La mamá de Ángeles Rawson, Jimena Aduriz, en el podcast La cruda, conmovió con su relato
El caso de Ángeles Rawson fue un femicidio ocurrido el 10 de junio de 2013. La adolescente de 16 años fue violada y asesinada por Jorge Néstor Mangeri, el encargado de su edificio. Una entrevista a fondo con Jimena.
22 de septiembre de 2022
Jimena Aduriz, mamá de Ángeles Rawson - Créditos: Archivo LN
El caso de Ángeles Rawson fue uno de los femicidios más mediáticos del país. El 10 de junio de 2013, esta adolescente de 16 años fue violada y asesinada por Jorge Néstor Mangeri, el encargado de su edificio en el barrio de Palermo. Tras varias horas desaparecida, la menor fue encontrada en el predio del CEAMSE de José León Suárez con signos de estrangulamiento y algunas lesiones provocadas por la máquina compactadora del camión de residuos.
Si bien ya pasaron nueve años de este trágico hecho, el caso aún sigue conmocionando a toda la sociedad. De hecho, hace unos días volvió a convertirse en trending topic a raíz de la conmovedora entrevista que su madre, Jimena Aduriz, le concedió a Migue Granados en su podcast La Cruda.
Antes de comenzar con el relato de cómo fue ese lunes fatídico, Jimena hizo una aclaración: “Voy a aclarar varias cositas para poner el tema en contexto. En 2013, todavía no había WhatsApp, había muy pocos que lo tenían; los afortunados que tenían BlackBerry y algunos que tenían el primer Nokia. Pero nosotros no teníamos eso. Teníamos el Messenger y el Msn. Ese día, yo fui muy temprano a la oficina, yo trabajaba con mi hermano y ese día fui temprano porque había faltado la secretaria", comenzó la mamá de la adolescente justificando por qué ese lunes se fue de su casa sin verla despierta.
"Ese día, volví a las 5 de la tarde y me encontré con Mangeri en la puerta porque siempre estaba a las 5 de la tarde en la puerta. Y era un día particularmente caluroso, a pesar de que era un 10 de junio. Tanto que me llamó la atención (porque yo estaba en camisa y soy súper friolenta) que él tuviera un buzo de polar de manga larga", recordó sobre ese detalle que con el tiempo comenzó a cobrar sentido.
"Yo dije: ‘Jorge, vos tenés que estar enfermo para que estés abrigado así. ¿Por qué no te hacés ver?’”, le recomendó en ese breve intercambio de palabras que mantuvieron en la entrada del edificio. Tras asegurar que siempre fue un hombre “muy eficaz, atento y cumplidor”, Jimena agregó que era muy querido en el edificio y que hacía 11 años que trabajaba allí.
Ese lunes transcurrió con total normalidad hasta que llegó la hora de que Ángeles vuelva a casa. Y eso nunca sucedió. “A eso de las 21.10 estaba por irme a dormir y me llamó la atención que ella no haya llegado de inglés. Esperé hasta las 21.30 y llamé a su teléfono. Alguien me atendió y cortaron. En ese momento no me di cuenta, no me imaginé que había pasado algo grave”, reveló quien inmediatamente se comunicó con la institución educativa y descubrió que su hija tampoco había asistido a clase.
La charla continuó con el recuerdo de la frenética búsqueda, la incertidumbre y la angustia de toda la familia por entender que estaba pasando. “La ficha me cayó cuando Dominga, la señora que trabajaba en casa, me dijo que Ángeles no había venido. Ahí me re angustié. A todo esto el padre ya había ido a hacer la denuncia a la comisaría y uno de mis hermanos había ido a recorrer los hospitales. Enseguida, la casa se llenó de gente”, comentó.
Sin novedades en el barrio ni en los hospitales cercanos, la familia recurrió a los medios. “La primera que sacó el aviso fue Magdalena Ruiz Guiñazú a las 6 de la mañana. Luego, empezaron a venir los canales”, recordó Jimena mientras relataba cuál fue su primera teoría sobre lo que podía haberle sucedido a Mumi (como le decían sus amigos). “Yo lo que pensé es que como ella tenía carácter se había resistido a un asalto. Nunca pensé en trata. Pensé que se había defendido y estaba en un lugar desmayada, esa era mi esperanza”, contó.
La peor noticia: mataron a Ángeles Rawson
“Me metí en mi cuarto con la foto de ella rogando que aparezca”, continuó Jimena que recién al otro día al mediodía se enteró de la muerte de su hija. "Yo tengo una prima muy querida, que es como una hermana para mí, y me empezó a tirar de a poquito que habían encontrado un cuerpo. Hasta que llegó el abogado y confirmó la noticia. Yo me paré porque escuché a Jerónimo (mi hijo) gritar. Y entonces ahí me fui a la cocina. Cuando lo vi desencajado ahí ya no me acuerdo más porque me caí al piso", contó angustiada.
