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Yoyi Francella: "Siempre soñé con hacer radio y en Luzu TV estoy mostrando quién soy"

A sus 29, asumió un nuevo desafío: hacer streaming todos los días en Luzu TV, algo que siempre había soñado. Y a pesar de que es muy reservada con su vida privada, dice que está aprendiendo a sacar su propia voz.


Fotos de Gastón Paci

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Producción deVirginia Gandola

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Saco (Giesso, $303.920), bóxer (Caro Cuore, $5100), zapatillas (Reebok, $50.399).  - Créditos: Gastón Paci



"¿Querés que te deletree cómo se escribe Johanna?”, pregunta ella antes de terminar la entrevista. Porque, claro, para todos ella siempre fue Yoyi, incluso desde que era chiquita. Hoy ya está cerca de cumplir 30 años y en este 2023 ya cumplió un sueño: desde febrero está al aire en Antes que nadie, el programa diario de streaming de Luzu TV –que comparte con Diego Leuco, Mica Vázquez y Martín Dardik–, sin tener que esconderse detrás de ningún personaje de ficción. Simplemente siendo ella misma; con sus opiniones, su forma de ser y de estar en el mundo. Confiesa que, al principio, le dio un poco de vértigo, pero ya navega firme en lo que hace y en lo que genera en la megaaudiencia que la oye todas las mañanas. Mientras charlamos, se la ve suelta, relajada, genuina y en esa búsqueda de ir sacando la fuerza de su propia voz, con el justo equilibrio para seguir preservando su intimidad y su vida privada, algo que siente que también heredó de su familia, además de la pasión por actuar.

Yoyi es nuestra chica de tapa de la edición de agosto, que podés conseguir en todos los kioscos o recibir en tu casa si sos suscriptora

Yoyi es nuestra chica de tapa de la edición de agosto, que podés conseguir en todos los kioscos o recibir en tu casa si sos suscriptora - Créditos: Gastón Paci

¿Cómo llegó Luzu a tu vida? ¿Cómo fue la propuesta? 
Yo había ido algunas veces como conductora invitada. Y la verdad es que la onda del equipo me había encantado. Y siempre estuve interesada en el tema radio, siempre me había copado ese mundo. 

¿De dónde viene esa pasión? ¿En tu casa se escuchaba radio? 
¡Sabés que no sé! Hay algo de que, al actuar, siempre una está respaldada por un personaje. No me muestro como Yoyi. Y me pasó que cuando iba de conductora invitada fue como “che, qué bueno poder mostrar el otro lado de mi personalidad”. También siempre me dijeron que tengo voz medio de conductora y de locutora. Siempre me parecía un planazo hacer radio. Y cuando una va creciendo y está en este ambiente, me estoy dando cuenta de que ahora se van abriendo diferentes puertas. Hay que diversificar. Y me llamó Diego (Leuco) en enero o febrero, me contó que Cande (Molfese) se estaba yendo y que ellos habían hecho una votación interna, para que todos opinaran y bueno..., ¡parece que gané yo! Y le dije: “Che, me re divierte, pero dejame procesar la data porque se me abre otra puerta y es otro mundo”. Sabía que era algo masivo, que la exposición es diferente. Era un saltito, pero ahí era yo, Yoyi. Ya no estaba atrás de un personaje. 

¿Y eso te daba algún vértigo? 
Me daba vértigo por un tema de que estás vos hablando desde vos con tus opiniones. Podía pasar cualquier cosa. Podía pasar que de repente no me bancaran. Te puede pasar un montón de cosas, porque es un grupo que se tiene que ir armando. Y dije: “OK, vamos a probar”. Hay que probar diferentes cosas. Está bueno. 

