Griselda Siciliani:"yo creo que lo mio es mio y lo de él es de él"

Por Carola Birgin y Agustina Vissani

De repente, termina una frase, ríe y se queda mirando un punto fijo, como ida. En la mesa le queda media taza de café ya frío y un cuadradito de chocolate sin tocar. No sabemos si interrumpir o dejarla un rato más en su mundo. Suponemos que se quedó colgada en algo de todo lo que estuvo repasando en la charla que tuvimos. Tal vez en eso que nos contó sobre la distancia entre la adolescente que corría el bondi remándola para llegar a fin de mes y la mujer de 35 años que es hoy: de las ansias del proyecto a la satisfacción de la realización. "Soy mucho más feliz ahora", nos avisó, como si hiciera falta. Quizás en algo de lo que compartió sobre su nuevísima maternidad o acerca del intenso año que termina. Tal vez, la sensación de triunfo que le trajo Farsantes. Como sea, la magia no dura mucho. Desde el fondo del bar llega el llanto de una nena y parece como si hubiesen dado las 12 de Cenicienta y el carruaje volviera a ser calabaza. "Ay, chicas. Se me hizo tardísimo. Tengo que volver a casa, que la niñera ya tiene que irse", dice disculpándose. Entre beso y beso, nos muestra una foto de Margarita que lleva en el celu y se despide. El que avisa no traiciona. Ya nos había dicho que hoy vive para su hija de un año y medio. Todo lo demás es relleno.

¿Qué estás haciendo además de la tele y ser madre?

Nada. Ni depilarme. No tengo un segundo, literal.

¿Por qué tanto?

Porque yo decido que quiero estar más con mi hija. Y si tenés ganas de estar con tus hijos mientras trabajás en una tira, la única alternativa es no hacer absolutamente nada más. Ya ni tengo vida social. Es que el laburo de una tira tiene un nivel de absorción inigualable.

Además de la vida social, ¿resignaste clases de canto, de baile?

Olvidate, eso sería un lujo.

Ahora que no podés hacer tantas cosas, ¿qué es lo que más estás deseando hacer cuando termine la tira?

Irme de vacaciones, porque además, ahora que Margui ya no es tan chica y duerme mejor, van a ser vacaciones en serio. No como el año pasado, que me despertaba cada una hora a dar la teta.

¿Qué hacen juntas?

Jugamos todo el día. Rodamos por el piso, nos tiramos en el pasto, armamos cosas. En la semana lo hago en el tiempo que me reservo para ella, pero el finde soy mamá las 24 horas. Y ella es una genia, muy divertida, es un placer.

Más allá del juego, ¿sos una mamá obse o más relajada?

¡Obsesiva total! Estoy pendiente de todo, no quiero dejársela a nadie, es como que necesito estar yo. A veces me la llevo a grabar. Si bien con el resto de las cosas de la casa puedo delegar sin dudarlo, con ella me cuesta mucho.

¿Ella ya entiende algo cuando te ve en la tele?

Debe pensar que la vida es así. Nos ve y dice "mami" o "papi". Naturaliza todo.

Claro, porque Adrián también está en un momento de mucho laburo.

Sí, es un año muy heavy para los dos. Estamos deseando las vacaciones.

Ahora, la pregunta más trillada del mundo, verlo en escenas hot con Natalia Oreiro, ¿te despierta alguito de celos o cero?

No la tengo clara, es como que un día te puede dar celos, otro día no.

Dependiendo de... ¿si estás indispuesta o no?

¡Por ejemplo! (risas). No, en serio. Es que si no sos actor, es muy difícil de comprender. Depende de mil cosas. Te podés enamorar de un compañero o te puede dar asco, y en cámara siempre va a dar lo que quiere contar la historia.

Pero ¿a veces sí te da celos?

Sí, a veces te genera algo. Mejor ni verlo, más que celos, es como muy bizarro. Es medio impresionante estar comiendo el postre mientras mirás a tu pareja a los revolcones en un 40 pulgadas.

Además de resultar impresionante, más de una podría perseguirse con que su pareja tenga una historia con la coprotagonista...

Es que está bien que tenga una historia, mientras dure la historia. Enamorarse por el tiempo que dure el programa no lo veo mal. Prefiero ni enterarme, pero eso tiene que ver con el métier del actor. Está bueno confundirte un poco, buscar algo que te atraiga para poder transmitir. Pero tener bien claro que eso pasa solo en el set, que, en definitiva, es ficción, y después seguís con tu vida. Aunque suene loquísimo, en la actuación justamente eso que te pasa es la herramienta que tenés, ya sea en una escena de amor o en una de muerte.