En cuanto a la sensación que sintió en ese momento, la mujer fue contundente: “Fue un rayo… Es una cosa que… Es un antes y un después, no sé cómo explicarte. Es un sentimiento como que se te explota una granada en la cara”, reveló sin poder terminar la frase y con la voz entrecortada.
Si bien la pérdida de un hijo es lo peor que le puede pasar a una madre, Jimena siente alivio de haber descubierto la verdad y de haberse podido despedir de su nena. “La encontraron en una cinta de reciclado manual. Mangeri se deshace del cuerpo, pero no lo tira en el camión que pasa por la calle. La llevo a un lugar donde se lleva la basura para que sea procesada para relleno orgánico”, reveló dando cuenta que el asesino sabía muy bien lo que hacía para no dejar rastros.
“Los cuatro camiones del CEAMSE que habían salido esa noche, él único que descargó en la planta para ser reclasificado fue el de la Mumi. Que yo siempre digo que fue un milagro porque dentro de la tragedia, por lo menos supimos qué pasó. Pienso en la mamá de María Cash y en todas las que tienen hijos desaparecidos y tengo que bajar la cabeza porque no saber es desquiciante", dijo.
Cuando apareció el cuerpo sucedió lo inevitable: “Yo la quería ver, era mi hija. Ella era muy pudorosa y sentir que la estaban manoseando, eso a mí me ponía mal”, confesó mientras describía esa imagen que nunca borrará de su mente: "Fui a la morgue y la vi. La verdad que es muy duro ver a tu hija en una bolsa”, reconoció.
Y ante un Granados sin palabras, continuó: “Pero, por otra parte, fue un alivio muy grande. Porque la vi y estaba ahí. Yo pensé que no la iba a encontrar. Saber que iba a tener un lugar donde llevarle una flor era algo que en ese momento era un tesoro. Si bien ella estaba maltratada, estaba muy entera. La pude besar, la pude acariciar, la pude peinar. La llené de besos, y esa sensación de que son los últimos…”, compartió sobre su último momento de intimidad con ella.
Como se pudo ver en los medios, el velorio fue multitudinario “porque ella se merecía que todos se despidieran de ella”. Sin embargo, el relato de su madre sonó muy diferente a lo que las cámaras pudieron tomar por aquel entonces: “Cuando la vimos en el cajón, no sé qué le habían hecho. Parecía como una muñeca de cera y no se la podía tocar. Además, ya tenía olor. Yo preferí velarla a cajón cerrado porque no quería que la gente se quedara con ese recuerdo de ella", relató emocionada.
Al parecer, esa no fue la imagen más dura para esta luchadora: "La escena más dolorosa de todas es cuando ves que el cajón baja a la tierra. Es terrible. Ahí yo te digo que tuve que hacer una fuerza tremenda para no tirarme arriba del cajón con ella. Porque ahí sí sabes que no vuelve", confesó mientras intentaba contener el llanto.
Ángeles Rawson tenía 16 años cuando la mataron. - Créditos: Archivo LN
La investigación
"A esa altura no sabía cómo había muerto, no tenía ni idea. Ni tampoco sé si me interesaba. Yo estaba en ese momento enfocada en pasar los últimos momentos con mi hija, después tenía toda la vida para saber lo demás. Además, yo nunca había estado en un proceso judicial. No sabía todo eso, no sabía lo que era una querella”, contó sobre lo que vino días después.
Al encontrar el cuerpo de Ángeles, se descubrió que tenía ADN debajo de sus uñas y así se pudo llegar hasta el verdadero asesino. "Estaba en la fiscalía cuando lo traen a Mangeri y a su mujer. Cuando yo lo vi avance. Claro, era la primera vez que lo veía después de todo lo que había pasado. Yo estaba sentada en una escalera, me acuerdo que acababa de dar testimonio y salté porque era una cara amiga, lo fui a abrazar y él me miró raro”, recordó.
Fue ahí cuando Mangeri se declaró culpable, aunque ella no lo sabía: “Yo soy responsable de lo que pasó en Ravignani 2360, dejen a mi esposa fuera", dijo el asesino cuyo ADN lo culpaba en un 99%, además de los rasguños que tenía en el rostro.
Tras asegurar que no entendía nada, Jimena reveló la sensación de alivio que sintió, ya que tanto la fiscalía como los medios tenían a su marido en la mira. Y ante este comentario, llegó la pregunta que enfureció a la entrevistada. “¿Nunca dudaste de tu marido?”, lanzó el influencer. “Esa pregunta que me estás haciendo, si la pensás un poquitito es totalmente desubicada y me rompe las pelotas porque hace nueve años me la están haciendo. Esa y si yo sospeché de Mangeri”, disparó enojada.