¿Sos de mandarte así en la vida, esto de hacer con un poco de miedo, pero hacerlo igual? 
Sí. Pero el miedo a veces me paraliza un poquito, que es lo que no quiero. Nunca dejé de hacer algo por miedo, pero sí por ahí lo pienso más. No soy tan lanzada. Mi novio me decía: “Todo lo bueno viene detrás del miedo”. Viste esa frase tan cliché, pero es verdad. Y también hacerlo con miedo y que salga bien y que guste es un mimo para una. 

¿Y cuál es tu balance hasta ahora? ¿Qué sentís que aprendiste de esta experiencia de streamear? 
Hay algo que me gusta de jugármela, en el sentido de que yo soy una piba re reservada. Las redes las uso poco, no me gusta mostrar todo. De hecho, a mi novio también lo muestro re poco. Entonces, también era ese miedo de decir: “Che, ¿y qué pasa si entro acá? ¿Podré seguir sosteniendo lo reservada que soy?”. Y me daba cosa desentonar en eso. Hoy en día es una burla para mí de ellos. Porque lo logré sostener. Creo que entré desde un lado más “che, yo soy esto, ojalá me reciban así y si me quieren, aguante, y si no, qué cagada...”. Pero como que no me invento un personaje.

¿Y por qué sentís que sos tan reservada con tu intimidad? 
No es que me cueste. Así es hoy. Quizá mañana me pinte mostrar mucho más. No sé si vendrá de que siempre mi familia también fue reservada. Es como fluyó y como se dio. Y a la vez, sí siento que cuando una abre esa puerta quizá, si después hay mucha opinión, es difícil cerrarla, porque fue tu decisión abrirla. Y no necesariamente te tienen que juzgar, pero bueno, esto funciona así también. En los medios por ahí mostrás algo y te puede juzgar cualquiera desde un lado de impunidad tremendo. Y una no puede hacer nada porque es así. Porque así también son las redes. Y es una fiaca, pero es así. Entonces, como que me cuido. 

Camisa (Giesso, $53.900), short (Adidas, $26.000), buzo (Complot, $17.590).

Camisa (Giesso, $53.900), short (Adidas, $26.000), buzo (Complot, $17.590).  - Créditos: Gastón Paci

“Me daba vértigo el streaming por un tema de que estás vos hablando desde vos. Podía pasar cualquier cosa. Podía pasar que de repente no me bancaran”.

Estar al aire no debe ser fácil para controlar eso, ¿tenés ese filtro, esa consciencia de “uh, esto mejor no lo cuento”? Te debés olvidar de que te miran miles de personas...
Por suerte fluye igual, pero no es que digo “ay, esto mejor no lo cuento”. No me salen esas datas tan personales. Cuento cosas mías porque también es el sistema del programa, pero no tanta intimidad. Y también soy así en la vida. Con mis amigas y con mi gente me abro a morir. Pero para que yo me abra, tengo que tener una confianza extrema. Y acá no es que no la tenga, pero somos 70.000 personas. 

¿Cómo estás manejando esa convivencia entre la actriz y la streamer?
Estoy también transitándolo. Mi prioridad hoy es la actuación. Tengo puesta la camiseta, pero la actuación es, de base, lo que yo hago y lo que amo. Entonces, en el momento en que sienta que me está comiendo a mi actriz, no sé cómo puedo llegar a reaccionar. Todavía no siento que haya pasado. Estoy como jugando, por otro lado. Hoy podés cantar, actuar, tener un canal de YouTube y hacer un blog. Creo que pueden convivir. Por ahí también esto me hace descubrir otro lado mío. 

Y en tu carrera, ¿sos más de estar fluyendo con lo que te viene o sos de planificar hacia dónde querés ir? 
Me encantaría contestarte que estoy fluyendo. Pero en la cabeza es como que una siempre sabe a dónde quiere ir. Pero mi resolución para este año fue dejar fluir un poco más. Porque creo que, si no lo hubiese dejado fluir, por ahí no hubiese entrado en Luzu. Creo que ahí está la inteligencia de poder ver no solamente en línea recta. Hay muchas cosas para hacer. Ojo, me podría haber salido mal, por ahí no me gustaba. Podría haberme no sentido cómoda. 

