
Eleonora Wexler: "ya no tengo filtro, soy más frontal"
Separada y sin apuro, se acerca a los 40 con una sensación de solidez personal que, nos cuenta, es el resultado de un gran trabajo de autoconocimiento. Su principal objetivo: seguir en esta línea para poder ser un buen modelo de mujer feliz para su hija
21 de agosto de 2013 • 00:15

Blusa con escote bote (UMA, $860), tapado de buclé (Akiabara, $1980), pañuelo (Rapsodia, $249) - Créditos: Eugenio Mazzinghi. Producción de Carol Schmoisman
La felicidad de mi hija, poder hacer lo que me gusta, lo que me da placer. Celebrar te carga de energía positiva. Hay que aprovechar y festejar mucho, así te quedás con esa alegría dentro que después es contagiosa también. Yo constantemente le muestro a Miri que soy feliz haciendo lo que hago, que me encanta, que disfruto el laburo. Soy una mamá feliz, y ese es el legado que quiero dejarle a mi hija. Quiero que viva en este entorno para que, elija lo que elija, siempre busque ser feliz.
Es cierto, pero en ese sentido no me veo parecida a ella. Si bien Miranda es más de lo físico, como yo, ella sublima mucho en el baile, en la gimnasia deportiva. Me dice clarísimo que no quiere ser actriz, y no es de esas nenas que están obnubiladas y acompañan a su mamá a cuanto estudio de grabación o teatro vaya. No le interesa tanto este mundo, por lo menos no todavía.
Por ahora, le diría que no, es muy chica...
Sí, pero a mí me encantaba. Tenía una vocación muy marcada, no es que quería estar en la tele, pero en mi casa me la pasaba armando shows y actuando con mis hermanos. Producía, escribía, dirigía, amaba este universo...
Claro, seguramente sería diferente, pero por ahora solo disfruta de sus actividades, de la equitación, que le encanta, la gimnasia artística, pero como cualquier nena de su edad. Habrá que ver cómo se dan las cosas.
Sí, me encanta. Los domingos vienen mis viejos y mi hermana a casa, hacemos asado o pastas y, si está lindo, almorzamos en el jardincito.
Puede ser, pero igual no vivo en un barrio privado, estoy en una casa, en San Isidro. Tengo negocitos cerca, voy y vengo caminando con los perros, no tengo la sensación aplastante del cemento...

Vestido de gasa estampada (Rapsodia, $989), medias opacas (Silvana, $100), botas texanas (Bnedikta, $920) - Créditos: Eugenio Mazzinghi. Producción de Carol Schmoisman
Tengo dos perras y una gata. Somos todas mujeres en casa. A Afrodita, la gata, la tengo desde hace 20 años y es una genia. Sobrevivió todo, las mudanzas, los cambios. La tengo desde los 19.
La verdad, todavía no es algo que me pese. Tampoco lo siento, no me siento de esa edad. Bah, tengo la sensación de que todo cambió tanto y que hoy, por ejemplo, una mina de 60 está espléndida y ya no es la anciana que era hace algunos años. Van cambiando los modelos y creo que eso está bueno. Hay una vitalidad y un ritmo de vida que te llevan a cambiar. Los 40 de hoy no son lo que yo veía de chiquita en una mujer de 40. La independencia de la mujer y que esté trabajando hacen que todo se haya modificado. Hay una cosa muy vital y masculina, la mujer está a la par del hombre en muchos sentidos, y esto cambia inevitablemente los ciclos de la vida que se producían hace veinte años.
Quizá sea que todavía no me puse a pensarlo y el año que viene, cuando me lleguen, te diga que sí es fuertísimo. Pero hoy lo llevo bien y no creo que me pese la edad, al contrario. Lo que sí sé es que me siento mucho más plena ahora que antes. En mi madurez, en mi forma de ver la vida. Por ahí antes me enroscaba con cosas insignificantes a las que ahora trato de no darles tanta trascendencia. Me siento más en paz conmigo ahora que hace 10 años, por ejemplo. Sé mejor quién soy.
Y, son 10 años más de autoconocimiento. Ahora sé mejor todavía qué quiero y qué no... O por lo menos sé con seguridad qué es lo que no quiero, eso lo tengo recontra claro, no hay lugar a dudas. Siento que me vibra el cuerpo.
Sí, a escucharme mejor. Además, lo que cambió mucho en mí es que ahora ya no tengo tanto filtro. Y esto por un lado está bueno y por el otro no tanto. Al ser más frontal, te enfrentás con el otro con toda tu verdad, y a éste quizá no le gusta escuchar cómo sos realmente. Pero ¿qué se le va a hacer?, una tiene que ser más una, más consecuente con una misma. Obvio que siempre desde el respeto al otro, sin joder ni herir, pero siempre clara y coherente con la esencia propia. Porque con el tiempo aprendí que si no te mostrás como sos en verdad, si no sos coherente con tus vibraciones y con lo que realmente te pasa, terminás amargada, frustrada, es tristísimo.
Estos crecimientos tienen que ver con un poco de todo lo que se va acumulando, con lo que vas viviendo, con los amigos, la pareja, los hijos.

