En un viaje súper exclusivo, combinamos la fuerza salvaje de la naturaleza con los atractivos del recorrido urbano; ¿nos acompañás?
28 de marzo de 2012 • 11:16
Un safari por ola reserva Sabi Sabi Game, al sur del Parque Kruger - Créditos: Berenice Schmittendorf
Por Berenice Schmittendorf
Safaris
La reserva Sabi Sabi Game está ubicada al sur del Parque Kruger, a una hora de vuelo desde Johannesburgo y cinco horas por tierra. Con una extensión de 65.000 hectáreas, este lugar increíble está habitado por la fauna autóctona de África. ¿O sea? Elefantes, leones, leopardos, rinocerontes, monos, jirafas, aves, perros salvajes, impalas, ñus... Si la llegada es por aire, la avioneta de ocho personas aterriza en el medio de la sabana africana. Ahí esta el ranger (guía) esperando para llevarte hasta el lodge por caminos de tierra rodeados de vegetación. Él es quien conduce durante el safari, cena con el grupo y te acompaña hasta la puerta de la habitación. No es que sea tan caballero: el tema es que, a veces, cuando cae el sol, los animales deambulan por las instalaciones. Cuentan que en las épocas de sequía, cuando el agua escasea, los elefantes se acercan a tomar de las piscinas.
Un leopardo se acerca a sólo unos metros de la camioneta - Créditos: Berenice Schmittendorf
Al amanecer
Aranca a las 5.30 de la mañana, cuando el ranger, acompañado de la frase "wake up", toca tu puerta para que te despiertes (es como un despertador, pero más dulce). Tenés media hora para prepararte y tomar un café antes de partir hacia la aventura. A las 6.00 (porque después hace mucho calor, y los animales se resguardan), parten las Land Rovers con el ranger y el tracker (su función es ser "rastreador" de animales), que siempre lo acompaña.
Como es temprano y todavía está fresco, los animales aprovechan para salir a comer. Vas a ver desde jirafas hasta manadas de impalas, kudus, búfalos, elefantes y monos.
Frente a frente con un búfalo: la figurita difícil de los llamados "big five" - Créditos: Berenice Schmittendorf
De día
Después del desayuno, es momento del safari a pie. Hay que prepararse para caminar, así que un buen gorro, ropa larga y repelente forman el atuendo perfecto. La consigna es clara: moverse en grupo, mantener el ritmo, no gritar ni correr, no hacer chistes y atender las señas del ranger por si se acerca un animal. Ésas son las recomendaciones que nos dan antes de partir.
¡Pura adrenalina!
Al atardecer
El horario del safari de la tarde es de 16.30 a 19.30.
Cuando cae el sol y se acerca la noche, empiezan a verse leones, leopardos, hienas y todos los depredadores que salen de noche en busca de su presa. El tracker es quien divisa los animales y analiza las huellas para encontrarlos. Cuando ya no hay luz, lo hace con una linterna. ¡Coraje y a la aventura! El safari dura tres horas en total.
Siguiendo a Eliot, el ranger en pleno safari a pie - Créditos: Berenice Schmittendorf
Ciudad del Cabo
En cuanto al recorrido urbano, no podés perderte la segunda ciudad más poblada después de Johannesburgo, capital legislativa de Sudáfrica: es una de las más antiguas del país, sobre la costa del Atlántico, ciudad moderna y cosmopolita llena de cosas para ver y hacer. Su geografía reúne mar, montañas, acantilados, playas y viñedos. Según cuentan, será Capital Mundial del Diseño en 2014.
Vista desde Chapman´s Peak, camino a Cabo de Buena Esperanza - Créditos: Berenice Schmittendorf
Table Mountain
Recientemente nombrada Maravilla del Mundo, "la montaña mesa" tiene 1067 metros de altura y, tal como su nombre lo indica, se eleva como una mesa frente al mar. Cuando las nubes la cubren, los lugareños dicen: "Hoy está puesto el mantel". Esta montaña aloja más de 1460 especies de plantas que sólo crecen allí, y una capa pedregosa con algunas flores cubre la superficie de la meseta (3 km de lado a lado). Es un mirador natural perfecto para ver cada rincón de la ciudad. Llegás por un teleférico que cuesta 195 rands (100 pesos aprox.) o bien caminando.
Bo-Kaap, el barrio malayo de Ciudad del Cabo - Créditos: Berenice Schmittendorf
Paseos & compras
Victoria & Alfred Waterfront: construido junto al puerto, este enorme espacio de arquitectura victoriana (hoy reciclada) es uno de los paseos más vistosos. Acá encontrás lugares para comer, shoppings, el mercado de artesanos Arts & Craft y embarcaciones que salen para ver el atardecer desde el mar.
Green Market Squre: una cuadra llena de puestos de artesanos que venden desde pulseras hasta mantas pintadas con sellos de papa. ¡Colores y texturas por todos lados!