¿Nunca te pasó eso? ¿Nunca dudaste? 
No. Al principio me costó entrar en ritmo. Desde Yoyi, 70.000 personas, re masivo. Pero tengo facilidad en entrar en un grupo, de charlar, como que no me cuesta eso. Ahí me tenía confianza. Pero está en la decisión del que te escucha o del grupo, caer bien, buscar, no creo que sea algo que podés decidir vos. Siento que mostrarme como soy, lo genuino, posta, lo recibieron re bien y estoy re agradecida porque podría haber no gustado, podría haber dicho alguien: “Che, que Yoyi cuente algo”. Ojo, por ahí algunos lo dicen. Y, de hecho, si en algún momento deja de gustar o ya no sirvo, también está bien porque está bueno tener el límite de hasta donde querría contar, estoy re segura de esa decisión. 
 

Camisa (Naum, $61.500).

Camisa (Naum, $61.500).  - Créditos: Gastón Paci

Justo el título de tapa que te acompaña en esta edición es “límites empáticos”. Y es difícil a veces poner límites y que el otro los tome de manera amorosa. ¿Sos buena en eso? 
¡Muy buena soy en eso! Y, de hecho, en la radio me lo dicen siempre: “¿Cómo dirías esto?”. Y lo actuamos y no pueden creer la empatía con la que lo hablo. No sé, pero lo hago re bien, creo que cuando lo decís bien, educado y realmente desde el corazón, es muy difícil que alguien se lo tome mal. Ponele que la otra persona opina completamente lo opuesto a vos. Pero vos te sentás y le decís: “Che, a mí me está pasando esto, no sé cómo cambiarlo, no sé si quiero cambiarlo y es hasta acá porque no puedo más”. ¿Qué te puede decir el otro? Te tiene que contestar “qué cagada”, de última. Pero me lo estás diciendo desde un lado re genuino. Y creo que el límite empático va por ahí, ser genuina y ser como sos. 

Tu hermano, tu mamá, tu viejo, ¿ven y escuchan ahora Luzu? 
Mamá escucha todos los días. La amo. Y mi viejo ve también, depende de la hora a la que se levante. ¡Es muy temprano también!

¿Y a vos te costó el madrugón? Porque estar a las 8 lista para empezar a hablar, hay que levantarse mínimo 2 horitas antes... 
Cuesta, pero de todas formas yo siempre fui muy de la mañana. Me gusta la mañana. No es que lo sufro, ponele no me levantaba al mediodía antes. Pero sí me levantaba 8.30. ¡Ahora es 6:30! Para mí, abajo de las 7, es como que una queda medio estúpida todo el día. Es muy temprano. Porque tampoco tengo la rutina de dormirme a las 10 de la noche. Eso me cuesta mucho todavía. 

Porque también imagino que debe ser el momento en que estás con tu pareja, con amigos...
Sí, a veces, si estoy muerta, me puedo dormir a las 22.15. Pero son muy pocas las veces, me termino durmiendo la mayoría de los días a las 24, más o menos. 

También se te ve impecable siempre al aire, aunque sea temprano. ¿Te importa la belleza? ¿Por dónde sentís que pasa la belleza hoy para vos a tus casi 30? 
Sí, la belleza hoy para mí es completamente opuesto a lo que por ahí se piensa en belleza cuando alguien lo dice. Soy muy fanática del skincare, pero la belleza real para mí se ve cuando una está contenta, cuando una está bien, en paz, tranquila. Siempre hablamos con amigas cuando ellas te dicen: “Ay, qué linda que estás hoy”. Y decís: “No estoy maquillada, no estoy cambiada, pero estoy”. No tengo nada, solo estoy contenta, estoy bien, me siento cómoda. Siento que es verdad que mis 25 no son lo mismo que mis 29, casi 30. Yo no sé si en otro momento de mi vida podría entrar en un estudio y decir: “Ay, chicos, no sé si me daba ganas de hablar de esto”. Hoy siento que me falta un montón, pero sí siento una seguridad un poco más grande con respecto a lo que quiero, a lo que quiero mostrar, a lo que siento que soy, por dónde voy, por dónde no. 

