Futurismo: nuestra vida, en cinco años
Consultamos con expertos de distintas áreas para que nos cuenten cómo van a cambiar aspectos básicos de nuestra cotidianeidad
16 de septiembre de 2011 • 18:16
Así como si nada, les dimos la bienvenida a las laptops y al Wi-Fi; luego, a los blogs, a Facebook y a LinkedIn; más tarde, a los iPhones, a los Blackberries y a Twitter; y finalmente, a las iPads, a los e-books y a las tablets que permiten leerlos.
Hoy, consideramos normal chequear mails cada dos minutos y mantener conversaciones vía Messenger, Skype, GTalk, Blackberry Messenger o Whatsapp, y varias veces al día actualizamos nuestro know-how de lo que está aconteciendo en las vidas de nuestros contactos.
En materia de tecnología y vida cotidiana, los cambios son evidentes. Este año, por ejemplo, Blockbuster desapareció del país y Cuevana se convirtió en "el" sitio donde hacernos de películas y series enteras. Porque la vida cambió, sigue cambiando y lo seguirá haciendo, fuimos al encuentro de siete expertos que nos dieron ideas para pensar en cómo serán las distintas áreas de nuestra cotidianeidad de acá a cinco años.
TECNOLOGÍA
Aquí, lo primero que hay que aclarar es que, así como para nosotros –los que nacimos "antes de la PC"– el mundo físico es la realidad y la virtualidad es otra cosa diferente, para las generaciones que nacieron "luego de la PC" la división entre lo real y lo virtual no existe. La realidad es un todo integrado en donde no hay espacio para la dicotomía. Habiendo dicho esto, pasemos al segundo punto: que el fenómeno de la conectividad implica mucho más que el desarrollo y la masificación de la tecnología; es, más bien, un nuevo modo de concebir nuestros vínculos –en red– y el despertar de un nuevo valor: la libertad. Mecanismo inconsciente, para nosotros, hoy, conectividad implica movilidad y movilidad, libertad.
En este sentido, la predicción habla por sí misma: vamos hacia una vida aun más conectada, con nuevos formatos de productos y servicios que emergerán de la necesidad de autonomía y que podrán ser consumidos donde deseemos, desde la pantalla –¡o varias pantallas!–que querramos.
TRABAJO
En los últimos años, una nueva idea ha encontrado su lugar, la del trabajo móvil, junto con el perfil de sus abanderados: la generación Y.
Son jóvenes de menos de 30 años, de aprendizaje rápido, que buscan estructuras horizontales, precisan de desafíos, están orientados a resultados, se sienten cómodos cumpliendo con las tareas de modo virtual y valoran el buen clima laboral.
Todas características que hablan de un nuevo modo de concebir el trabajo: uno en el que la calidad de vida deja de ser expresada en términos de un balance entre el trabajo y la vida –el famoso work/life balance–, para ser definido por el modo en que el proyecto laboral se integra en la propia vida.
De acá a cinco, diez y hasta veinte años, seguiremos experimentando el tsunami generado por el encuentro de estas dos concepciones –el porcentaje de mujeres, ¡y de hombres!, que decide irse del mundo corporativo cuando forman una familia viene en aumento– e iremos hacia modos cada vez más flexibles y más adaptados a las propias aspiraciones.
TEXTILES
Que sean confortables y de materiales nobles; que en sus procesos de producción, la ética y la responsabilidad social estén absolutamente presentes; que aunque no sean biodegradables –sabemos que todavía es mucho pedir–, al menos sí sean reciclables y que en sus composiciones haya fibras naturales. Es todo lo que ya le pedimos a la miríada de textiles que nos acompañan a diario.
Pero no todo se agota en esta lista de requisitos. En lo que a las telas respecta, podría decirse que el futuro está comenzando a llegar, dado que ya existen textiles antimanchas, antimicrobianos y antiácaros, con filtros UV, que irradian luminiscencia, ultrahidrófobos –ciento por ciento impermeables al agua– y microencapsulados –con compuestos de esencias naturales para reducir el estrés, por ejemplo–.
¿Qué queda para más adelante, entonces? La integración de la oferta de este tipo de textiles, "inteligentes" y funcionales, en nuestra vida diaria, junto con el retorno de los materiales nobles y auténticos, entendidos como la contrapartida de la innovación técnica.
EDUCACIÓN
Dejemos algo en claro: hoy, en el aula, tanto chicos como maestros están en diálogo con el afuera –otras aulas, amigos, casa–. Se trata de distancias que fueron acortadas por la tecnología celular.
Aclarado este punto, se hace posible ir al siguiente, que es que de acá a quince años –cinco años en educación es un plazo muy corto–, la tecnología va a haber cambiado al ciento por ciento la dinámica en las escuelas.
