de la fortaleza de la mujer, de que podemos elegir, de que cada uno de nosotros es un ser único, y que jamás hay que rendirse.
Para lo que sigue les dejo esta canción que dice: “Y me levantaré y lo haré mil veces de nuevo”.
Siempre me maravillo de cómo todo de alguna manera se conecta en la vida. Mientras pensaba en eso de que las mujeres somos seres increíbles y capaces de resurgir de las cenizas fortalecidas, tuve una conversación por mail con Milagros. Ella me puso: “Soy joven, pero llevo cargada en la espalda una mochila repleta de experiencias con las que no siempre puedo lidiar del todo bien. (…..) Digamos que a veces puedo con todo y me enciendo hasta el punto de arderme la vida y las venas; y a veces todo puede conmigo y me extingue hasta convertirme en cenizas. Pero como el ave fénix renazco siempre, una y otra vez.”
Ave Fénix
Lo primero que pensé fue: qué lindo que escribe Milagros y cuánta imaginación se nota que tiene. Y lo segundo que hice fue repetirme en mi cabeza: “Pero como el ave fénix renazco siempre, una y otra vez.”
Entonces me acordé de amiga Loli –que también ama a Anne de los Tejados Verdes- , y que decidió mudarse de país. Lo cierto es que hace mucho que lo quería hacer y, aparte, en ese nuevo destino tenía una historia de amor esperando. Sin embargo, cuando llegó esa historia dejó de funcionar. Pero Loli es tan fuerte y tiene una cualidad admirable: elige por ella primero. Jamás se hubiera ido a otra parte si no hubiera sido porque su alma y su corazón lo necesitaban y lo querían, más allá de todo y todos.
“¿Cómo estás?”, le pregunté. “Fue fuerte la llegada. Agotador. Venía arrastrando un cansancio inconmensurable, de esos que por primera vez me hicieron sentir que mi cuerpo era chiquito para todo lo que estaba haciendo”, me puso. Y agregó: “Pero con el tiempo nos recuperamos. Como siempre.”
Y entonces la imaginé a Loli, con la frente en alto, sonriéndole a la vida, porque lo vale todo.
Dejo algunos de los tantos fragmentos de Anne para comenzar la semana con el corazón encendido y todas las ganas de vivir:
“Uno no puede estar triste mucho tiempo en un mundo tan interesante.”
“La vida me debe algo más que lo que me ha pagado, y me lo voy a cobrar.”
“Nadie nunca es demasiado grande para soñar. Y los sueños nunca envejecen.”
“Cuando una gran pasión se apodera del alma, el resto de los sentimientos se apretujan en un costado.”
“Se puede disfrutar de todo cuando uno está firmemente decidido a ello. Por supuesto, hay que estar firmemente decidido.”
“Y también pienso que las violetas son pequeños recortes de cielo que caen cuando los ángeles cortan los agujeritos por donde brilla las estrellas.”
“¿Tienes sueños no realizados? (...) -Desde luego. Todos los tenemos. No nos vendría bien tener todos los sueños cumplidos. Mejor sería estar muertos que no tener sueños.”
“¡Oh, es delicioso tener ambiciones! ¡Estoy tan contenta de tener tantas! Y nunca parecen llegar a su fin; eso es lo mejor. Tan pronto se obtiene una, se ve otra brillando más alto. ¡Hacen que la vida sea tan interesante!”
“Marilla, ¿No es hermoso pensar que mañana es un nuevo día, todavía sin errores? - Te puedo garantizar que cometerás bastantes , respondió Marilla. Nunca pareces terminar, Anne. - Sí, y bien que lo sé, admitió tristemente la niña. Pero no sé si habrá notado una cosa buena en mí: nunca cometo dos veces el mismo error. - No sé de qué te sirve, si siempre descubres errores nuevos. - ¿Pero no lo ve, Marilla? Debe haber un límite en los errores que puede hacer una persona y cuando llegue al final, habré acabado con ellos. Es un pensamiento muy reconfortante.”
“Después de todo -le había dicho Anne a Marilla una vez-, creo que los días más hermosos y dulces no son aquellos en los que ocurren cosas espléndidas, maravillosas o excitantes, sino simplemente los que nos traen pequeños placeres sucesiva y suavemente, como perlas que se sueltan de un collar.”
Ustedes, ¿tiene un libro en especial que les haya cambiado la vida?
Beso,
Cari
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