Cumplimos un año y todavía sin leer a Coetzee
23 de abril de 2015
La primera nota de este Club Por qué nos gusta Paul Auster fue hace un año, días antes de que comenzara la Feria del libro.
Un año ya, cómo pasa el tiempo, tenemos que celebrar y mil frases hechas más son inevitables. ¿Propongo un balance? ¿Una forma de festejar? ¿Volvemos a la modalidad de leer un cuento para la próxima? ¿Cuántas lecturas compartimos, cuántas anécdotas, cuántos libros, cuántas conversaciones y encuentros virtuales generamos en este tiempo? ¿Cuántas risas, momentos felices, cuántas coincidencias y cuántas diferencias compartimos?
Tendría que hace un Excel para contabilizar todo eso. Los números de la sección para medir el éxito. Paso, creo que Ustedes también pasarán.
Lo que no puedo dejar de decirles, otra vez, es que lo mejor de la sección fueron y son sus comentarios, sus propuestas y sus enseñanzas.
Es una felicidad muy grande para mí contar con este espacio íntimo que se fue creando entre los cluberos y cluberas, en el que con la excusa de la literatura hablamos de un montón de cosas que nos gustan y que quizá en otros lugares nos privamos de compartir por falta de interlocutores o de tiempo.
Se viene una nueva Feria del Libro, de hecho hoy comenzó y no estuve en la inauguración. Voy a ir tranquila, varias veces, algunas sola a curiosear por los stands de las librerías, asistir a alguna lectura en voz alta, a alguna conferencia, otras llevaré a mis hijos. No sé bien todavía, no estudié el catálogo ni me armé una agenda. El fin de semana, supongo.
El año pasado pedí una acreditación de prensa para poder estar sentada bien adelante en la charla de Paul Auster y J. M. Coetzee, a la que fui con muchísimo entusiasmo. No por Coetzee que es un autor muy reconocido pero yo no lo había leído y sigo sin leerlo pese a que me lo propuse –o impuse y será por eso no lo pude cumplir hasta hoy- sino por Auster que pese al paso de los años me sigue enamorando, no me aburro de sus libros, y reconozco que es un poco reiterativo, un personaje estereotipable, que tiene un tipo de escritura que se fue convirtiendo en previsible, pero aun así a mí me sigue convocando.
Mientras hacía tiempo me compré en el stand de Kel Ediciones uno de sus últimos libros, Report from the Interior, para practicar inglés y para tener un libro así con esa excusa me le acercaba a Paul que iba a firmar libros después de la conferencia y lo veía de cerca.
Así con mi bolsita en mano, me fui a recorrer los pasillos de la feria para hacer tiempo hasta la hora de la conferencia. Me sentía una privilegiada absoluta, no iba a tener que hacer la fila de cientos de personas igualmente ansiosas por asistir. Como era alrededor de las dos o tres de la tarde de un día de semana no estaban colmados de gente y se podía caminar con soltura, nadie me apuraba de atrás y podía espiar las mesas, levantar los libros a gusto y con parsimonia.
En algún momento decido que es la hora de ir hasta el salón de la charla y levanto la cabeza, acelero mi andar con un objetivo claro, mirando hacia adelante. A unos cinco metros, quizá diez, un grupo de gente camina en bloque y detrás de ellos varios fotógrafos.
Es él, son ellos. Es la habitual recorrida que los organizadores de cualquier feria brindan a los invitados especiales. Me sumo a la procesión como atraída por un imán y en algún momento, ya en los patios de La Rural, me descubro caminando a su lado. Nada como ir juntos a la par. ¿Qué hago yo acá? Ya había decidido no pedirle una entrevista porque no me sentía preparada, porque si lo tenía enfrente corría el riesgo de abatatarme, que se me trabaran las palabras, de pasar por una cholula. ¿Y ahora estoy acá? ¿Pegada a él? Sin habérmelo propuesto, sin haber establecido un encuentro por los canales formales, alguna fuerza sobrenatural me había empujado a sus brazos, bueno todavía no pero tal vez más adelante. Y bueno, estamos en el baile. Saquemos el celu e inmortalicemos este momento en un fototuit. Hello Paul, please one selfie together, y él me mira con su mirada de PaulAuster y unos guardias que iban adelante y que hasta ahora no me habían registrado porque venía pasando desapercibida caminando como todos en modo invitada de prensa, me piden que baje el teléfono y yo no que una selfie nada más Paul, una selfie.
Esas cosas que una no ha hecho frente a un ídolo de rock a los 16 y se descubre que el gen de la fanclubera esperaba latente adentro de una esperando el estímulo perfecto para despertar.
Me fui con un videíto porque nunca pude apretar el botón o el pixel correcto. La charla dejó mucho que esperar, por un tema de micrófonos que tornó en tragicómica la situación y ellos en realidad no conversaron con el público, se limitaron a leer extractos de Aquí y ahora - Cartas 2008-2011 (Anagrama / Mondadori), el libro de intercambios epistolares que habían escrito juntos. No fui, por supuesto a la firma de libros. De hecho no soy de pedir firmas a los autores, no tengo esa costumbre no sé si porque no la entiendo o porque soy un poco vaga para hacer filas.
Al día siguiente fui a un encuentro de la Revista OHLALÁ! para sus colaboradoras en el Palacio Duhau que constaba en un workshop con el equipo, arrancaba con desayuno en un salón exclusivo para nosotras y terminaba con un almuerzo en el restaurant con la relacionista pública del hotel. Una de las chicas a quien le había contado mi blooper del día anterior me señala: Mirá quién está ahí, y me anima acércate.
A tres mesas de la nuestra estaban Paul y Coetzee almorzando con alguien más, tenía pinta de argentino y editor. Dos veces un encuentro casual es demasiado. Algo o alguien, esa fuerza misteriosa de la Naturaleza, el Genio de los Escritores, mi Angel de la Guarda, el Destino, la Vida, acaso Cupido, quién me estaba queriendo decir algo pero ¿Qué?
¿Será que estamos predestinados a unir nuestros caminos? ¿Somos el uno para el otro? ¿Ahora me mirará, se acercará a mí y me dirá Gracias por la foto del otro día, me confesará que me estuvo esperando toda su vida, que siempre quiso conocer a alguien como yo, que huyamos juntos, el dejará a Siri para siempre yo diré adiós a mi familia y fundaremos un imperio del amor y de la literatura, descubrirá a la escritora que hay en mí, a la diosa creativa que baila en mi interior y la sacará a la luz? ¿Nos instalaremos en una cabaña junto al río, retozaremos en los prados mientras hablamos de historias de personajes de libros y escribimos la gran novela universal?
¡Dale, andá ahora pedile una foto, aprovecha! Vuelvo al presente, con la frase realista y alentadora de una de mis compañeras de mesa: a lo más que puedo aspirar es a conseguir la foto fallida.
Mi foto con Paul Auster
Ya pasó un año. De la Feria, de este Club, de mi encuentro incomprensible con Paul Auster. Y todavía sigo sin leer a Coetzee.
Toda la data de la Feria
Para no perderse entre los libros les recomiendo guiarse por El señalador de la Feria, la nota para La Nación de Constanza Bertolini y María Elena Polack. Y por supuesto repasar la agenda diaria en la web oficial de la Feria del Libro.
¿Les gusta la feria? ¿Iban de chiquitos? ¿Piensan ir este año? ¿ Qué actividades prefieren?
Si nos cruzamos por ahí, saluden.
Y recuerden que pueden escribir a clubdelecturaohlala@gmail.com
¡Cariños!
En esta nota: