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El libro o la película ¿Cuál preferís?

Leímos Cornelia frente al espejo, un cuento de Silvina Ocampo, y conversamos con los creadores del film que ya lleva veintidós meses en cartel: su director Daniel Rosenfeld y su actriz protagónica y coguionista Eugenia Capizzano.




Es inevitable: la adaptación de la literatura al cine genera siempre el tipo de comparación odiosa que pone de un lado a los que prefieren la obra original por sobre la versión fílmica y viceversa.
Es raro que ambos bandos coincidan. Pero en el caso de Cornelia frente al espejo, el cuento que nos propusimos leer y comentar en este nuevo encuentro del Club de Lectura OHLALÁ!, esto sucede. No sería honesto decir que el cuento y la película se necesitan mutuamente. Pero sí, que se potencian. La sola lectura del cuento, como muchos de ustedes fueron adelantando en Qué nos atrapa de un libro basta para sumergirnos en la profundidad de ese mundo cuasi fantástico que edifica Silvina Ocampo.
Cornelia es una mujer joven que llega a una casa deshabitada con la intención de tomar un veneno para suicidarse pero, antes de eso, se pone a dialogar consigo misma ante un espejo. Su imagen le responde y empiezan a ocurrir situaciones intrigantes. Comienzan a llegar personajes con los que entabla diálogos íntimos. En esos diálogos, consigo misma, con una nena fantasma, con un ladrón y con un amante, debate sobre la condición femenina, la niñez, las costumbres sociales, los miedos, los deseos. También nos va entregando, en pequeñas dosis, ciertos recuerdos de su vida, de algún modo también sus pecados - el amor infantil por un hombre comprometido, un robo, una mentira- que operan como pistas para que los lectores y los espectadores podamos jugar a comprender qué fue lo que llevó a esta mujer joven, bella y acaudalada a pensar en quitarse la vida.

Lo que ocurre en la película dirigida por Daniel Rosenfeld y protagonizada por Eugenia Capizzano con Eugenia Alonso, Leonardo Sbaraglia y Rafael Spregelburd, es inédito. No sólo porque respeta los diálogos originales del cuento de Silvina Ocampo, algo que no suele ocurrir habitualmente en las adaptaciones al cine de obras literarias, sino porque los espectadores que se comunican con los realizadores a través de la página oficial de la película en Facebook en su mayoría coinciden en algo: en que una experiencia enriquece la otra. ¿Viste la película y no habías leído el cuento? Salís del cine con la intención de conseguirlo. ¿Leíste el cuento y después viste la peli? Te conmovés un poco más, tal vez incluso ponés en duda tus primeras impresiones. Sentís el impulso de releer el cuento para compararlo con el guión y comprobás que las palabras son las mismas. En efecto, los diálogos son textuales y no fueron modificados, porque Daniel y Eugenia coincidieron en que la obra era perfecta para ser representada tal como estaba escrita. Y no se equivocaron: su apuesta resultó una obra de arte que además de haber recibido excelentes críticas, premios y menciones en varios festivales de cine, desde que se estrenó en 2012, sigue conquistando espectadores y con perfil para convertirse en uno de esos clásicos, acaso material de estudio para talleres literarios e investigadores de la obra de Ocampo.
En cuanto a las expectativas para los lectores, lograron satisfacerlas: la película conserva el estilo antirrealista del cuento porque no pretende responder las dudas que nos preguntamos durante la lectura del texto. ¿Pero cómo, entonces el ladrón era real o un invento de la imaginación de Cornelia? ¿Esa mujer con la que habla, es ella, una tía, un fantasma?
Así es en general el estilo de Silvina: lleno de preguntas retóricas, preguntas irónicas, que desafían las convenciones y el sentido común. De su literatura, decía Adolfo Bioy Casares, su marido, que no se parecía a nada de lo que se había escrito, como si ningún escritor la hubiese inspirado y solo se hubiese influido a sí misma.