Luego de advertir que jamás sospechó de su pareja, ni ella ni el padre de Ángeles, Aduriz explicó: “Es algo que me revela que la gente tenga tan fácil decir cosas tan hirientes porque el lenguaje no es inocente. Es el día de hoy que mi marido recibe miradas o la gente cruza de calle cuando lo ve”.
Respecto a Mangeri, dijo que nunca le dio indicios, si no lo hubiera hecho echar. “Después lo cotejé con mis vecinos. Nadie lo podía creer. De hecho, sospecharon de mi marido porque no podían creer que este hombre fuera capaz de una cosa así. Una vecina mía tenía hijas adolescentes y me dijo: 'Yo he dejado que él entrara con Emilia chiquita a cambiar la bombita de luz'. Tenía llave de todos los departamentos. Un psicópata de libro", opinó.
Minutos después, y a través de un crudo relato, la mamá de Mumi recreó cómo fue el momento del ataque, según lo que arrojó la autopsia y los peritos: “Ella tenía mucha fuerza y unas manos bien grandes. Cuando él la trata de violar, le abre las piernas y ahí es donde ella lo rasguña y le saca cachos de piel”, señaló.
A pesar de la carga y crudeza de su relato, lo más traumático para esta madre fue cuando exhumaron el cuerpo de su hija el 20 de agosto. Uno de los jueces dijo que, si la nena había muerto por maniobras del camión, entonces la nena había entrado viva. Entonces, como la nena había entrado viva, Mangeri no la había matado y le bajaban la calificación a homicidio simple que es de 8 a 25 años.
Efectivamente, la nueva autopsia arrojó lo que todos sabían. “Cuando una persona es comprimida por un camión de basura, tiene los órganos estallados si está viva. Y ella no estaba sangrando. Entonces había algo que no estaba cerrando. Se comprobó que la nena había entrado muerta al camión. Había muerto en 5 minutos por una maniobra mecánica de sofocación y estrangulamiento”, explicó mientras enumeraba todos los daños que sufrió antes de morir: costillas rotas, la mandíbula fracturada y diversos golpes.
Ser su voz
Tras reconocer que este “psicópata” les arrebató de un momento para otro la vida que tenían, Jimena aseguró que nunca lo fue a visitar a la cárcel pero que tampoco le desea el mal. “¿Te conforma que esté preso?”, “¿Te gustaría que esté muerto?”, se corrigió Migue Granados. “No, yo no quiero que esté muerto, no… El primero de enero, que sería el cumpleaños de él, ese día sí lo odio con todo mi corazón; ese día me sale la furia porque él está cumpliendo años y mi hija no", dijo.
A pesar del dolor, Jimena supo encontrar un motivo para que la muerte de su hija no sea
en vano. “Ella a mí me dejó un legado, una enseñanza. Me dijo: ‘Mami, yo me inmolé, vos tenés que ser mi voz para que a otras chicas no les pase lo mismo porque ella, por ejemplo, con el caso de Candela estaba como loca", confesó la mujer recreando este diálogo imaginario con el que sueña a diario.
Mientras Granados resaltaba su entereza y le demostraba toda su admiración, su entrevistada reflexionó: “Eso hace que pueda hacer algo por ella porque es desesperante no haberla podido proteger (…) A mí lo que me persigue es todo lo que me habrá llamado en ese momento. Es muy fuerte eso", dijo a corazón abierto.
"Te voy a hacer una última pregunta: ¿cuánto tiempo después pudiste encontrar felicidad en algo?", indagó el conductor de La Cruda. Ante un largo suspiro, este ejemplo de lucha y resiliencia expresó: "Ese es otro castigo que te queda, por lo menos a mí. La capacidad de disfrute yo la tengo, pero automáticamente tengo la contracara de que ella no está. Yo tengo mis tres hijos, la pasó bárbaro porque son divertidísimos y nos matamos de risa, pero por ahí me estoy riendo y automáticamente los veo a los tres y me falta alguien: la risotada de ella. No es que no lo disfrute, pero hay un pedacito que falta. Como una sombra".
Antes de terminar esta emotiva entrevista, Jimena Aduriz reveló que ya no le tiene miedo a la muerte porque esa sería la única forma de volver a reencontrarse con su hija: “Ves la perspectiva de tu final muy diferente de lo que te imaginabas antes. Antes la muerte para mí era algo que me daba miedo, pero el saber que me voy a encontrar con ella tiene como un happy ending", concluyó esperanzada.
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