Newsletter
Newsletter

Eleonora Wexler: "ya no tengo filtro, soy más frontal"

Separada y sin apuro, se acerca a los 40 con una sensación de solidez personal que, nos cuenta, es el resultado de un gran trabajo de autoconocimiento. Su principal objetivo: seguir en esta línea para poder ser un buen modelo de mujer feliz para su hija




Blusa con escote bote (UMA, $860), tapado de buclé (Akiabara, $1980), pañuelo (Rapsodia, $249)

Blusa con escote bote (UMA, $860), tapado de buclé (Akiabara, $1980), pañuelo (Rapsodia, $249) - Créditos: Eugenio Mazzinghi. Producción de Carol Schmoisman


Por Carola Birgin y Agustina Vissani
Por momentos, cuesta escucharla. Susurra con el último hilo de voz que le queda. Eleonora Wexler está cansada y algo afónica. Pero no por eso cancela ninguno de los mil planes que llenan su agenda diaria. Hoy, se levantó a las 7 de la mañana, llevó a Miranda, su hija de 9 años, al colegio, se fue a grabar Los vecinos en guerra y se escapó un rato antes para encontrarse con nosotras a tomar un café, charlar y charlar.
Después, calcula que le va a quedar un ratito como para hacer una pasada fugaz por la pelu (quiere hacerse las manos) antes de recalar en su casa, donde va a tomar el té con Miri; y terminará el día con una relajante clase de yoga. ¡No para! Y eso que ayer se acostó tardísimo. Fue a la entrega de los galardones Trinidad Guevara y se volvió con el premio a la Mejor Actuación Femenina por la obra de teatro Las descentradas, que protagonizó en 2012. "Cuando llegué, se lo di a mi hija, que entre sueños me dio un beso grande, y bajé a cocinarme algo rico. Mientras se hacía la comida, descorché un champancito de los chiquitos. Estaba contenta, ¿por qué no brindar conmigo? Nunca hay que dejar de celebrar".
¿Qué otras cosas celebrás hoy?
La felicidad de mi hija, poder hacer lo que me gusta, lo que me da placer. Celebrar te carga de energía positiva. Hay que aprovechar y festejar mucho, así te quedás con esa alegría dentro que después es contagiosa también. Yo constantemente le muestro a Miri que soy feliz haciendo lo que hago, que me encanta, que disfruto el laburo. Soy una mamá feliz, y ese es el legado que quiero dejarle a mi hija. Quiero que viva en este entorno para que, elija lo que elija, siempre busque ser feliz.

¿Cómo te pega darte cuenta de que, a la edad de ella, vos ya estabas trabajando como actriz?
Es cierto, pero en ese sentido no me veo parecida a ella. Si bien Miranda es más de lo físico, como yo, ella sublima mucho en el baile, en la gimnasia deportiva. Me dice clarísimo que no quiere ser actriz, y no es de esas nenas que están obnubiladas y acompañan a su mamá a cuanto estudio de grabación o teatro vaya. No le interesa tanto este mundo, por lo menos no todavía.
Pero si Miri ahora te planteara que quiere trabajar en algo que le gusta, ¿qué le dirías?
Por ahora, le diría que no, es muy chica...
Entonces, ¿vos sentís que empezaste muy pronto?
Sí, pero a mí me encantaba. Tenía una vocación muy marcada, no es que quería estar en la tele, pero en mi casa me la pasaba armando shows y actuando con mis hermanos. Producía, escribía, dirigía, amaba este universo...
¿Y si ella también lo viviese con una pasión así?
Claro, seguramente sería diferente, pero por ahora solo disfruta de sus actividades, de la equitación, que le encanta, la gimnasia artística, pero como cualquier nena de su edad. Habrá que ver cómo se dan las cosas.
¿Seguís copada con esto de vivir en Zona Norte, alejada de la ciudad?
Sí, me encanta. Los domingos vienen mis viejos y mi hermana a casa, hacemos asado o pastas y, si está lindo, almorzamos en el jardincito.
Estoy instalada acá desde hace ocho años, pero todavía tengo esa sensación linda de estar de vacaciones. Ayer fui al centro y, entre las manifestaciones, el ruido y la cantidad de autos, volví a agradecer haber tomado la decisión de alejarnos del caos.
Hay menos caos, pero también hay menos roce social, es todo más individual...
Puede ser, pero igual no vivo en un barrio privado, estoy en una casa, en San Isidro. Tengo negocitos cerca, voy y vengo caminando con los perros, no tengo la sensación aplastante del cemento...
Vestido de gasa estampada (Rapsodia, $989), medias opacas (Silvana, $100), botas texanas (Bnedikta, $920)