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Top deportivo (Adidas, $43.000), pantalón (Naum, $80.400), zapatillas (New Balance, $45.049). - Créditos: Gastón Paci

Hay un punto de madurez que suele pasar, cercano a los 30, en donde hay ciertas definiciones... 
Y también me pasa que antes me costaba mucho decir que no. Pero no con respecto a cosas de hacer, sino con respecto a lo social. Soy muy sagitariana: si no quiero, no quiero. Pero con respecto a lo social, siempre era un sí a todo. Y a veces terminaba muerta en el sillón diciendo: “No quiero estar acá”. O haciendo planes de otro. También me joden ahí en la radio porque es como “¿nos vemos, hacemos algo fuera de la radio?” y yo digo que no. “¿Salimos el viernes?” y yo no quiero salir, ¡quiero comerme una pizza en la cama, te lo juro! Aparte, en la semana, con esta edad, a mi novio lo veo más el fin de semana, o a mis amigas también, porque están todas laburando y terminan tarde. Entonces, el finde me gusta estar tranca, ya el boliche me está costando. Hoy, un planazo es una charla con mis amigas, estar con mi novio, supertranqui, con mi perro. Prender la tele, ver una serie, pedir algo, salir a comer... Hace tres años me encantaba estar de joda con mis amigas. En tres años, andá a saber lo que pasa. Siento que también es lo importante de las etapas que una va pasando. Hoy elijo esto. 

Recién mencionabas que sos muy sagitariana. ¿Sabés algo de astrología, te copa ese tipo de herramientas de conocimiento? 
¡Me encanta! 

¿Ya te pasó el “saturnazo”? ¿Qué te trajo? 
Sí, a los 28. Y me trajo locura, demencia y decir: “Dios, ¡¿qué hago?!”. Es tremendo, el retorno de Saturno. Yo hago terapia con una psicóloga, que es también astróloga. Y fue un tiempo de preguntas sin respuesta. Lo hablé mucho con amigas y durante meses estábamos muchos en la misma. Viste que hay gente que le da bola y hay gente que no. Yo soy muy introspectiva y me gusta hablar y autoobservarme. No hay nada que alguien me pueda decir y que yo no diga: “Ya sé de lo que me estás hablando, lo sé desde hace un montón, lo quiero cambiar”. Me gusta mucho autoverme. Supongo que también es parte de la vida, esto de hacerse esas preguntas sin respuesta. ¿Hacia dónde vamos? ¿Está bien por dónde estoy? Esto también fue un cambio para mí. Trae preguntas sin respuesta. Y te das cuenta de cómo estás yendo, y te gusta, y decís: “Qué lindo”. Pero las preguntas están y siento que todavía soy chica. Este año cumplo 30, que también eso es un antes y un después. Pero no le pongo mucho peso. 

No te preocupa el paso del tiempo...
No, de hecho, como que me dan ganas. No creo que cambie tanto, pero se te debe abrir otra cosita. Me parece que hay algo lindo de ir creciendo. Siento que a esa edad ya una va tomando más independencia. Como que ya sos vos contra el mundo. Más allá de que tengo un vínculo hermoso con mi familia y nos vemos un montón y todo, no es lo mismo que cuando me mudé sola, que tenía 25. También siento que hay una independencia mucho más power que antes. 

¿Ahora vivís sola o convivís con tu novio?
No, vivo sola, pero con Juan dormimos un montón juntos, en la casa de uno o del otro. Y también vivo con mi perro, que tenemos tenencia compartida con mis padres, eso sí. Se lo llevan los fines de semana porque lo aman. Porque era mío, y cuando me mudé sola, a un dos ambientes, lo veía súper triste. No tenía tanto lugar y por unos años estuvo más en lo de mis viejos. Y hace ya dos años que está conmigo todos los días. Y el fin de semana a veces se lo llevan ellos.