Lo que decís habla también de mucha seguridad, ¿no? Para que en una pareja una pueda permitir este juego tiene que sentirse segura.

Yo tengo esa teoría. Cuando actúo, me permito que me pasen cosas. Digo, hay que tener en claro que una cosa es la vida y otra el personaje.

Pero el riesgo siempre está. ¿Qué pasa si te gusta en serio?

Si te gusta, si disfrutás de ese momento, te quedás con ese recuerdo, qué sé yo. Esa es la ganancia de la actuación. Mientras sepas que esa no es la realidad. Si estás bien de la cabeza, podés jugar con tu alma y entregar a la actuación lo que te animes. Yo trato de poner todo lo que pueda, todo lo que me anime, y trato de animarme bastante. Obvio que nunca entregás absolutamente todo, es imposible, es ficción.

Pero entregás bastante. ¡Hasta dejaste que te cambiaran el look!

Igual el naranja fue idea mía. Me gusta hacerme algo para cada personaje.

¿Te gustó?

Sí, re. Igual, no lo adoptaría porque es una esclavitud total. Me tengo que hacer las raíces todas las semanas. No tengo la paciencia, ¡ni el tiempo!

¿Es cierto que en el elenco de Farsantes está todo mal?

Es un mito, no pasó nada. Benjamín (Vicuña) se fue porque tenía otro trabajo. Es más el morbo que se generó que otra cosa. Pero está buenísimo.

¿Por qué decís que está buenísimo?

Cuando se habla mucho de un programa, es porque se ve, no se habla de algo que no se ve. Farsantes es un exitazo, hay un fanatismo increíble.

¿Ahora hasta cuándo graban?

Hasta el 13 de diciembre.

¿Y después?

¡¡¡Vacaciones!!! Para renovar fuerzas porque a fines de enero empiezo a filmar una película de Diego Lerman, el que hizo La mirada invisible. Hago de mamá y de una mujer golpeada. Va a ser bastante dura, pero muy bella. Después de la peli, sí, paro por un tiempo más largo.

¿Las fiestas, entonces, las pasan de vacaciones?

Sí, para Navidad vamos a estar solos en Uruguay. Con Adrián y Margarita.

Pero ¿festejan, festejan? ¿Viene Papá Noel y todo?

Cenamos y la pasamos lindo. Tampoco es el graaan festejo. Somos judíos.

¿Los dos?

Yo me hago la judía (risas).

Claro, para no tener que preparar el vitel toné. ¿Y fin de año?

El 31 sí, en general, acá con toda la familia, con las dos familias. Muy divertido.

¿Te gustan las fiestas?

Me gustan. Siempre tengo buenos recuerdos. Lo que me cuesta más es proyectar una fiesta. Por ejemplo, en los cumpleaños soy más de decidir qué hacer sobre la marcha. Me doy cuenta el día anterior de si prefiero una fiesta o una reunión con mi familia. Me gusta dejarme llevar por las ganas.

¿Los regalos sí te gustan?

Sí, me gusta mucho recibir regalos y jamás cambio lo que me regalan.

¿Y lo que no te gusta lo usás igual?

Lo uso igual o no lo uso y lo regalo.

¡Es peor regalar lo que te regalaron que cambiarlo!

No, ir con la bolsita a hacer un cambio me parece un poco berreta, así que nunca cambio. Igual, aunque me gusten, soy desapegada con los regalos. Mis amigas siempre me cargan por eso. Quizá me reúno con ellas en un café, me llevan algo de regalo y cuando nos estamos yendo me lo olvido ahí. Un desastre. No es que no me guste y por eso me lo olvido. Es como que lo que más me gusta es el momento, la emoción de ver que el otro pensó en mí.

¿Y cuando tenés que hacer regalos? ¿Se te complica?

Depende. Adrián es medio como yo, el regalo le da lo mismo. Quizá disfrutamos más de las experiencias o de lo invaluable. Por ejemplo, para el último Día de la Madre, me regaló unos cuadros con unas fotos mías con Margarita. Me encantó.

¿Siempre fuiste desapegada de lo material o es algo nuevo?

No, siempre fui así. Me emociona más el momento de "¡ay, mirá lo que me regaló tal!" que el regalo en sí mismo. Siempre me pasó.

Siendo la mujer de Suar, ¿te hacen propuestas que no sean de Canal 13 o está mal visto?

No, cero. Me hacen propuestas todo el tiempo y yo siento plena libertad para aceptar. Por ahora no se dio nada, pero las propuestas están. No somos tantos los actores que protagonizamos. Así que me llaman sin ningún tipo de vuelta.

