Jugar con mis hijas

Ellas me lo venían pidiendo. Ya son personas que tienen la "suerte" de verbalizar lo que necesitan y/o quieren.

-Mamá, estás siempre trabajando. Quiero que juegues conmigo.

Así, de esta manera bien explícita, la menor me había hecho su reclamo. El reclamo de la mayor tiene un contexto que me excede y me obliga a un paréntesis.

-Mamá, en el aula hay juegos pero no jugamos. Estamos todo el tiempo escribiendo.

Llegó a acusar dolor en las piernas de tanto trabajo sedentario. Así como leen. Y a concluir: "me parece que lo mejor del colegio es el recreo". Mi cielo.

¿Le debería haber advertido con más énfasis que la primaria implicaba otra dinámica (de trabajo)? Ahora bien, como madre puedo no estar tan de acuerdo con el paradigma del sistema educativo (ver video abajo). Pero, ¿tengo acaso otra alternativa? No, no la tengo (en principio). Y son sólo 4 horas al día. Cuatro horas entrenando el hemisferio izquierdo del cerebro, vamos, no es tanto. Vivámoslo como crecimiento, hija.

Y ahora vuelvo al planteo del post.

Por distintos motivos y desde distintos lugares, hijas, ambas, me venían pidiendo que les diera tiempo de juego. Que dejara de limpiar y ordenar, que cerrara la netbook y estuviera con ellas JUGANDO.

Ya la semana pasada pude no sólo acusar recibo, sino, además, responder con el cuerpo. Lupe se había ido a dormir a casa de amiga, nos quedamos solas con China. A todo esto hija mayor había elegido faltar al colegio (le di la opción, había amanecido con febrícula). Entonces pactamos: "hasta tal hora madre trabaja, vos jugás sola, a partir de tal hora nos juntamos".

Y dicho y hecho. Pude cumplir con lo prometido. Me atrasé unos cuantos minutos (casi una hora), pero finalmente pude dejar a un costado obligaciones y demás menesteres y echarme al piso. Dibujé una nena con los brazos abiertos (todo un símbolo), a la que hija coloreó, bordeó con marcadores y le improvisó un cuore en el pecho.

Pero eso no era todo. China me tenía con ella, por fin, me iba a largar tan fácil. ¿Qué hacemos ahora, entonces? ¿A qué podemos jugar que también a mí me divierta? Ah, sí, éste es el quid de la cuestión, acaso el desafío. No soy una mamá que pueda fingir una atención o un interés si no es genuino. Y ahí, en eso, apareció el juego de la memoria. De la revista de Tinker Bell. Ese en el que hay que acostar las fichitas boca abajo (en este caso, papelitos recortados) e ir levantándolas de a dos, para llevarse consigo sólo las que coinciden.

A eso nos abocamos.

Habremos jugado una diez vueltas. Diez vueltas en las que China, si iba ganando, se ponía tan generosa que me ayudaba a ganar (para achicar la diferencia) y si perdía, se ponía llorona. Dicen las malas lenguas que cuando yo -de chiquita- perdía al culo sucio (en Mar del Plata) me atrincheraba con cara larga en la cocina.

El punto es que jugamos y que esa noche, al apagar la luz y yo abrazarla, ella tiró: "nos divertimos mucho". Y me sentí una colegiala recibiendo un "muy bien, felicitado". Oh, gracias.

Ahora me toca sumar a la más chica, que dicho sea de paso, el viernes hizo tal berrinche que madre mía, se enteró toda la cuadra. Quería quedarse, otra vez, a dormir en casa de amiga. Llegué a pensar: "¿Será que en su propia casa se aburre? ¿Será mi culpa?"

Sí, ya sé, que no le dé bola, que no exagere, que es normal, que es una nena.

Pero, por las dudas, antes de irse a lo del padre, le prometí que hoy domingo jugábamos a las cartas.

Cartas, dibujar, lo que ellas quieran. Es más, nunca escribí el post tan temprano, quiero dejarlo cocinado (o cocinándose) para ganar tiempo.

Y mientras defino esta última línea (varias horas más tarde), ellas, a mi lado, me hacen tantos dibujos-obsequios que intuyo quedaron contentas.

(Y yo, ni les cuento.)

(Las amo)

PARADIGMA DEL SISTEMA EDUCATIVO: Me resultó muy interesante y didáctico este video acerca del paradigma del sistema educativo ¿Qué les parece a ustedes?

PD1: ¡Muy buen arranque de semana! Para escribir por privado o por taller: Ine Sainz