Trench (Las Pepas, $79.900), buzo (Complot, $31.900).

Trench (Las Pepas, $79.900), buzo (Complot, $31.900). - Créditos: Gastón Paci

Al aire, hace poco, mostraste un video de cuando eres chica, bailando. ¿Cómo recordás tu infancia? 
Re linda. Tengo una familia muy unida. Nosotros somos muy poquitos: mi mamá, mi papá, mi hermano, mi prima, el hermano de mi papá y mis abuelos. Porque mis tíos están viviendo en España. Entonces, es una unión como muy tana. Somos supertanos. Ahora digitalizamos todos esos videos de la infancia. Mi mamá estaba filmando todo el tiempo, que es re valioso ahora que lo ves y es “¡qué bueno que estuviste filmando!”. Se llevaba la camarita porque siempre le gustó mucho la fotografía y tiene millones de videos. Y me veo y no me imaginaba así: era una piba completamente loca, pero bien. Cada vez que salía una cámara, arrancaba a actuar y bailaba. Estaba al lado de mi hermano y él mirándome como “Dios, que se calme”, porque estaba enchufada a 220. Y me veo y digo: “Qué hermosura, yo llego a tener una hija así y me desmayo”. Porque no paraba. Agarraba la cámara y aparecía de abajo de la mesa diciendo “holaaa” y arrancaba a hablar. 

O sea que lo tuyo con la actuación no tiene nada que ver con algo de mandato familiar. 
Cero. De hecho, creo que la carrera es muy difícil para que sea un mandato. Es tanto subibaja, tanto que sí, que no, que no sé qué. Siento que si no es por un deseo, no sé si se puede sostener. En realidad, ninguna carrera se puede sostener sin deseo, ¿no? Pero a veces laburás, a veces no... Hoy en Argentina está un poco frenado, casi no hay ficciones en la televisión, comparado con la época de mi viejo. Si hoy no produce una plataforma de streaming, casi que no se produce. Así que sí, fue siempre un deseo desde muy chiquita. 

¿Y alguna vez te pesó ser “la hija de”? ¿O cómo transitaste ese momento hasta construir tu propio camino?
No recuerdo un momento de angustiarme por eso. No siento peso, para nada. Siento que hay como una mirada un poquito más pesadita en una. A veces te dicen como que el camino es mucho más fácil. Es verdad, te abre un montón de puertas y no se puede renegar de eso también. Pero yo siempre digo: te la pueden abrir, pero la tenés que sostener vos, porque si no, a nadie le importa. Si no podés mostrar nada, se te cierran en un segundo. Y hay algo de eso, del ojo más puesto ahí. Yo tengo muchas anécdotas de cuando arrancaba a actuar en un lugar y que me han dicho: “Che, sos buena”. Hay mucho de eso, pero tiene lógica también. Supongo que debe estar en todas las carreras: el papá era odontólogo y la hija es odontóloga y por ahí el que se atendía con el papá va al hijo y va con dudas, porque no va a ser igual. Y no, no va a ser igual que el papá. 

Y a nivel actoral, ¿qué admirás de tu viejo? ¿En qué momentos pedís su consejo o su mirada?
Admiro el cambio que pudo hacer: él la comedia la tiene instalada y siempre va a seguir haciendo eso, pero pudo demostrar que podía hacer un dramón y romperla toda. Eso está buenísimo. Y es un actorazo. Yo le pido bastante opinión y también soy bastante independiente. Tenerlo así, de refe, está bárbaro. Y también es algo irreal, inusual, porque su carrera es un carrerón. Hay pocos así. Pero lo busco para leer un guión, ponele. Él para mí tiene mucha cancha leyendo guiones. O le digo: “Che, ¿está bien lo que pensé de esto o no?”. Después me gusta mandarme y hacer la mía. De chiquita, cuando era más pendeja y estaba actuando y vivía con él, me decía: “¿Querés pasar letra conmigo?”. ¡Y yo le decía que no! Estudié mucho también, me preparé, porque me encanta. 

