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Ahorro: consejos para identificar los gastos hormiga y combatirlos

El consumo hormiga puede representar un 15% o más de tu sueldo. Te damos algunas ideas para decirle chau al taxi, el cafecito camino al trabajo o el snack de la merienda que atentan contra nuestra economía.


Cómo eliminar los gastos hormiga.

Cómo eliminar los gastos hormiga. - Créditos: Getty.



Todo sube. El transporte, los servicios públicos, el alquiler, la prepaga, la nafta, el celular, los precios. Hay que hacer rendir los sueldos al máximo. Y ahí es cuando sobreviene la gran pregunta que nos preocupa a todas las personas ¿cómo hacer para que el mismo sueldo rinda un poco más? La clave está en un gesto simple: poné la lupa en los gastos chiquitos, llamados "gastos hormiga".

Más allá de las explicaciones macro y las coyunturas político económicas, lo cierto es que hay que llegar a fin de mes. Y lamentablemente no pareciera quedar otra que cuidar cada peso que gastamos. Así como se organizan grupos en Facebook para comprar en mayoristas, lo que te proponemos es poner en marcha un paso previo: echar un vistazo a tus finanzas personales para lograr distribuir de forma más eficiente tus ingresos.

Está claro que hay gastos fijos que son prioridad, pero también hay muchos otros que probablemente lleves a cabo sin darte cuenta de que, a fin de mes, pueden representar un 15%, o más, de tu sueldo. La gaseosa cuando salís del trabajo, el alfajor para la merienda (¡oh las tentaciones de los kioscos!), el cafecito camino a una reunión, el taxi por la fiaca de esperar el colectivo son gastos cotidianos que pueden llegar a sumar impactantes en un año, y se agrupan bajo un rótulo en el mundo de las finanzas: consumo hormiga.

No es tarea fácil detectarlo, ya que el hormigueo está asociado a momentos de la vida cotidiana. Si sos de esas que piensan más de una vez a lo largo del día que "un gustito no le hace mal a nadie", tal vez sea hora de evaluar si no estás malgastando tus recursos, ya que en definitiva terminás comprando mal (pagás más y además perdés el control sobre tus gastos). Entonces te invitamos a que mires estos consejos. Antes de hacer grandes recortes y privaciones hay un mínimo margen manejable que a veces de tan chiquito que es, no lo vemos pero ayuda y mucho.

Qué hacer

DIFERENCIÁ: necesidades, impulsos y hábitos. Es importante que analices tu comportamiento frente al consumo. Los carteles, las vidrieras, las publicidades, todo está armado para que pensemos que necesitamos o que "merecemos" consumir. Sin embargo, en muchas ocasiones lo hacemos impulsivamente y el riesgo es terminar convirtiendo esos impulsos en hábitos. Por ejemplo, una cosa es que hayas salido en ayunas y por eso te tientes con un café por el camino, y otra muy diferente es que tu rutina al trabajo incluya parada obligada en el Starbucks. Y aquí entra en juego tu gran aliada, la planificación.

PLANIFICÁ. Los oficinistas y quienes pasan largas jornadas lejos de casa son las principales víctimas del consumo hormiga. Una buena estrategia consiste en adelantarte a tus necesidades. Almuerzos, meriendas, snacks, bebidas, o el tiempo que necesitás para moverte por la ciudad sin llegar tarde, son cuestiones con las que lidiás todos los días. Si anticipás el modo de resolverlas, no vas a tener la tentación de hacerlo con lo que tengas a mano (sea la máquina expendedora de golosinas de la ofi o un taxi).

ANOTÁ. Como aconsejan con las comidas a la hora de hacer una dieta, es importante que anotes todo lo que gastás. Si bien puede parecer tedioso, pensalo como un ejercicio momentáneo, no vas a andar con una libretita por el resto de tu vida, sino solo un mes, hasta lograr identificar en qué se te va el dinero. Es fundamental que puedas clasificarlos, puede ser en "Fijos", "No planificados" y "Extras/Hormiga". Existen aplicaciones que pueden ayudarte. Cuando hagas números vas a pensar dos veces la próxima parada en el kiosco.

EVALUÁ TUS PRIORIDADES. Cuando tenés que repartir la misma cantidad de recursos entre determinada cantidad de cosas, es obvio que alguna va a quedar en el camino. Es entonces el momento de poner en la balanza y pensar qué te hace realmente bien y no querés dejar de lado. Aunque parezca que no hace la diferencia, en el momento de levantar la mano para parar un taxi podés preguntarte ¿Realmente lo necesito? Por ahí no te está alcanzando para ir a terapia mientras estás, sin darte cuenta, financiando gastos intrascendentes.

VALORÁ LO QUE TENÉS. Muchas veces gastamos en cosas que ya tenemos, que no necesitamos, que ni siquiera terminan de convencernos y que probablemente no terminamos usando. ¿O nunca compraste un pañuelito porque estaba barato, y terminó en el fondo del placard junto a otros cuatro, casi iguales? El hecho de creer que estamos ante una gran oferta, hace que pensemos que estamos ahorrando… ¡Mientras gastamos! Si mirás dentro de tu placard probablemente te encuentres con un montón de cosas que no estás viendo, inmersa en la fiebre de estrenar y consumir.

La disciplina

Como en cualquier meta que te propongas, tenés que estar convencida de que querés implementar un cambio y sostenerlo por un tiempo determinado. Cuando veas que con esos pesos que ahorraste en pavadas pagaste el aumento de la tarifa de luz vas a sentirte gratificada. Por ahora, no queda otra.

Algunas ideas

-Tenete en la cartera una botellita de plástico con agua (venden unas de colores divinas).

-Desayuná antes de salir o cargá tu mug con un rico té. Podés salir de casa con algo calentito, y vas a evitar tentarte en un café por el camino.

-Comprá en el súper (si es mayorista mejor) o en la dietética snacks saludables como cereales y frutos secos. Te salvan en momentos de hambre y te evitan caer en los hidratos del kiosco.

-Caminá, usá bici y tomá transporte público. Si bien el frío invita a sucumbir la tentación y tomar taxis, intentá hacerlo cuando no quede otra y para trayectos cortos.

-Llevate un tupper al trabajo en vez comprar comida. La excusa de que estás haciendo una dieta de harinas es infalible.

Datos curiosos

1. Aproximadamente dos de cada diez compras que se hacen en los súper son para obtener muy pocos productos y están asociadas a satisfacer una necesidad inmediata.

2. Dos veces por día las personas tienen momentos de snackeo o "comer algo" entre comidas.

3. Kioscos y bares son los lugares dónde se satisfacen estas necesidades

*Información provista por Kantar Worldpanel

Expertos consultados: Nicolás Litvinoff, economista experto en finanzas, director de Estudinero.net. Virginia Porcella, Periodista especializada en economía, autora de Feminomics. Juan Manuel Primbas, Managing Director de Kantar Wordpanel.

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