¿Y en Pol-ka? ¿Te juega en algún punto ser la primera dama?

Es complicado. Siempre tenés que estar colaborando. Si fuese protagonista en otra productora, tendría mil requisitos, mil cosas que tienen todas las protagonistas y que en Pol-ka quizá ni pido. Acá soy más gauchita.

¿Sentís que tenés que demostrar que no tenés privilegios?

No, siento que tengo que dar un ejemplo. Tenés siempre la mirada del otro encima y está bueno demostrar responsabilidad. Nunca llegaría más tarde ni abusaría de eso. Además, la realidad es que tengo los mismos beneficios que todos, no más. A veces tengo que exigir que no sean menos (risas).

Ahora que llega fin de año, ¿podés decir que harías las cosas igual? ¿O hubiese estado mejor esperar un año más para arrancar?

No hubiese estado mal hacerlo el año que viene con la nena un poco más grande, pero la verdad es que igual lo disfruté mucho. Difruté mucho del resultado del programa, sobre todo. Porque cuando aceptás, no sabés si va a ser un fracaso. Y es duro cuando laburás la misma cantidad de tiempo y el resultado no es bueno. Pero en este caso, la respuesta es tan buena que te empuja y además te da la satisfacción de haber hecho algo tan hermoso.

Estás haciendo un programa exitoso, tenés una familia divina, podés tener todo lo que querés, ¿alguna vez soñaste con este momento?

Siempre tuve la sensación de decir "qué buen momento este en el que estoy". Salvo algunas veces que todo era muy difícil, cuando bailaba y tenía que sacar plata de cualquier lado porque quizás el under no tiene un público masivo, entonces vivía como loca laburando para poder viajar en el bondi e ir a entrenar. Pero después, incluso cuando empecé a tomar trabajitos en el teatro, siempre sentía: "Qué buen momento, qué bueno que está este espectáculo". Fui disfrutando cada paso como un gran momento.

En estos buenos momentos, ¿cómo hacés para atajar lo que te pasa?

Reflexionando. Sabiendo quién soy, dónde estoy y qué es lo que me está pasando. También teniendo perspectiva con lo que le pasa al resto de las personas. Me siento agradecida, afortunada. Sobre todo en el aspecto personal soy muy feliz, aunque también lo fui de niña, tuve una gran infancia, una familia hermosa. No hay mucha gente que tenga la posibilidad de decir que tiene un pasado y un presente feliz, y en ese sentido soy muy agradecida a la vida.

¿Reflexionás también sobre la gran distancia entre la Griselda que contaba las monedas para el colectivo y la que actualmente tiene muchísimo reconocimiento, un montón de plata y casi todo resuelto?

Es enorme la distancia. Igual, a veces siento que todo está magnificado por mi pareja. Me endosan cualidades de él que no son mías. Por ejemplo, lo de la plata.

Pero es tuya también, por favor, es bien ganancial.

No estoy casada.

Pero están conviviendo. Es tuyo, es de tu familia.

Siento mucho respeto por las cosas que generó otro porque yo la peleé mucho para generar las mías. Por más que el otro quiera hacerte sentir que todo es tuyo, yo creo que lo mío es mío y que lo de él es de él. Mejor no mezclar.

¿Ese es uno de los motivos por los que no querés casarte?

No me divierte casarme, no me parece algo deseado. El tema legal es un moplo. Creo en una unión más espiritual, más fuerte que una firma o que una casa.

Aun así, aunque la cuenta monetaria esté a nombre de tu pareja y no tuya, estás lejos de la que iba en bondi...

No, ni hablar, y obviamente prefiero este momento. Soy más feliz hoy.

Ahí estabas buscando el sueño y ahora como que concretaste.

A veces, cuando miro en retrospectiva todo lo que me esforcé para llegar a laburar de lo que amo, muy internamente pienso: "Ah, bueno, es lógico que esté acá". Pero soy consciente de que no siempre es tan lineal. Hay gente talentosa que labura muchísimo pero queda en el camino.

Entonces, ¿por qué vos sí llegaste?

Tuve suerte. No tengo otra explicación, y porque sí, por las injusticias de la vida, porque no a todos nos toca lo mismo. Como hay gente que come y gente que no. Por eso agradezco la suerte de poder vivir de lo que me apasiona.

Está bueno eso. Porque hay muchos que en la vorágine del éxito no son capaces de parar y decir: "Wow, mirá lo que me está pasando".

Ah sí, yo soy bastante de disfrutar.