
Julieta Cardinali: "Soy experta en hacer fiaca"
A sus 35 años, la actriz de Farsantes disfruta del éxito y la experiencia que le dio el paso del tiempo. En una charla a corazón abierto coparte con nosotras los desafíos de ser una mamá sola
27 de noviembre de 2013 • 00:20


Musculosa de algodón (Clara Ibarguren by Julieta Cardinali, $295), Pantalón de seda (Clara Ibarguren, $600), Gafas (Pink Elephant, $150), collar (Dolores Iguacel, $75), Pulseras con dijes (Dolores Iguacel, $75 c/u) - Créditos: Hernán Cristiano. Producción de María Salinas
Sentido común. Yo decido hasta dónde sí y hasta dónde no. También me equivoco y voy aprendiendo. Ser madre tiene que ver con eso, nadie nace sabiendo, y vas construyéndote a raíz de la personalidad de tu hijo, porque no los "hacemos" nosotros, ellos son personas individuales, y eso es lo que hay que entender. Por ejemplo, yo quiero que sea una nena educada, entonces la educo, pero respetando sus deseos. Es un límite difícil. Es un laburo. A ver, de la manera en que yo soy madre, también podés ser más relajada.
¡Miles! Pero hay algo femenino, el instinto maternal, que sí funciona. Y como sé resolver, no me trabo. Después, puedo pensar a la noche: "¡Ay, debería haberle dicho tal cosa o mejor le podría haber dicho tal otra, o en vez de enojarme debería haber...". Por supuesto, las dudas las tengo siempre, pero hay algo del resolver que tiene que ver con el instinto de ser mamá.
No, porque en mi caso soy totalmente responsable sola. Yo decido sobre mi hija, vive conmigo los siete días de la semana, así que en ese sentido soy yo la que se ocupa.
No sé si es una tranquilidad, no sé si lo definiría así. Es muy difícil también ocuparse sola de un hijo. Muy, muy, muy. La crío yo, por eso también soy muy obsesiva, porque soy yo sola. Vive conmigo, y les juro que es un trabajo diez veces más intenso que compartirlo con un padre.
No puedo hablar sobre esto porque sería meterme con la intimidad de mi hija. Vos me preguntás cómo es consensuar, yo te digo: "No, no hay nada". Solo las madres solas pueden entender el trabajo de una madre sola, pero no podría contar nunca por qué no o cómo sería si, porque eso ya es la intimidad de Charo y jamás la rompería ni contaría cómo es la relación.
Tengo buena gente alrededor, tengo muy buenas amigas con hijos, que son así como de toda la vida, que son como las tías de Charo, con las que ella comparte mucho. Mi papá y la mujer de mi papá, que son sus abuelos; mi hermano, que es su tío que la ama; sus primos... Tiene una linda familia.
La extraño más que nada. Siempre pienso que si ella viviese, todo sería más fácil. Pero lo dije muchas veces y lo repito: "Yo soy la mamá que soy por la mamá que tuve". Y la mía fue espectacular, de esas madres inolvidables. Éramos muy compañeras y muy pegadas. Aprendí de ella a ser mamá con amor, porque ella nos crio así, con muchos besos, con muchos abrazos, y eso lo repito. Y al mismo tiempo, con exigencia y libertad, tuve una mamá muy inteligente, por suerte. A diferencia de mucha gente que dice: "Yo no quiero repetir lo de mis padres", yo sí quiero repetir. No quiero alejarme de lo que fue ella como modelo sino que quiero acercarme. Lo bueno es que ser mamá, valga la redundancia, se mama. Y antes de que se muriera, le dije: "Si llego a ser un diez por ciento de lo que sos vos como mamá, ya estoy realizada".
