Materias para entender a las mujeres

Por Sebastián Wainraich

Ya 5 años de OHLALÁ! Escribo desde el primer número. Una tarde, me secuestraron en la redacción y me entregué a este grupo de mujeres intensas que de mí solo querían una columna mensual. Sospecho que, si quisiera renunciar, sería en vano. No tengo autonomía. Ellas deciden por mí. Son 5 años. En 5 años se termina un colegio secundario, y de tanto escribir en una revista femenina, me animo a decir qué materias deberían dictarse en una escuela masculina que ayude a tratar con mujeres.

Pensamiento y palabras: se dicta los cinco años y se estudia cuándo decirle "pensé en vos", cuándo decirle "vi tal imagen y pensé en nosotros" y, sobre todo, cómo explicarle que la mayoría de las veces no estamos pensando en nada.

Consuelo: se dicta los primeros tres años. Si no aprobás, quedás soltero. En esta materia, los hombres aprendemos cuándo abrazarlas, cuándo abrazarlas y escucharlas, cuándo abrazarlas, escucharlas y hablarles. En la tesis, tenemos que explicar cómo hacer todo eso al mismo tiempo.

Sorpresa: se dicta el primer año. Después, la sorpresa se pierde o no es creíble. En esta materia, estudiamos cómo decirle "te amo" de repente o cómo hacerle un regalo sin que piense que estuvimos con otra o que vamos a pedirle algo a futuro.

Oral: se dicta los cinco años. Es sexual y las primeras unidades son literales. Cómo hablar en la cama. Cómo aprender cuándo se dice "te amo, hermosa" sin que piense que sos un nenito y cuándo la situación está para un "te como toda, perra" sin que piense que sos un desubicado. En los últimos módulos, vemos de qué manera sutil se pide el sexo oral sin empujarle la cabeza y aprendemos de qué forma se brinda sexo oral sin arrancarle el ombligo de un mordiscón.

Emoción: se dicta en los últimos dos años. La relación se viene a pique, entonces hay que meterle emoción, y qué mejor que una materia que te explique cómo. Aprendemos a llorar con cualquier película, a ser tiernos con ella e incluso con algún familiar.

Erección reprimida: se dicta los cinco años. Tiene teoría y práctica. En la teoría, estudiamos cómo hacer para que no se note que nos llevaríamos a la cama a cualquiera de sus amigas, y en la práctica, ensayamos caras de nada ante la pregunta: "¿Qué amiga mía te calienta?".

A pesar de que podría seguir la lista de materias, me siento más alumno que docente. Cada vez que uno cree que podría dar clases acerca de las mujeres, surge algo, un hecho, un gesto, una palabra, que nos lleva al lugar de alumno inexperto. En estos cinco años, terminé un secundario. El mes que viene, empiezo uno nuevo ?