¿Hacia dónde vamos? Hacia una educación más individualizada. Hacia alumnos que aprenderán a ritmos diferentes, que harán recorridos un poco distintos y cuyo aprendizaje estará mediado por pantallas –computadoras, sí, pero también celulares y pizarras electrónicas–.
Informática dejará de ser una materia aparte, y la tecnología será el soporte para un nuevo modo de aprendizaje. Eso sí, a no subestimar a los chicos, creyendo que "no leen ni escriben": lo cierto es que no solamente leen y escriben palabras, también leen imágenes, sonidos y relatos en movimiento, como lo son los videojuegos.
ALIMENTACIÓN
La tendencia indica que seguimos apreciando la comida hecha en casa. Así lo demuestra el auge de los alimentos en paquete de línea gourmet que prometen sabores tan ricos como los cocinados por nuestras propias manos.
También señala que otra de nuestras renovadas inclinaciones es por lo natural. Empezamos a preferir alimentos no tan procesados y que aporten a nuestra salud los beneficios que les son inherentes.
Resulta que hoy, les "pedimos" que nos hagan bien –tal es el caso de las aguas enriquecidas con vitaminas y minerales– y que ayuden a combatir problemáticas de salud frecuentes –yogures que reducen el colesterol, sólo para citar un ejemplo –.
En cinco años, la prevención estará presente por default: la mayoría de los alimentos deberán tener niveles bajos de sodio y de azúcares y nada de grasas trans. Se utilizarán cantidades mayores de extractos naturales en las composiciones y la oferta de alimentos funcionales no sólo crecerá, sino que pasará de satisfacer sólo los requerimientos de salud a satisfacer también las necesidades de índole emocional.
HOGAR
Si bien seguimos percibiendo la sostenibilidad como un lujo, se piensa que en los próximos años la arquitectura que sigue esta línea será accesible a franjas mayores de la población.
La buena noticia es que, a contracorriente de lo que indica el fatalismo, el futuro resulta auspicioso. En lo que al habitar se refiere, la idea de casas "inteligentes" se está instalando con fuerza. Son casas proyectadas a partir de los principios de racionalización en el uso de recursos no renovables y de minimización del impacto en el entorno.
En este sentido, que no nos sorprenda que en los años venideros la domótica –el conjunto de sistemas que automatizan las instalaciones de una vivienda, hoy aspecto indiscutido del lujo– se pliegue a este premisa de racionalidad.
En cuanto a la sostenibilidad de las ciudades, se arriesga que éstas serán más compactas, "caminables", y que la tendencia que llevaba a las familias jóvenes a los suburbios se revertirá: parece que el éxodo cambiará de sentido ¡y se dará hacia la Capital!
ENTRETENIMIENTO + COMUNICACIÓN
En la última década, fuimos de la compra de CD al downloadeo salvaje de MP3 y del DVD a bajar películas vía internet. Estos contenidos –y otros, como los e-books– no sólo son "disfrutables" desde las computadores, también pueden ser alojados en otros soportes, como los iPods, las tablets y los celulares.
En el futuro cercano, todo indica que el consumo de entretenimiento seguirá la línea del on demand ("a pedido") y que crecerá y se multiplicará en formas nuevas de acceso a través de dispositivos con mayor poder de conectividad.
Quienes saben además sostienen que el repertorio de contenidos será cada vez más rico, interactivo y amplio y que no competirá con las opciones tradicionales: el libro, el cine y los conciertos seguirán en pie, chicas.
Para darnos una idea de hacia dónde vamos en esta integración, ya se baraja como concreta la posibilidad de que el celular no sólo oficie de centro de entretenimiento móvil, sino también de billetera… Dicen que podremos pagar el taxi desde el celular ?
Expertos consultados:
Ximena Díaz Alarcón, directora socia de Trendsity.
Paula Molinari, presidente de WHALECOM.
Susana Conforti, diseñadora textil y analista de tendencias de Visiones –Home, Design & Lifestyle–.
Inés Dussel, investigadora en Educación de FLACSO.
Marcela Descalzo, Key accounts manager de Firmenich (Argentina).
Juan Martín Lutteral, director socio de Go Green Argentina.
Silvana Contreras, gerente de Marketing de Proyectos Especiales de Sony Music (Argentina).
Ximena Díaz Alarcón, directora socia de Trendsity.
Paula Molinari, presidente de WHALECOM.
Susana Conforti, diseñadora textil y analista de tendencias de Visiones –Home, Design & Lifestyle–.
Inés Dussel, investigadora en Educación de FLACSO.
Marcela Descalzo, Key accounts manager de Firmenich (Argentina).
Juan Martín Lutteral, director socio de Go Green Argentina.
Silvana Contreras, gerente de Marketing de Proyectos Especiales de Sony Music (Argentina).
Por María Güiraldes
Foto de Corbis
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