Igual, no hubo mucho que decir, todo había sido dicho. No tiene que ver con el último momento, sino con una vida de decirnos lo que nos queríamos. Pero la muerte una no la espera, no está preparada y no la concientiza ni la acepta; la aceptás mucho tiempo después. Sobre todo mi mamá, que murió con 53 años, muy joven. Fue un drama, se murió de cáncer. Siempre me alegro de que pudo conocer a Charo. (Las tres nos emocionamos). Las dejé mudas…
No me gusta hablar de si tengo o no tengo novio. Pero tanto para volver a armar una pareja o salir a cenar con amigas, quien está conmigo acepta que no tengo los viernes, sábados ni domingos libres. Te volvés un león y te las arreglás, porque somos ella y yo, es así como viene el combo. Y no soy del tipo de mamá que se quiere sacar de encima a su hija, sino todo lo contrario.
Soy lo que tiene, y pienso: qué suerte que tuvo una mamá como yo. Cuando te tocan situaciones muy límites en la vida, tenés dos opciones: o te hundís o le buscás el lado luminoso. Yo, al principio, me hundí como cualquier persona que tiene problemas, y después, empecé a ver las cosas buenas, sacarle provecho a eso y, sobre todo, pensar: "¡Qué suerte!, hay chicos a quienes les tocan madres y padres tremendos, pero ella tiene una mamá genial". Y lo digo sin ningún tipo de pudores porque yo doy todo por ella. Por eso, ya en noviembre..., ¡no puedo más! Estoy agotada (risas).
Hay amigas que decidieron no tener hijos y me parece una decisión válida. Las mujeres tenemos un dictamen de cómo tenés que vivir la vida: tenés que procrear, tenés que ocuparte vos. Ya era hora de avanzar en ese sentido. Por eso me parece válido que las mujeres decidan no tener hijos, porque no es una obligación. Charo fue pensada, querida, buscada, y llegó cuando yo era adulta. Pero ser mamá te coloca en otro lugar aunque no quieras. Hay algo que cambia inevitablemente que tiene que ver con no controlar más tu tiempo, ya no podés hacer lo que se te cante el culo.
Para mí es lo mismo. Yo hago terapia desde hace muchos años.
Sí, ¡de días, todo un cachet! (risas).

Izquierda: camisa de seda (Paula Cahen D’Aanvers, $760), Shorts (Clara Ibarguren by Julieta Cardinali, $720), Sombrero (Paula Cahen D’Anvers, $440), Pulseras con dijes (Dolores Iguacel, $75 c/u). Derecha: remera (Clara Ibarguren, $290), Ciagarette de Lycra (María Cher, $998), Cinturón (Besha, $358) - Créditos: Hernán Cristiano. Producción de María Salinas
¿Charo te presiona con tener un hermanito?
¡Sí!, me dice: "Soy la única de mi grado que no tiene hermanos". Bueno, tenés un perrito (risas). Lo compré para tapar agujeros, obvio. Casi le pongo de nombre "tapaagujeros". Pero tengo sentimientos muy encontrados con eso, por ahora no está en mis planes. Solo tendría otro hijo si me muriera de ganas de tenerlo, porque no siento que tenga nada pendiente.
A mí me encanta mezclar lo básico con lo rockero. Este verano se llama True Love: el amor, como algo más liviano, no tan denso. Entonces, hicimos una estampa que tenía pájaros y nos fuimos más para el lado de Madonna en las prendas. Igual, yo veo las paletas de colores que se vienen, pero no sigo exactamente los cortes, porque tengo libertad de hacer lo que quiero, lo que a mí me gusta.
Siempre está love, es cierto. Fuck Love se llamó el invierno pasado (risas).
¡No! (risas). Yo ya me separé hace mil años. ¡Es vintage!, me parece un plomazo el tema. Pasaron cuatro años, ya está, avancé... Imagínense todo lo que viví en el medio. Se mantiene el love, pero va cambiando, para el invierno 2014 volvemos a lo negro, Black Love. Refleja nuestra esencia, ¡la ciclotimia femenina!
¡Sí! Yo creo que nadie esperaba que le fuera tan bien. Aunque es un programa que está claramente concebido con un elenco espectacular, entonces ahí hay mucha ficha puesta en hacer algo de calidad. Pero el éxito no depende de vos. Podés armar lo mejor y que a la gente no le guste. Acá sucedió, la gente se enganchó con la historia de Julio (Chávez) y Benjamín (Vicuña) de una manera muy amorosa, y eso es lo lindo. Que no hay morbo, que no hay falta de respeto, que no hay prejuicio. Me encanta que empecemos a abrir un poco la cabeza y aceptar las elecciones de los demás. Es un gran avance.