“Ser "la hija de" te abre un montón de puertas y no reniego de eso. Pero si no podés mostrar nada tuyo, las puertas se te cierran en un segundo”.

Y ya como hija, ¿en qué momentos acudís de nuevo a tus viejos? 
En todo. A los dos. Son los dos muy buenos consejeros. Mi viejo es muy bueno, escucha mucho. Es muy emocional también. Yo soy superemocional y si tenés a alguien que te entiende ese lado emocional, es más fácil que hablar con alguien que no. Tengo ascendente en Tauro. Por eso tengo que aprender más de la tierra, porque tengo mucha agua en mi carta. Tengo poca tierra. 

Te cuesta más lo racional, lo concreto, materializar. 
Me cuesta mucho el “ahora”. Soy muy romanticona también. A mí me gusta todo el lado emocional. De hecho, me entiendo más con alguien que es emocional que con alguien superracional. Con alguien tan racional me mareo.

Y Juan, tu pareja, ¿es del team emocional o del team racional? 
Tiene las dos cosas, porque es taurino. Pero tiene ascendente en Sagitario. Nos entendemos, pero él tiene ese lado. Cuando quiere, se pone en mood emocional y cuando quiere, tiene el racional también, que también está bueno. Está bueno también tener gente así porque si no, estás todo el tiempo en el mundo emocional, que tampoco está tan bueno para mí. 

¿Qué sentís que es lo último que aprendiste de vos misma? 
Que soy demasiado exigente. No lo aprendí ahora, pero cuando le ponés una cierta lógica, me parece que soy muy exigente conmigo misma. No soy tan exigente con el resto. Eso me gustaría cambiarlo. Es difícil después de tantos años decir: “Bueno, a ver cómo lo podemos cambiar”. Cuesta. No sé si lo aprendí ahora, pero le puse el foco. Por lo que yo hablo con mis amigos, siento que también estamos en una edad de mucho cambio, proceso, transición. Y creo que esa exigencia va de la mano con eso. 

¿Tenés algún sueño a nivel actoral? ¿Hay un proyecto dando vueltas? 
Hay, pero está muy verde todo. No se puede contar nada. Como sueño hoy, porque después siento que hay un montón, me gustaría hacer una buena serie, de estas que tienen un buen guión y un buen equipo. Siempre fui muy consumidora de series. 

¿Qué estás viendo ahora? 
Ahora estoy viendo Succession. Buenísima, ya le había dado una oportunidad, al principio me había parecido un poco lenta, la dejé y me lo repitieron tanto que ahora me entregué y me parece fantástica. También veo mucho Friends y ahí para mí se aprende mucho. Acá no existe tanto la sitcom. Bueno, mi viejo la hizo con Casados con hijos, o La niñera, pero es verdad que no se estila tanto. Pero ese tipo de series veo todas.

¿Y un sueño más personal? 
Creo que, más allá de que me encantaría en algún momento formar una familia, que lo re tengo como algo que me gustaría hacer, el sueño personal es poder vivir con menos exigencia, con más relajo. Entender que lo que llega tiene que llegar y que lo que se va se tiene que ir. Yo disfruto mi vida, pero sin ponerle tanta cabeza. Dejar que me sorprenda todo un poco más. Ni analizar tanto ni pensar tanto. Y hay gente que vive así tranca por la vida. Me gustaría vivir más el día a día. Eso sí siento que sería un sueño. •

Charla de chicas: mirá la entrevista en YouTube

Maquilló Luli de la Vega para @delavegamakeup con productos Maybelline. 
Peinó Guille Parra para @delavegamakeup. 

 

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