Long Street: si querés salir a la noche, este lugar ofrece un montón de bares irlandeses para ir a tomar algo. Es la calle más elegida entre los diseñadores emergentes para poner su local.
Playas
En Ciudad del Cabo y a lo largo de la penísula hay muchas playas inceríbles para conocer y disfrutar. Éstas son algunas de ellas:
Camps Bay, la playa más elegida para contemplar el atardecer - Créditos: Berenice Schmittendorf
Camps Bay: la más elegida para ver el atardecer.
Long Beach: camino a Chapman’s Peak. Por su longitud, es perfecta para hacer cabalgatas.
St. James: tiene sobre la costa coloridas casas de baño estilo victoriano.
Muizenberg Beach: de arenas blancas y aguas cálidas, elegida para el surf.
También se puede hacer avistaje de ballenas. De junio a noviembre, la ballena franca austral visita False Bay (se llama "Falsa Bahía" porque los navegantes, al dar la vuelta en el cabo, pensaban que ya estaban en Oriente).
Robben Island
Esta isla fue declarada patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 1999. Ubicada 12 km mar adentro (se accede por un ferry que sale desde V&A Waterfront), aloja un museo que antiguamente fue una cárcel de presos políticos durante el régimen del apartheid. Allí estuvo preso Nelson Mandela, donde escribió la mayoría de sus manuscritos. Cuando salió, se reclutó en una de las habitaciones del Hotel Saxon, en Johannesburgo (Sandton), que era de un gran amigo suyo. De ahí que, hoy en día, muchos turistas quieran alojarse en esa misma habitación.
Al sur de la ciudad, dentro del parque nacional Table Mountain, se aloja este punto histórico descubierto por los portugueses en sus expediciones rumbo a Oriente. El paisaje de acantilados y masas de agua es súper impactante. Hacia abajo, a unos pocos kilómetros, se encuentra el punto más al sur-oeste de Sudáfrica: Cape Point. Es lugar de encuentro de los océanos Atlántico e Índico. Acá hay lugares para comer y un faro con una vista única. ¿Qué se puede hacer? Caminatas de un punto a otro, paseos en mountain bike y disfrutar del paisaje inmenso. Saliendo del parque, muy cerca, Black Marlin (en Millers Point) es un lugar ideal para almorzar frente a las aguas del Índico.
Hout Bay
Esta bahía tiene un puerto donde llegan los pescadores con la pesca del día: no hay mejor lugar donde comprar pescado fresco. Desde acá también salen embarcaciones con excursiones a Seal Island, la isla de las focas.
Otro atractivo de este lugar es la feria de artesanos que se aloja en la explanada, con miles de cosas autóctonas para deleitarse. También hay un par de lugarcitos interesantes para comer.
Charla matutina en la feria de artesanos sw Hout Bay - Créditos: Berenice Schmittendorf
Tierra de viñedos Ciudad del Cabo y alrededores es zona de vides. Se cultiva la variedad Pinotage, deliciosa.
Hay varias zonas de viñedos donde se realizan excursiones a caballo. También podés hacer en bici la ruta de los vinos recorriendo bodegas y degustando varietales. ¿Y qué mejor que terminar este programa con una sesión de masajes o probar la Dr. Fish Spa Therapy, en Santé Hotel & Spa (en Paarl www.santesa.co.za )? El paisaje de la zona te traslada al Mediterráneo: montañas, lagos, mucha vegetación, vides y olivos.
Otro dato: Franschhoek es un pueblo cercano. Muchos franceses se instalaron allí, y es famoso por la calidad de sus quesos y vinos.
City tour
Para conocer la ciudad el primer día, te conviene tomar el servicio que propone el colectivo rojo Hop on-Hop off. Tiene audio en varios idiomas y recorre los puntos turísticos que debés conocer sí o sí como primer pantallazo de la zona. Después vos irás descubriendo los rincones que más te gusten. ¡Hay muchos para elegir!
No te pierdas
Kirstenbosch Botanical Garden: es el jardín botánico de la ciudad, ubicado detrás de la "montaña mesa". Lo consideran uno de los más lindos. En el verano, tocan bandas y la gente hace picnics para disfrutar del aire libre y la vegetación.
The Neighbourgoods Market: es un mercado en el que productores locales venden sus productos frescos y orgánicos. Creado con un concepto eco-friendly, es hoy un un punto de encuentro. Todos los sábados, de 9 a 14 hs, en The Old Biscuit Mill, 375 Albert Road.
Vacunas: Para entrar al país, hay que tener el certificado de la vacuna contra la fiebre amarilla. Es gratis en Av. Ing. Huergo 690; con pasaporte o DNI te la dan en forma gratuita. Otra opción es el centro privado Stamboulian: www.stamboulian.com.ar
Si vas a zona libre de malaria, no es necesario tomar la medicación contra esa enfermedad.
Moneda: Es el rand.
Idioma: Tienen once lenguas. Una de ellas es el inglés.