Yo elegí un camino distinto, que me gusta más: lo más alternativo, lo no tan popular es la manera en que a mí me gusta trabajar. No tengo nada en contra de lo popular, de hecho, estoy en un programa que es re popular, y cuando era jovencita había hecho mucha tira tipo Montaña rusa, Verano del 98, pero se me cruzó otro camino, con buenos guiones y directores de cine. Y ahí vino la decisión: ¿qué tipo de actriz quiero ser? Yo no podría hacer una tira atrás de la otra. Yo amo la actuación, de verdad, no tiene que ver con un lugar de exposición. Tiene que ver con que me gusta hacer personajes, meterme en mundos ajenos, explorar... Tengo el ego bastante controlado, entonces, tampoco necesito la popularidad o estar en bolas en los carteles de la calle. De hecho, me cuesta bastante dar notas. Claramente, con ustedes me relajé un montón... (risas).
¡Yo no tengo muy en claro nada, pero tengo un buen speech! (risas). Laboralmente empecé de muy chica, entonces hay cosas que ya sé. Me puedo equivocar, pero no tan garrafalmente. Puedo elegir un proyecto y que no salga como yo me lo había imaginado. Pero hay ciertos papeles que ni siquiera elegiría, y eso tiene que ver con la experiencia. A los 20 no podía saber lo que sé a los 35, yo trabajo desde que tengo 14. Aunque en la vida la tengo mucho menos clara...
Sí, hay certezas que fueron encontradas con la experiencia también. Como madre, me falta aprender un montón, sé qué caminos tomar, pero lo voy construyendo. Y eso tiene que ver en un punto con que me gusta crecer. No estoy en contra del paso del tiempo. Eso hace que a una le guste lo que va pasando en vez de ponerse en contra. Yo no añoro cuando tenía 20 o cuando iba a la secundaria. ¡Me mato antes de volver a la secundaria! Y también soy una persona que me permito caerme, me permito deprimirme. Soy un toro como mamá, pero después me encierro y lloro con la puerta cerrada, como cualquier mujer y cualquier ser humano. Pero me parece que la aceptación del paso del tiempo es algo a favor. Nos imponen un modelo de mujer que no es real. Yo no compro una mujer toda operada con el culo en la espalda.

Vestido de gasa bordado (Clara Ibarguren by Julieta Cardinali, $3000), Zapatillas (Le Coq Sportif, $475) - Créditos: Hernán Cristiano. Producción de María Salinas
Sí, soy súper coqueta, tampoco soy una hippie... (risas). Voy al dermatólogo dos veces por mes, consumo cremas a toda hora. Y me vuelven loca los aromas. Tengo la colonia Chanel para ponerme antes de dormir... (risas).
Sí, para dormir es muy bueno, es una colonia ultradelicada con un aroma muy tranqui. Después, uso aceites, de lavanda, de limón, tengo uno de almendras que me encanta... ¡Todo un boticario! Es mi lugar de estar conmigo misma, de relajarme. No salgo, soy re casera; me gusta llenar la bañadera, ponerle espuma y quedarme ahí.
Desde las ocho y media, que Charo se acuesta, hasta la una, que me duermo, digamos que es mi vida adulta. Me baño y miro mil series en la tele, como Breaking Bad, Homeland, Mad Men... Consumo a lo loco series, todas.
Sí, mega. Con una torta... (risas). Cuando Charo se queda a dormir en lo de sus abuelos, me dice: "¿Qué vas a hacer?". Y le digo: "Nada, ver series". Yo sé "hacer nada" muy bien además. Soy una experta en hacer fiaca.
Sí, no tener culpa. Entre el trabajo, Charo, la casa, la lunchera..., cada vez que puedo no hacer nada, no hago nada.
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