El ultimátum que le dio Jimena Barón a su pareja, Matías Palleiro, sobre tener un hijo juntos

 

Jimena Barón está viviendo una etapa de plenitud que, según cuenta, no se había animado a soñar. Durante años se convenció de que podía con todo sola, de que su vida junto a Momo era suficiente. Pero la llegada de Matías desarmó ese relato interno.

“Me di cuenta de que había sido medio mentirosa conmigo misma. Yo decía: ‘Bueno, hasta acá, vieja, ¿cuánto más le vamos a pedir a la vida?’. Pero, en el fondo, moría de ganas. Cuando Matías planteó que para él no era una opción no tener hijos, se me abrió el pecho y salieron mariposas. Ahí no hubo vuelta atrás”, cuenta Jimena.

Ese deseo compartido, sin embargo, trajo tensiones. “Después él empezó a hacer la plancha, como que: ‘bueno, ahora no’. Y ahí me agarró el pedo de la edad. Yo le decía: ‘Bueno, ya tengo 36, ya tengo 37...’. Llegué a averiguar cómo congelar óvulos. Hasta que un día dije: ‘¿Por qué tengo que pasar por esto? ¿Porque él es dos años menor y es hombre?’. Y ahí le marqué la cancha. Después lo entendió.”

En medio de estas charlas de pareja, Jimena celebra el vínculo que se armó entre ambos hijos, Momo y Arturo. “Momo es un dulce de leche. Es muy cariñoso, pide agarrarlo, le da besos, lo llama ‘mi hermano’. Le enseñé cómo sostenerle la cabeza para que no haya riesgos y aprendió enseguida. Se ocupa, me ayuda, quiere que lo grabe o le saque fotos. Es un vínculo hermoso".

¿Hay planes de casamiento? Jimena lo descarta con naturalidad, por ahora. “Eso habla de que mi ‘susanismo’ está liberado. Matías es súper tradicional y creo que le saqué las ganas, porque para él era una obviedad. Lo que sí hablamos es que, si alguna vez nos casamos, sea como un triunfo y no como una apuesta. Como decir: ‘Boludo, la rompimos’.”

Según dice Jimena, la maternidad, el amor y el paso del tiempo le enseñaron a soltar. “Aprendí que no tengo el control de absolutamente nada en la vida. Siempre fui muy controladora y exigente. Hasta en un avión pienso que, si yo manejara, estaría todo mejor. Pero con los hijos entendés que hay que soltar. Son grandes maestros en eso.”