¿Cómo se coachea un orador TED?

Durante unos 18 minutos, esa charla TED te atrapa. Es probable que te emocione; y seguro te deja alguna idea nueva picando en la cabeza. En ese tiempo reducido, y detrás de esas palabras espontáneas que siguen un hilo de razonamiento, adivinás que se comprime un arduo trabajo. Pero quizá no tengas una noción exacta de cuán arduo y cuánto trabajo hay invertido. Son cuatro meses de preparación, decenas de reuniones e intercambios, capacitaciones para aprender diferentes técnicas, entrevistas. ¿El objetivo? Detectar el centro de la historia, despertar la propia voz que va a narrarla y conseguir que esa persona dé la mejor charla que pueda dar.

Espiamos el proceso de una de las oradoras de TEDxRíodelaPlata 2015 (que se hizo en el predio de Tecnópolis el 24 de septiembre) y averiguamos cómo es este camino que se recorre desde que alguien es seleccionado como orador hasta que se sube al escenario.

Lo primero que nos advierten, como para empezar a desarticular cualquier idea preconcebida (ejercicio TED por excelencia), es que lo que se viene, en realidad, no es un camino a recorrer sino una verdadera montaña rusa. Con sus giros imprevistos, adrenalina, diversión. También con algo de "¿quién me mandó a estar acá?, ¡me quiero bajar!".

El eslogan de TEDxRíodelaPlata es "Ideas que te transforman", pero los que forman parte de la audiencia no son los únicos que experimentan la transformación. Quienes se suben a ese escenario bajan completamente transformados. E incluso quienes acompañan el coaching cambian.

Ya se hicieron más de doce mil eventos TEDx en el mundo (así se llama a las franquicias del TED original, que funcionan de manera independiente) y cada uno tiene su modo de coacheo. TEDxRíodelaPlata, la versión del evento más grande del mundo, cuenta con un equipo de catorce coaches, aunque ninguno se dedica a esto profesionalmente. Todos tienen diferentes experiencias previas, cada uno cuenta con determinadas habilidades y maneja mejor ciertas temáticas. Esto, que fueron identificando en la práctica de año tras año, es un dato que evalúan cada vez que les toca decidir quién va a coachear a quién. La idea es hacerlo según las necesidades de cada orador.

El coach va a ser un personaje invisible en la escena, pero fundamental: su responsabilidad es acompañar durante cuatro meses al orador, guiarlo y brindarle todas las herramientas que requiera para llegar a dar "la mejor charla de su vida".

La temporada de coacheo queda inaugurada tras un encuentro grupal, con todos los oradores que se presentarán en el evento. Ahí se comparten los temas que trae cada uno y se conocen entre sí. Se genera un espíritu de camaradería que impacta mucho en la atmósfera que se vive durante la presentación de las charlas. En esta reunión se imparten unos consejos generales y, básicamente, se da la bienvenida.

En promedio, las instancias individuales entre coach y orador son diez. Aunque la cantidad es variable, se estipula según las necesidades de cada caso. Los primeros encuentros se enfocan en dar exactamente con la historia que se va a contar. En algunos casos, al convocar a un orador, ya está bastante claro qué va a decir. Pero en otros, el foco es algo aún por definir.

Una de las metas en esta etapa es conseguir que el mensaje que trae el orador cobre forma en un relato de alto impacto, capaz de llegar a mucha gente. Y en este punto, lo emocional es fundamental. No importa tanto qué se diga ni lo que se muestre. Lo que el público va a recordar de una charla es qué le provocó. Así que se parte de la pregunta ¿qué querés hacer sentir a la gente? Y a partir de ahí sí, se busca qué decir y qué mostrar para conseguirlo.

Una vez que está clara la historia a contar, hay que buscar cómo armar el relato. Lo esencial en este tramo es hacer una búsqueda interna para despertar la propia voz del orador. El objetivo es entrenar desde la autenticidad y no a partir de normas generales. No hay palabras mejores o peores ni posturas prohibidas sobre el escenario, el tema es descubrir la mejor forma que tiene genuinamente ESA persona de dar su charla. Con estos elementos se va armando el guión y se elige qué estructura narrativa usar. Para algunos, ayuda escribir la charla. Para otros, aprisiona y resta oralidad. Como sea, si se va a escribir, lo importante es hacerlo cuando la charla ya está perfectamente definida, para que sea en un lenguaje oral y no el tipo de palabras que usamos cuando escribimos un artículo.

Llaman así a la "entrega" de la charla al público. Durante el proceso, se contemplan algunos encuentros grupales de coaching escénico para ayudar a que el cuerpo hable. Hay talleres donde se les brinda a los oradores herramientas específicas para usar todo el rango de la voz y para poner los gestos y movimientos al servicio de lo que se quiere lograr con la charla. Se enseñan también técnicas de respiración, de gestión de los nervios, recursos teatrales.

En este tramo, además de las palabras, se van coreografiando las entonaciones, las pausas. Y se ensaya muchísimas veces la charla para que salga de manera natural, no impostada. No hay que estudiarla de memoria, pero sí tenerla extremadamente incorporada para dejarla fluir.