Veamos qué dicen los creadores de la película.
Los dos trabajaron en el guión y vos, Eugenia, te convertiste en Cornelia. ¿Cómo produjeron la película?
Eugenia: Al leer el cuento, en la primera página tuve un deseo imposible que fue el de haber sido yo la que lo escribió porque me identificaba con ese texto maravilloso. Después entré en razón y me dije, bueno, al menos podría actuarlo. Le dije a Daniel que había encontrado un material para trabajar. Lo más hermoso fue que cuando Daniel leyó el cuento me dijo un sí con tanta seguridad como la mía pero redobló la apuesta, no íbamos a hacer un ejercicio de experimentación sino encarar una película.
Daniel: El material era una invitación para hacer una película porque todos los temas que toca, desde la subjetividad de esa mujer, el romanticismo del personaje, algo que en un texto cualquiera podría parecer banal, con las palabras de Silvina resultó algo extraordinario. No por nada Borges decía que el verdadero genio de la literatura argentina era Silvina Ocampo y no él.
Eugenia: Nos apasionamos por la escritora. Ella misma se definió en una famosa frase "no soy sociable, soy íntima". Pero al mismo tiempo, pese a su naturaleza introvertida tenía una personalidad deslumbrante, dejaba a todo el mundo impactado con sus declaraciones repentinas en medio de una conversación donde había pasado la mayor parte del tiempo callada. Ese dominio del humor fino, irónico pero a la vez tan femenino, se ve en el cuento y creo que se transmite en la película.
¿Qué decisiones tomaron con respecto al manejo del tiempo? ¿Hubo miedo de aburrir al espectador?
Daniel: Traté de respetar la percepción de la materialidad del tiempo, que surge del propio cuento. Las disgresiones que, como en los sueños, nos hacen entrar y salir de situaciones, están reflejadas en el transcurrir de la película. No sólo importa la acción y la reacción como en una película de aventuras sino cómo camina el personaje en esa casa. Cornelia es como una Alicia en el país de las maravillas, entra por una puerta y no sabe por qué puerta va a salir, se pierde y se reencuentra a sí misma en sus propios deseos y temores.
También se lo compara con Sherezade…
Daniel: Sí, con la estructura de los relatos orientales, con los cuentos mitológicos o con los de Andersen, que a veces perturban por su manera de asociar situaciones. Los relatos no son lineales sino que te obligan a ir asociando imágenes, no hay un único significado de la cosas sino diferentes posibles caminos.
Eugenia: El cuento tiene muchas lecturas, pero hay algo bastante evidente y es que Cornelia, de alguna manera está inventando personajes para que la salven, quiere morir y quiere ser salvada, y este juego lo establece con sus propios fantasmas y es ella la que los crea frente al espejo. Como Sherezade que cuenta uno y otro cuento al califa para postergar su ejecución. "Quiere que mi vida se convierta en Las mil y una noches", le pregunta Cornelia a Leo Sbaraglia, el amante.
Daniel: Cornelia es una mujer que se mira a sí misma, que también desea la vida. Vayan a verla, sigue durante todo julio en el Malba y casi siempre está uno de nosotros dos o de los otros actores en la presentación. Nos gusta conversar con el público.
Cambiando de tema y para cerrar: ¿qué les gusta leer?
Daniel: Mi condición es de lector aficionado con deformación profesional. Siempre estoy pensando en si un texto puede ser llevado al cine. Para hacer Cornelia investigué el surrealismo leyendo a Guillaume Apollinaire, y ahora estoy leyendo algo de Elías Canetti.
Eugenia: Vamos mucho al cine, nos gustan los ciclos en el Malba o ir a la filmoteca de Fernando Martín Peña en La Escuela Nacional de Cine, que es gratuita y tiene películas extraordinarias, fuera de lo convencional.

Agendate

La película se proyecta los sábados a las 20 en MALBA Cine, Av. Figueroa Alcorta 3415, Buenos Aires. Valor de la entrada: general $35, estudiantes y jubilados $18., socios Club La Nación Premium: 2 x 1 en entradas.

Leemos un cuento

¿Qué les pareció Cornelia? ¿Leyeron algún otro de los cuentos que pasamos? Para la próxima les propongo otro clásico, un texto corto de Chéjov, escrito para teatro: El daño que hace el tabaco (O vrede tabaka). Es un monólogo en tono humorístico. Adelanto mi opinión: me pareció un pionero del stand up.
Y no se olviden que pueden comunicarse a clubdelecturaohlala@gmail.com . Las sugerencias que nos mandan son muy buenas y están anotadas para ir armando las próximas notas.

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