Vestido de gasa estampada (Rapsodia, $989), medias opacas (Silvana, $100), botas texanas (Bnedikta, $920) - Créditos: Eugenio Mazzinghi. Producción de Carol Schmoisman


¿Cuántos perros tenés?
Tengo dos perras y una gata. Somos todas mujeres en casa. A Afrodita, la gata, la tengo desde hace 20 años y es una genia. Sobrevivió todo, las mudanzas, los cambios. La tengo desde los 19.
39 años tenés ahora... ¿Y qué onda con la llegada de los 40?
La verdad, todavía no es algo que me pese. Tampoco lo siento, no me siento de esa edad. Bah, tengo la sensación de que todo cambió tanto y que hoy, por ejemplo, una mina de 60 está espléndida y ya no es la anciana que era hace algunos años. Van cambiando los modelos y creo que eso está bueno. Hay una vitalidad y un ritmo de vida que te llevan a cambiar. Los 40 de hoy no son lo que yo veía de chiquita en una mujer de 40. La independencia de la mujer y que esté trabajando hacen que todo se haya modificado. Hay una cosa muy vital y masculina, la mujer está a la par del hombre en muchos sentidos, y esto cambia inevitablemente los ciclos de la vida que se producían hace veinte años.
Los 40 son un número que generalmente no pasa inadvertido.
Quizá sea que todavía no me puse a pensarlo y el año que viene, cuando me lleguen, te diga que sí es fuertísimo. Pero hoy lo llevo bien y no creo que me pese la edad, al contrario. Lo que sí sé es que me siento mucho más plena ahora que antes. En mi madurez, en mi forma de ver la vida. Por ahí antes me enroscaba con cosas insignificantes a las que ahora trato de no darles tanta trascendencia. Me siento más en paz conmigo ahora que hace 10 años, por ejemplo. Sé mejor quién soy.
Una de las cosas principales que suelen pasar a los 30 es que una se conoce más, sabe lo que quiere. ¿Qué diferencia hay ahora?
Y, son 10 años más de autoconocimiento. Ahora sé mejor todavía qué quiero y qué no... O por lo menos sé con seguridad qué es lo que no quiero, eso lo tengo recontra claro, no hay lugar a dudas. Siento que me vibra el cuerpo.
Bueno, quizás antes te vibraba el cuerpo y no le dabas bola. Por ahí lo que aprendiste fue a decodificar señales.
Sí, a escucharme mejor. Además, lo que cambió mucho en mí es que ahora ya no tengo tanto filtro. Y esto por un lado está bueno y por el otro no tanto. Al ser más frontal, te enfrentás con el otro con toda tu verdad, y a éste quizá no le gusta escuchar cómo sos realmente. Pero ¿qué se le va a hacer?, una tiene que ser más una, más consecuente con una misma. Obvio que siempre desde el respeto al otro, sin joder ni herir, pero siempre clara y coherente con la esencia propia. Porque con el tiempo aprendí que si no te mostrás como sos en verdad, si no sos coherente con tus vibraciones y con lo que realmente te pasa, terminás amargada, frustrada, es tristísimo.
¿Qué te ayudó a descubrirte y plantarte de esta forma?
Estos crecimientos tienen que ver con un poco de todo lo que se va acumulando, con lo que vas viviendo, con los amigos, la pareja, los hijos.
Los hijos te hacen crecer muchísimo. Creo que ellos son un termómetro enorme. También está todo lo que puede darte una pareja, un compañero de ruta, alguien que te haya acompañado un momento aunque ya no lo haga más. Lo mismo con los amigos, que quizás a los 18 años eran muy amigos y ahora no. Y no hablo de esto como algo nostálgico o malo, sino simplemente como parte de la búsqueda. Hay personas que te acompañan en determinado momento, te suman, te dejan algo y quizá después pasan.
Remera de algodón (AyNotDead, $298), falda estampada (Rapsodia, $669), campera de denim (AyNotDead, $898)