Remera de algodón (AyNotDead, $298), falda estampada (Rapsodia, $669), campera de denim (AyNotDead, $898) - Créditos: Eugenio Mazzinghi. Producción de Carol Schmoisman
Bueno, obvio que fue parte del crecimiento, pero es difícil meterlo dentro de una misma bolsa con todo lo demás. Fue súper fuerte. Estuve trece años en pareja, me casé, la tuvimos a Miranda. Pensá que yo era muy chiquita cuando empezamos a estar juntos. Arrancamos cuando yo tenía 22 años y compartimos muchísimo tiempo de amor, amor, amor, hasta que en un momento no funcionó más. Después de terminar con una historia así, tenés que reacomodar todas las piezas, armar, reorganizar, y obvio que todo eso implica un crecimiento. Lo único que nunca dejé de tener claro fue que el foco estaba puesto en Miranda, que lo más importante es que ella esté bien y no transmitirle cosas que no estén buenas.
No.
Y... ¡la última vez que había estado sola era una nena! Veo fotos y no puedo creer lo chiquita que era. Reencontrarme ahora con esto, siendo ya una mujer, está buenísimo. En este momento no tengo ninguna necesidad de estar con alguien por estar y no estoy apurada por buscar compañero, aparecerá cuando tenga que ser. Sí estoy trabajando un montón conmigo, descubriendo qué ya no me gusta y qué es lo que sí quiero.
Con terapia tradicional, espacios para mí, y ahora también con una terapia especial llamada MDR, que si bien es una terapia para trabajar sobre algo puntual, yo la continúo. Voy por cosas puntuales, pero aunque las resuelva siempre va surgiendo algo. Está bueno ese espacio para reflexionar, para escucharse. Igual, este último mes estuve con tanto trabajo que no pude ir.
Sí, es genial. Cuando termino la relajación y los ejercicios de respiración, quedo hecha una seda, armonizada y lista para ir a la cama...
Ay, sí, es que estos días son una locura. Grabo de noche y, además de que me corta la rutina, tuve escenas pesadas que me dejaron de cama. En topcito boxeando en un galpón muerta de frío. Pero no tengo mucho margen para parar.
Sí, muy contenta. Es cierto que, como cualquier tira, es mucho laburo, pero la paso bien, es un elenco hermoso, me divierto...
Para nada. Si empezás a fijarte, caés en una locura vertiginosa, una bola que no deja de crecer. Yo hago la mía, laburo y no me engancho.

Remera de algodón (AyNotDead, $298), falda estampada (Rapsodia, $669), campera de denim (AyNotDead, $898), cartera (bnedikta, $1350), medias (silvana, $102), pulsera (india style, $115), zapatos de gamuza (bnedikta, $1100) - Créditos: Eugenio Mazzinghi. Producción de Carol Schmoisman
Mirá, cuando veo que me empiezo a enroscar con algo que no puedo controlar, como el rating, me aparto. Es muy tentador, pero me aparto.
Un poco en eso que decíamos sobre la pareja y sobre tomar la decisión de separarse cuando ya no da para más. En una relación pasan muchas cosas, es una cuestión de tiempos y de ritmos. Más allá de las cuestiones de cada persona y de cada pareja, están los ritmos de crecimiento y de maduración que se dan independientemente de cuánto laburo y esfuerzo haya hecho cada pareja para que las cosas sigan bien. Ahí, de nuevo, creo que hay algo que no está bajo el control de las personas y hay que soltar, dejar que suceda.
Creo que, como todas las historias que emprendemos, nunca sabemos adónde van a terminar. ¿Por qué no pasaría lo mismo con una pareja? Hay algo que tiene que ver con lo que te toca, con lo que sucede más allá de lo que hagas. Soltar es una parte importantísima del crecimiento.
Todo, qué sé yo. En el caso de la pareja, cuando ves que hay algo que no funciona y ya hiciste todo lo que pudiste, tenés que saber soltar, dejarlo ir y ver para dónde va. No presionar ni presionarse, no poner carga donde no hace falta hacerlo.

Blusa de gasa (Mariana Dappiano, $540), jeans (India Style, $580), bufanda trenzada (Mariana Dappiano, $150), blazer de pana (Rapsodia, $789) - Créditos: Eugenio Mazzinghi. Producción de Carol Schmoisman
Y muy frustrante. Porque nunca nada va a salir como vos querés. Cuando una suelta, se libera.
Obvio. Y claro que no es que yo esté fomentando la separación, ¿eh? Tampoco creo en el facilismo de soltar todo ante la primera frustración.
Agradecemos a iPoint, Mercado de las Pulgas, Juan Andrés Scannapieco, de Heladería Scannapieco, Prensa del Teatro Regio, María Sol Álvarez y Lucas Pérez Alonso por su colaboración en esta nota. Los precios pueden tener modificaciones.
En esta nota:
SEGUIR LEYENDO


Cómo será el pago de las facturas de abril de las prepagas tras las medidas del Gobierno
por Redacción OHLALÁ!

Cómo decorar tu casa con antigüedades y muebles vintage
por Carolina Cattaneo

Conflicto entre Israel y Palestina: 5 documentales para saber más sobre lo que está pasando
por Laura Gambale

¿Por qué se celebra el Día de la Madre?