Un mes antes del evento, se hace un ensayo general donde se pasan todas las charlas enteras. La experiencia les dictó a los organizadores de TEDxRíodelaPlata una premisa que ya es ley: a esa altura, lo mejor es que la charla no cambie demasiado. Un día antes de la presentación, hay un ensayo técnico. Ya en el auditorio, con las luces tal cual estarán y hasta la ropa que se va a usar. Ahí ya no se hacen comentarios, es solo un ejercicio de ablande y de precisión. Lo que resta es canalizar la adrenalina y tratar de dormir la noche anterior. Quizá lo más difícil de todo.

Tal vez hayas tenido oportunidad de ver la charla de Valeria Bosio el pasado 24 de septiembre. Si no, cuando la suban a la web, no te la pierdas. Ella es doctora en Química y en Bioquímica. Una grosa en lo suyo que está llevando adelante una sorprendente investigación en el Instituto de Boston: usa nanobiomateriales para regenerar tejidos humanos. Esta fue su primera charla TED, y recibió una merecida ovación. Pero antes de ese aplauso, pasó meses preparándose.

En su caso, el coaching estuvo a cargo de dos personas: "Hache" Merpert (educador, especialista en Tecnología y Educación) y Adrián Kohan (físico, docente y consultor). La intención fue complementar la expertise en storytelling del primero con el conocimiento científico del segundo. El mayor desafío fue encontrar qué contar, porque no había una sola historia.

"El tema de la investigación es fascinante de por sí, pero había más para contar: Vale traía un mensaje acerca de que hacer ciencia es algo divertido y apasionante. Y por otro lado, es una mujer haciendo ciencia, y ahí había otra historia también", dice Adrián, y Hache agrega: "Esto es como escribir un libro. Arrancás, los personajes cobran vida y te van llevando. Es un proceso que tiene mucho de creatividad". Se propusieron causar emoción, inspirar y divulgar información científica. Todo junto. Así que había que encontrar el equilibrio.

Después, el reto fue el texto. Valeria es muy segura y tenía una idea muy clara de cómo quería decir las cosas. Meticulosa de las palabras, no había presupuestado ningún ajuste de términos. Pero resulta que su charla imaginada era más para un foro científico que para un público tan amplio y general como es el de TEDxRíodelaPlata. Hubo que "traducir" el relato, limpiarlo de ciertos tecnicismos. "Yo creía que tenía la palabra justa y, cuando me proponían un cambio, para mí era un sacrificio", recuerda Vale y enseguida sus coaches destacan la garra que le puso y el compromiso para superarse a sí misma. No ocultan el orgullo, hablan de "su" oradora como si se tratara de un hijo.

Ya en el auditorio de Tecnópolis, los aplausos llegan después de la charla, de esos casi 18 minutos que abrazan meses enteros dedicados a soñar en grande, a entrenar para compartir ideas que transforman y salir completamente transformados de la experiencia.

Estas son algunas de las sugerencias que reciben los oradores de TEDxRíodelaPlata para sus presentaciones:

1. Sueñen en grande. Den la mejor charla que jamás dieron. Compartan una idea que pueda cambiar el mundo.

2. Muestren su verdadero "yo". Revelen sus pasiones, sueños y temores. Muéstrense vulnerables.

3. Hagan sencillo lo complejo. No traten de impresionar con piruetas intelectuales.

5. No pavoneen su ego. No fanfarroneen o van a perder al público.

6. ¡Ninguna venta desde el escenario! No publiciten sus productos o servicios o soliciten financiamiento u otro tipo de apoyo.

7. El video de sus charlas es tan importante como la charla en vivo. Asegúrense de que su charla esté autocontenida.

8. No lean sus charlas. Sí, pueden tener notas.

9. Sean puntuales para terminar. Si no, quitarán tiempo a los oradores que los siguen.

10. Ensayen sus charlas. Con su coach y frente a un amigo confiable, para ajustar tiempos y maximizar la claridad del impacto.

"Llegué a Vale lleno de preguntas y con mucho entusiasmo por todo lo que ella sabe. En el proceso pasaron cosas que nos sirvieron a todos. Fuimos conociéndonos, cediendo, entablando una gran complicidad. Aprendí a entender los tiempos de Vale, a dejarla respirar cuando ella necesitaba asimilar algo. Es como cuando empezás a manejar, que la sensibilidad con el acelerador es clave. Aprendí a regular en esta experiencia".

"Arranqué sorprendido y maravillado con un tema que no conocía mucho y por la pasión que le pone Valeria. Su actitud me sirvió para reflexionar e incluso para repensar consejos que les doy a mis hijos en sus búsquedas vocacionales. En cuanto al coaching, el proceso no tiene un manual, es un arte que uno va aprendiendo mientras hace. En este caso, lo más desafiante fue convertir un tema científico complejo en una historia atractiva, clara y que, a su vez, tuviera la rigurosidad necesaria para pasar el test de un experto en el área".

"Animarme a equivocarme fue la principal enseñanza. No solo aprendí que en la búsqueda de cómo contarlo una se puede equivocar, lo más importante es que aprendí que, cuando pasa, no es tan grave. Llegar a aceptar que se pueden sacrificar ciertas ideas iniciales y no quedar atada a la estructura es un aprendizaje tanto para dar una charla como para la vida en general, incluso en aquellos aspectos más intrascendentes".

Experto consultado. Gerry Garbulsky. Organizador de TEDxRíodelaPlata y embajador TEDx en América del Sur.

Más info: www.tedxriodelaplata.org