Remera de algodón (AyNotDead, $298), falda estampada (Rapsodia, $669), campera de denim (AyNotDead, $898) - Créditos: Eugenio Mazzinghi. Producción de Carol Schmoisman


¿La separación de tu marido entra en este cuadro?
Bueno, obvio que fue parte del crecimiento, pero es difícil meterlo dentro de una misma bolsa con todo lo demás. Fue súper fuerte. Estuve trece años en pareja, me casé, la tuvimos a Miranda. Pensá que yo era muy chiquita cuando empezamos a estar juntos. Arrancamos cuando yo tenía 22 años y compartimos muchísimo tiempo de amor, amor, amor, hasta que en un momento no funcionó más. Después de terminar con una historia así, tenés que reacomodar todas las piezas, armar, reorganizar, y obvio que todo eso implica un crecimiento. Lo único que nunca dejé de tener claro fue que el foco estaba puesto en Miranda, que lo más importante es que ella esté bien y no transmitirle cosas que no estén buenas.
¿Ahora estás en pareja?
No.
¿Es una novedad para vos estar sola?
Y... ¡la última vez que había estado sola era una nena! Veo fotos y no puedo creer lo chiquita que era. Reencontrarme ahora con esto, siendo ya una mujer, está buenísimo. En este momento no tengo ninguna necesidad de estar con alguien por estar y no estoy apurada por buscar compañero, aparecerá cuando tenga que ser. Sí estoy trabajando un montón conmigo, descubriendo qué ya no me gusta y qué es lo que sí quiero.
¿De qué manera lo trabajás?
Con terapia tradicional, espacios para mí, y ahora también con una terapia especial llamada MDR, que si bien es una terapia para trabajar sobre algo puntual, yo la continúo. Voy por cosas puntuales, pero aunque las resuelva siempre va surgiendo algo. Está bueno ese espacio para reflexionar, para escucharse. Igual, este último mes estuve con tanto trabajo que no pude ir.
Yoga no dejás, porque hoy vas a terminar el día con una clase, ¿siempre hiciste a la noche?
Sí, es genial. Cuando termino la relajación y los ejercicios de respiración, quedo hecha una seda, armonizada y lista para ir a la cama...
Siempre fui de hacer mil cosas. No me quedo quieta. Y ahora retomé yoga porque, con el ritmo de trabajo de la tira sumado a todo lo extra en que me voy anotando, necesitaba algo que me bajara, reconectarme con lo que le pasa a mi cuerpo.
Pero estás sin voz y seguís haciendo mil cosas...
Ay, sí, es que estos días son una locura. Grabo de noche y, además de que me corta la rutina, tuve escenas pesadas que me dejaron de cama. En topcito boxeando en un galpón muerta de frío. Pero no tengo mucho margen para parar.
Decís que a veces estás cansada y que tenés mucho trabajo, pero ¿estás contenta con la tira?
Sí, muy contenta. Es cierto que, como cualquier tira, es mucho laburo, pero la paso bien, es un elenco hermoso, me divierto...
Vos, ¿te enganchás con la guerra del rating?
Para nada. Si empezás a fijarte, caés en una locura vertiginosa, una bola que no deja de crecer. Yo hago la mía, laburo y no me engancho.
Remera de algodón (AyNotDead, $298), falda estampada (Rapsodia, $669), campera de denim (AyNotDead, $898), cartera (bnedikta, $1350), medias (silvana, $102), pulsera (india style, $115), zapatos de gamuza (bnedikta, $1100)

Remera de algodón (AyNotDead, $298), falda estampada (Rapsodia, $669), campera de denim (AyNotDead, $898), cartera (bnedikta, $1350), medias (silvana, $102), pulsera (india style, $115), zapatos de gamuza (bnedikta, $1100) - Créditos: Eugenio Mazzinghi. Producción de Carol Schmoisman


Cuando hablás, parece que ya estás de vuelta de varias cosas, ¿no te enroscás con nada?
Mirá, cuando veo que me empiezo a enroscar con algo que no puedo controlar, como el rating, me aparto. Es muy tentador, pero me aparto.
¿Qué otras cosas que ya no podías controlar decidiste soltar en este crecimiento?
Un poco en eso que decíamos sobre la pareja y sobre tomar la decisión de separarse cuando ya no da para más. En una relación pasan muchas cosas, es una cuestión de tiempos y de ritmos. Más allá de las cuestiones de cada persona y de cada pareja, están los ritmos de crecimiento y de maduración que se dan independientemente de cuánto laburo y esfuerzo haya hecho cada pareja para que las cosas sigan bien. Ahí, de nuevo, creo que hay algo que no está bajo el control de las personas y hay que soltar, dejar que suceda.
Es posible...
Creo que, como todas las historias que emprendemos, nunca sabemos adónde van a terminar. ¿Por qué no pasaría lo mismo con una pareja? Hay algo que tiene que ver con lo que te toca, con lo que sucede más allá de lo que hagas. Soltar es una parte importantísima del crecimiento.
¿Soltar qué?
Todo, qué sé yo. En el caso de la pareja, cuando ves que hay algo que no funciona y ya hiciste todo lo que pudiste, tenés que saber soltar, dejarlo ir y ver para dónde va. No presionar ni presionarse, no poner carga donde no hace falta hacerlo.
Blusa de gasa (Mariana Dappiano, $540), jeans (India Style, $580), bufanda trenzada (Mariana Dappiano, $150), blazer de pana (Rapsodia, $789)

Blusa de gasa (Mariana Dappiano, $540), jeans (India Style, $580), bufanda trenzada (Mariana Dappiano, $150), blazer de pana (Rapsodia, $789) - Créditos: Eugenio Mazzinghi. Producción de Carol Schmoisman


Es muy exigente pensar que una puede torcer el rumbo.
Y muy frustrante. Porque nunca nada va a salir como vos querés. Cuando una suelta, se libera.
Es como todo, encontrar el equilibrio, ¿no?, porque una no puede ir por la vida soltando todo lo que no funciona...
Obvio. Y claro que no es que yo esté fomentando la separación, ¿eh? Tampoco creo en el facilismo de soltar todo ante la primera frustración.
A mí me encanta el hecho de construir, armar, eso está buenísimo. Pero también es importante darse cuenta de que el esfuerzo ya no está causando efecto, que solo se está desgastando, y ahí hay que soltar. Cada una tiene que buscar lo que le da placer, basta de torturarse con culpas y obligaciones. Es como decir: "Cortémosla con la tortura, pasémosla bien". Igual, parece muy simple cuando lo decís, pero es difícil aplicarlo al día a día, es todo tan rápido y tan efímero. Por ejemplo, una se preocupa o se enoja por cada taradez, por cada detalle. Hoy me doy cuenta de que el tiempo que tengo quiero vivirlo con la mayor plenitud posible, por eso elijo celebrar cuando tengo trabajo y estar contenta. La queja no funciona, vivir enojada por lo que no sale tampoco. Celebro mucho y no me quejo.
Maquilló Agustina Caparra para Estudio Frumboli con productos Lancôme. Peinó Juan Olivera.

Agradecemos a iPoint, Mercado de las Pulgas, Juan Andrés Scannapieco, de Heladería Scannapieco, Prensa del Teatro Regio, María Sol Álvarez y Lucas Pérez Alonso por su colaboración en esta nota.
Los precios pueden tener modificaciones.

¡Compartilo!

En esta nota:

SEGUIR LEYENDO

¿Por qué es clave reducir la cantidad de bolsas de plástico que usamos?

¿Por qué es clave reducir la cantidad de bolsas de plástico que usamos?


por Redacción OHLALÁ!

Cómo será el pago de las facturas de abril de las prepagas tras las medidas del Gobierno

Cómo será el pago de las facturas de abril de las prepagas tras las medidas del Gobierno


por Redacción OHLALÁ!

Cómo decorar tu casa con antigüedades y muebles vintage

Cómo decorar tu casa con antigüedades y muebles vintage


por Carolina Cattaneo


 RSS

NOSOTROS

DESCUBRÍ

Términos y Condiciones


¿Cómo anunciar?


Preguntas frecuentes

Copyright 2022 SA LA NACION


Todos los derechos reservados.

QR de AFIP